Vivir a ciegas

 

El hecho de no ver conlleva ciertas peculiaridades que caracterizan a los sujetos afectados por este problema. Estas peculiaridades, a priori, no son buenas o malas, sino adecuadas o inadecuadas, dependiendo de cómo interiorice cada persona dicho problema, lo cual depende a su vez de la educación / crianza recibidas y de la edad a la que lo haya adquirido.

En este trabajo vamos a tratar de desvelar algunas de estas peculiaridades, apoyándonos en los datos observados por estudiosos versados en estas materias y los compararemos con los que se observan en personas videntes de la misma edad y, cuando es posible, del mismo nivel formativo, haciendo especial hincapié en las peculiaridades lingüísticas de ambos tipos de sujetos, desde la primera infancia hasta la madurez. Con ello esperamos aportar nuevos datos que contribuyan a esclarecer estos conocimientos, dado que en lenguas como el español hay muy poca literatura sobre ello.

 

 

1.         Desarrollo de la personalidad: la primera infancia

 

1.1.      La visión

 

Aunque hay autores que sostienen que el desarrollo del bebé vidente (normo visual en otras terminologías) y el del bebé ciego son similares hasta los cuatro o cinco meses de vida (Ochaíta y Rosa, 1993), otros consideran, y a nosotros nos parece más plausible, que a los pocos días del nacimiento, el bebé que posee el sentido de la vista, trata de buscar una entrada o un estímulo visual, es decir, algo que llame su atención, debido simplemente al hecho de que sus ojos están abiertos e instintivamente tiende a permanecer alerta a cualquier entrada visual, la cual será estimulante mientras le aporte algo nuevo y dejará de serlo en el momento en que deje de aportarle dichas novedades, por lo cual el niño dejará de prestarle atención (friedman, 1972; Fantz, 1974).

Hait y Campos (1977) detallan cómo se produce el proceso de la visión, desde que el niño tiene pocos días de vida:

1. Abren los ojos si se encuentran despiertos y en estado de alerta.

2. Mantienen una búsqueda vigilante intensa, incluso aunque no haya luz.

3. Continúan buscando incluso cuando encuentran alguna luz, pero ningún borde.

4. Cuando localizan un contorno, exploran repetidamente a lo largo de él en ambos sentidos.

5. Mantienen un estrecho abanico de exploración si el contorno localizado está cerca de otros contornos.

6. Mantienen un abanico más amplio de exploración si la densidad de patrones es baja.

 

Continúan apuntando Esperanza Ochaíta y Alberto Rosa, basándose en estudios realizados por Selma Fraiberg en 1977 y dos años más tarde por Sonksen, que a los cuatro o cinco meses los bebés videntes realizan asociaciones entre visión y prensión, de forma que comienzan a buscar objetos con la vista y son capaces de sujetarlos suavemente. A los siete meses, pueden, no sólo buscarlos, sino también hallarlos, incluso si dichos objetos están tapados con telas finas (un pañuelo por ejemplo), y seguir la trayectoria por donde los han perdido. Todos ellos coinciden en que a esta edad, el bebé ya posee la misma agudeza visual que un adulto.

 

1.2.      Desarrollo del tacto y del oído

 

Por el contrario, el bebé que nace sin visión, para conocer el mundo en el que se halla inmerso, debe recurrir a otros sentidos como el tacto y el oído, los cuales le prestan mucho apoyo, pero aun así, éstos no le proporcionan la misma información que transmite la vista a los bebés videntes, debido a que ésta es tridimensional, mientras que el tacto y el oído son secuenciales. Es decir, mientras que el bebé vidente, al ver un juguete lo abarca por completo con la visión, el ciego debe utilizar sus manos para conocerlo, lo cual requiere su tiempo, ante todo porque éstas son muy pequeñas y es bastante probable que se le caiga en los primeros meses, y también porque, incluso un adulto, al explorar un objeto con las manos, debe hacerlo por partes, con el fin de conocerlo bien.

