Prólogo
Todo tiene
un principio, y aunque ese inicio no sea el correcto para todos, nos permite
tratar de colocar en palabras eso que buscamos decir, un pensamiento que pide salir
a gritos, pero que la destreza con las palabras puede hacer que no se alcance
el objetivo. Sin embargo, en este segundo escrito pretendo retomar esa idea
que, hilada entre la percepción de la niñez, los cambios que con el tiempo de
adultos se producen y las dos caras de la moneda sueño o pesadilla, buscan dar
respuesta a esa pregunta ¿de qué vale hoy soñar?
Resolviendo
la incertidumbre
“El precio
se transforma en algo intangible, que precisamente es la clave para soñar en
estos tiempos”.
¿Qué es eso
intangible?
¡Encontrarse!
Sí, soñar se
ha transformado en el logro de algo que se desea, quiere, proyecta, es pensado
como el logro de un profundo anhelo, algo imposible que se vuelve realidad,
puede ser desde un trabajo, un objeto, estar en un lugar, un momento, la
consecución de un esfuerzo. Pero, este sueño nace de unas construcciones
contextuales, lo que en otras palabras es, las necesidades o requerimientos de
la familia, el ambiente o el grupo social. Allí, no hay ninguna posibilidad de
buscar dentro. Entonces el precio es no emprender esa búsqueda de respuestas,
si no que nos adherimos a unas circunstancias.
Eligiendo el
sendero
Si pensamos
por un momento en esto que yo llamo el costo intangible, la acción práctica
refuta que este elemento no es válido, debido a que eso constituye el
desarrollo de las personas en una estructura que permite la convivencia. Mas el
pago de este costo intangible impide una inversión en los recursos para crear
una convivencia con si mismo. En palabras simbólicas se hablaría de dos
senderos, uno, el que propone las condiciones de vida actual, donde la
convivencia es definida por los elementos externos; el otro, es uno que parte
de pensarse como una parte del todo, uno de los múltiples elementos internos
que si no está equilibrado es como una célula cancerígena.
Balance de
ganancias y pérdidas
Las palabras
claves en esta reflexión son tres: valor, sueños y costo intangible, que
permiten concluir que el valor de los sueños se puede tazar en invertir en el
costo intangible, o invertir en el sistema opuesto. Las acciones del costo
intangible son: construcción de un sentido de identidad propio, paz interior,
tranquilidad, aplomo, felicidad constante, desarrollo de una inteligencia
emocional, habilidades de relación inter e intra personal y reducción de los
problemas de la cotidianidad.
Por su parte
las acciones del sistema opuesto son: estrés, estados de mal humor, cansancio,
felicidad condicionada, creación constante de problemas, dificultades con los
demás, intranquilidad, depresión, inestabilidad y un fuerte sentimiento de
inutilidad.
¿En cuál
invertiría usted?
Epílogo
En la última
entrega de estos cortos escritos trataré de dar algunos consejos para maximizar
sus ganancias del costo intangible, buscando que, si su inversión es en este
nuevo paradigma de pensamiento, pueda aumentar su rentabilidad, pues lo que
vale hoy un sueño es solo una decisión de la forma de encontrarse o perderse en
esa exploración de su camino personal. Es decir, un pensamiento de hacer un
alto, pues hoy en día nos apresuramos a soñar, pero no pensamos en que antes
necesitamos construir el confort para ello.
Comentarios,
a gap.pensante@gmail.com
GAP El
caminante de la noche.
Autor: Wilmer
Guillermo Acosta Pinzón. Paipa, Colombia. Comunicación Social, Universidad
Nacional Abierta y a Distancia