Panamá, ha
crecido vertiginosamente en las últimas décadas, en
proporción a su área como también respecto a su
población, la que supera los tres millones de habitantes. Una ciudad de tal
magnitud tiene grandes problemas por resolver y uno de ellos es el transporte,
tanto público como privado. La calidad y eficacia del transporte
público es uno de los retos más grandes que tienen las
autoridades por resolver.
Actualmente el transporte es un verdadero
caos y esto se refleja en una calidad del servicio que es pésimo. Es una
sociedad en pleno desarrollo, no escapa de los problemas urbanos que afectan a
las grandes metrópolis del mundo. Son conocidos los intentos por modernizar
el transporte público, así como a las unidades de servicio
selectivo. No obstante, lastimosamente en cuanto a transporte se refiere,
vivimos un colapso y anarquía total, de un lado los buses piratas, el
pésimo servicio de los metro buses y aunado a todo esto, el deplorable
servicio del transporte selectivo, taxis desfasados, música vulgar de
acuerdo a su gusto, en condiciones físicas paupérrimas, plagados
de infracciones, involucrados en accidentes trágicos y cómplices
de sicariatos que nos hacen pensar con temor si es uno de los que en su momento
solicitamos sus servicios.
Pero como cada quien
encuentra la horma de su zapato, el transporte selectivo panameño no es
la excepción, les ha llegado la oferta de amenaza de desplazarlos,
ganándoles terreno, acabándose con ello el juega vivo, el Yo no
Voy, porque según ellos son dueños de su taxi y sirven a
quién le da la regalada gana.
Se trata del servicio “Uber",
cuyos conductores conforman lo que llaman una plataforma digital que conecta, a
través de un sistema de posicionamiento global, a quienes necesitan un
transporte, con aquellos que lo puedan suministrar. La empresa, valorada en
unos 50 mil millones de dólares, a la fecha, según sus
directivos, mantiene registrado en Panamá a poco más de dos mil
conductores, 30 mil usuarios o clientes, quienes defienden su derecho de
escoger. Razones últimas, muy justificadas, frente a un servicio que no
llenó las expectativas de calidad humana ni mucho menos de servicio.
Ahora bien, UBER y los
usuarios , no son enemigos de los taxistas panameños, son producto del
Sistema de Consumo, oferta y demanda y el Servicio Selectivo no escapa de esa
realidad; lo que falta es una buena regulación. Uber emerge de una
necesidad, ofrece un servicio que satisface a sus usuarios. Los autos son
modernos y limpios, y llevan al pasajero a donde lo solicite y de manera
oportuna, además, los mejores conductores de Uber son antiguos taxistas,
que son tan amables como los demás y adicionalmente conocen en detalle
la geografía de la ciudad.
Por último, ante
la demanda acuciante de taxis, que sirva la incorporación del servicio
de UVER, al mercado panameño, para que el gremio de taxistas, se esmeren
y mejoren el servicio, pero sobretodo, se termine el Yo no Voy.
Autora:
Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Comunicadora
social.