Mientras que el bebé vidente abre los ojos a los pocos días de vida y éstos no necesitan ser activados mediante estímulos externos, puesto que se activan por el mero hecho de estar abiertos, no sucede lo mismo, en cambio, con el tacto para el bebé ciego, el cual hay que activar, con el fin de que disfrute de las mismas experiencias placenteras que el niño vidente y se motive para conocer el mundo. Algunos estudiosos como Leonhardt (1992) han demostrado que, si a bebés ciegos de pocos días se les besan y acarician las manos suavemente, al mes y medio distinguirán este gesto hecho por su madre, del que hagan, con las mismas intenciones, otras personas, de forma similar a la conducta discriminatoria por la que todos los bebés aprenden enseguida a distinguir el olor del pecho de su madre del de otras mujeres. Repetido este gesto continuamente, y junto a suaves sonidos vocales cerca del bebé ciego, a los dos meses intentará tocar a la persona que así actúa, y sabrá distinguir igualmente a su madre de las demás personas.

Aunque no hay mucha literatura al respecto, los ya citados Ochaíta y Rosa, señalan que hacia los cinco o seis meses, los bebés ciegos comienzan a explorar el rostro de las personas que los cogen en brazos. Raramente se hace con anterioridad, aunque Fraiberg sí lo ha observado esporádicamente en bebés de un mes.

Los estudios llevados a cabo con bebés ciegos por Bigelow (1986), demuestran que el tacto es en ellos el sentido primario, incluso más que el oído, ya que es el que le proporciona información física de los objetos, de su cuerpo o del ambiente en general. Esta autora llega a las siguientes conclusiones:

-El bebé ciego busca con mayor facilidad un objeto en contacto con su cuerpo que un objeto sonoro.

-En ausencia del tacto, el sonido no es suficiente para buscar un objeto, incluso si el niño ha estado en contacto con él, pues tiende a buscarlo por el lugar donde lo ha palpado, lo que pone de manifiesto nuevamente, que este es el sentido primario, mucho antes que la audición.

No obstante, y al contrario que el bebé vidente, no comienza a realizar búsquedas hasta los siete meses, fijando su atención en objetos que ha tocado o con los que ha tenido contacto, y no prestando atención a otros sonidos. De hecho, los busca por donde los ha perdido, lo que sugeriría una orientación bastante buena para esta época.

Será a los once meses cuando se servirá también del oído, puesto que es en esta época cuando comienza la coordinación audio manual. Parece incluso, según ha observado el citado Leonhardt, que estos bebés muestran poca sensibilidad auditiva (al menos no toda la que cabría esperar dada su deficiencia visual), y sólo de forma ocasional se han observado reacciones a estímulos de este tipo, en bebés de pocas semanas, los cuales consistían en dirigir la cabeza hacia la fuente sonora, o bien en dirigir la misma en sentido inverso a dicha fuente, al mes y medio aproximadamente, como si quisieran mirarlas con el oído. Sólo parecen exceptuarse de este retraso, las voces humanas. Será a lo largo del primer año de vida, o entre éste y el segundo, cuando el oído se convierta en un sentido principal, el cual, con ayuda de la mano, le servirá, primero para buscar los objetos perdidos, y más tarde para orientarse en los espacios.

 

1.3.      Desarrollo del aparato motor

 

En cuanto a la movilidad, todos los autores coinciden en señalar que el bebé con visión normal es capaz de permanecer sentado hacia los seis meses de edad, pero no así el bebé ciego, quien tiene serios problemas, no sólo para iniciar la marcha independiente, sino también para posturas iniciales mucho más elementales, dado que no pueden percibir su cuerpo con la vista y con respecto al espacio, y para ello dependen del tacto y la propiocepción, la cual es una vertiente algo más sutil que aquél y consiste, no sólo en proporcionarle información táctil de los objetos y de su cuerpo, sino también acerca de la posición de éste y de sus músculos en el espacio.

Sin embargo, la mayoría de los estudiosos que han investigado sobre el tema coinciden en señalar que la ausencia de visión no tiene por qué influir en la movilidad. Solo hay una excepción: la de levantarse con los brazos hacia arriba, que los videntes hacen hacia los dos meses de edad (lo que en nuestra opinión es poco probable por ser demasiado pronto, si bien carecemos de datos propios sobre el particular), no se ha observado en los bebés ciegos hasta los nueve, según Fraiberg y Adelson, debido a que la ausencia de visión les impide saber que hay objetos que pueden abarcar más allá de sus brazos. Esta postura solo la iniciarán cuando coordinen la visión con la audición y hayan construido la permanencia de los objetos por claves sonoras.

Otros estudios como los llevados a cabo por Spaulding, Brodie y Norris (1957) y mucho más tarde por la propia Fraiberg, descubrieron que, aún a los cuatro meses de edad, ciertos bebés ciegos tenían dificultades para asirse las manos y objetos pequeños, al contrario de lo que sucedía con los videntes de la misma edad, lo que pondría de manifiesto, pese a ser un período muy temprano, cierto retraso en el aparato motor de estos bebés.

Así, mientras el bebé vidente comenzará sus intentos de marcha independiente hacia los ocho meses aproximadamente, esto no sucederá en el bebé ciego hasta la primera mitad de su segundo año de vida. De hecho, es relativamente frecuente encontrar ausencia de gateo en estos niños, lo cual es perjudicial, a juicio de algunos autores como Ferrell, pues podría provocarles trastornos motores permanentes en su vida adulta. No lo estiman así Ochaíta y rosa, en cambio, quienes consideran que ello puede deberse a una especie de "instinto natural intuitivo"[1], que permitiría al niño comprender que necesita las manos para otras cosas, por lo que sería más recomendable su marcha en posición erguida con las ayudas técnicas apropiadas. Para ello se apoyan en el estudio de Warren, llevado a cabo en 1984, quien señaló que la ausencia de gateo puede darse también en bebés videntes (aunque no sea lo normal), sin que por ello experimenten trastorno motor alguno. Ochaíta y Rosa creen que existen varios factores que influirían, no sólo en la ausencia de gateo, sino en la movilidad de estos niños en general, de los cuales no sería el menos importante la falta de motivación por parte de los adultos, quienes, por instinto natural y ante la ausencia de información en la mayoría de los casos, tienden a sobreprotegerlos más de lo debido, dándoselo todo hecho, e induciéndolos poco a moverse, ni siquiera mediante ejercicios apropiados para la edad, lo que trae consigo malos hábitos en este sentido, y por supuesto, retraso en la movilidad, sobre todo en las conductas de marcha auto iniciada (estar sentado, levantarse, y, por supuesto, comenzar a caminar). Consideran estos autores, correctamente en nuestra opinión, que lo apropiado es estimular al niño ciego con ejercicios, primero con ayuda de los propios adultos, y después, con aparatos que le ayuden a hacerlo solo. Consideran también (y nos parece muy sensato), que este retraso puede deberse incluso al hecho de que, al contrario de lo que sucede con el niño vidente, el ciego no puede aprender por imitación en este sentido.

En resumidas cuentas, la ausencia de visión influiría en la movilidad del bebé ciego a la hora de encontrar estímulos visuales que lo obligasen a moverse, como buscar un objeto, pero no en el aparato motor en sí, lo que supone que es necesario estimularlo de maneras más apropiadas a su problema, como por ejemplo, hacer sonar objetos cerca de él, jugando con los mismos, con el fin de que intente buscarlos y cogerlos.

 

 

 

1.4.      La comunicación

 

Antes de hablar de cualquier tipo de comunicación, nos parece imprescindible hacerlo acerca de algo tan relevante para este fin como es el apego. Se trata de una necesidad primaria desarrollada por el bebé, casi desde el primer momento, que consiste en asociar unos patrones de conducta o unas conductas determinadas a una(s) persona(s) concreta(s), y consecuentemente una serie de expectativas que constituirán sus preferencias. Por lógica, lo normal es que esto se genere hacia la madre, pero lo cierto es que también puede generarse hacia otras personas. De hecho, los psicólogos recomiendan que haya más de una figura de apego.

Durante las primeras etapas de la psicología, sobre todo a raíz del conductismo, se creía que el apego era un aprendizaje asociativo que el niño llevaba a cabo por asociación de comportamientos, como resultado de la interacción entre él y los adultos. Posteriormente otros estudiosos han demostrado que esto es una necesidad primaria y un proceso de aprendizaje que el niño completa a los siete meses de edad, según los comportamientos de los adultos que lo cuidan.

El niño, desde el mismo momento de su nacimiento, posee una serie de conductas reflejas, llamadas por Trevarten de intersubjetividad primaria. Tales son la succión, la prensión y el reflejo de Moro. Estas conductas se manifiestan primero mediante actos reflejos, en respuesta a las acciones de los adultos, como la mirada, la sonrisa y el llanto, pero después pasan a ser intencionados si reciben la atención adecuada por parte de ellos. A partir de los siete u ocho meses, el niño ha aprendido el proceso de apego.

Sin embargo, este sentimiento no es genético, y por lo tanto no está programado de antemano, sino que surge como consecuencia del comportamiento de los adultos, y de él dependerán, en buena medida, el desarrollo afectivo y social del bebé, una vez aprendido dicho proceso, y los problemas que de él se deriven, que constituirán lo que el mismo Trevarten llamó intersubjetividad secundaria, y que darán lugar a la formación del mundo simbólico.

El proceso de apego se desarrolla de la siguiente manera:

1º. Hasta los dos o tres meses, el niño manifiesta preferencias hacia los miembros de su propia especie, de forma que sonríe, balbucea y mira a todo tipo de personas, sin hacer distinción entre ellas.

2º. A partir de los tres meses, estas conductas se enfocan casi en exclusiva hacia su madre u otra figura de apego, aunque aún no reacciona negativamente ante la presencia de extraños.

3º. A partir de los siete meses comienza la distinción entre conocidos y desconocidos, de forma que comienzan las primeras reacciones negativas ante extraños.

Este mismo proceso se da en los niños ciegos aproximadamente en los mismos baremos de edad, aunque por vías distintas, debido a la carencia de visión. Esta carencia, asociada a la mala interpretación y comunicación de los adultos con ellos, es justamente lo que puede dar lugar a una deprivación afectiva, manifestada en problemas en el desarrollo afectivo y social por parte del niño, ya que los adultos no saben interpretar los gestos vocales del bebé, y, al faltar su mirada y la expresividad de su cara tienden a ocuparse de sus necesidades físicas, descuidando las conductas afectivas y sociales.

Como es obvio, el bebé ciego no sonríe de forma automática hacia los dos o tres meses, como gesto de carácter social, al contrario de lo que hacen los bebés videntes, pero sí parece hacerlo, aunque de forma irregular, según han estudiado Freedmann y Fraiberg entre otros, a partir de la cuarta semana de edad, ante las voces de sus padres. A partir de los tres meses, esto se irá refinando de forma selectiva, sonriendo cuando oye la voz de la madre o la de la figura de apego, aunque tampoco esto es un gesto regular. Sí parecen provocar sonrisa, de forma regular en estos bebés, los gestos táctiles como las caricias, los balanceos y las cosquillas.

Paralelamente a lo que hace el niño vidente, el bebé ciego mostrará ciertos comportamientos negativos ante la presencia de desconocidos hacia los siete u ocho meses, y un descenso de la sonrisa en dicha etapa. Freedman atribuye este comportamiento en estos niños a la ausencia de estímulos visuales, sin aportar más datos sobre si dicha estimulación debe producirse por parte de los adultos, o tal vez sobre otras reacciones del niño. Sí parece algo más coherente la interpretación de Rogers y Puchalsky, quienes atribuyen este comportamiento a la presencia de desconocidos en el domicilio familiar, de forma semejante a lo que hacen los bebés videntes. Raramente se puede producir ante la percepción de una voz desconocida.

La mirada es igualmente sustituida por exploraciones táctiles del rostro de la madre o de la figura de apego, hacia los cinco o seis meses, aunque fraiberg la observó puntualmente, ya desde el primer mes de edad. En el período antes citado (a partir de los cinco o seis meses), se produce la reafirmación de dicha conducta, que sí es muy típica de estos bebés, y el hacerlo de forma intencionada, cuando los tienen en brazos, lo que también harán de forma ocasional con desconocidos más tarde, teniendo este gesto un valor funcional equivalente al de la sonrisa hacia las personas preferidas por el niño, según aduce Esperanza Ochaíta. Sin embargo, otros autores como fraiberg establecen diferencias en este comportamiento, entre los niños videntes y los ciegos, aduciendo que los primeros sonríen de forma automática y regular ante personas conocidas o no, en las etapas vitales antes establecidas para iniciar el contacto social, mientras que en los niños ciegos esto es una respuesta a un gesto del adulto.

Otros autores como rogers y Puchalsky, sin embargo, no comparten esta idea, aduciendo que la sonrisa se produce ante estímulos semejantes, aunque de forma distinta, en niños ciegos y videntes, es decir, como respuesta a la percepción del adulto, sea esta visual o auditiva. Señalan los citados autores, que en el niño ciego hay una expectativa de continuidad del contacto social mayor que en el vidente.

En cuanto a la reacción ante la presencia de desconocidos, es Fraiberg quien más ha estudiado esta conducta en bebés ciegos, llegando a la conclusión de que esta se produce entre los siete y los quince meses, ante conductas de los adultos como cogerlos en brazos o mantener algún tipo de contacto físico con ellos, especialmente por parte de personas desconocidas. Ante ello reaccionan con llanto y conductas de apartamiento como tratar de cambiar de postura, sin expresión facial, al contrario que los videntes. La voz no parece ser un estímulo eficaz a este tipo de reacciones en los niños ciegos, como no lo es tampoco la visión en exclusiva, por parte de los videntes. Estos también necesitan algún tipo de contacto físico para reaccionar de forma negativa. Es especialmente frecuente en estos y menos en los ciegos, reaccionar de esta manera cuando se los deja solos en presencia de estas personas, produciendo lo que se llama ansiedad ante la separación. Esto se da hacia los cinco o seis meses, solamente cuando se los deja solos en una habitación, aun sin presencia de extraños. En los niños ciegos esta conducta aparece hacia los once o doce meses, ante la ausencia de contacto físico con la madre o cualquier otra figura de apego, y unos meses después, cuando deja de oír su voz.

Estudiosos como Parke y Col sostienen que, tanto en los niños videntes como en los ciegos, es importante que haya más de una figura de apego, para ayudar a paliar estas sensaciones en ausencia de la madre, como en períodos hospitalarios y otras situaciones. Señalan también que esto es especialmente importante para el niño ciego, dada su necesidad de contacto físico para mantener contacto social con el mundo. Estas figuras pueden ser el padre o la cuidadora.

Dado que, tanto los niños ciegos como los videntes son especialmente sensibles a las voces de las personas que están a su alrededor, como ya estudió Eimas en 1985, queda por resolver, por qué los primeros no siempre sonríen a las pocas semanas, ante la percepción de voces conocidas, como lo hacen, y de forma más regular los segundos, ante la percepción visual y auditiva de dichas personas. Ochaíta y colaboradores suponen que esto se debe a los problemas que tienen los niños ciegos, derivados precisamente de la falta de visión, los cuales tienen como consecuencia que para ellos el sentido más primitivo y el que primero desarrollan, incluso antes que el oído, es el tacto, el cual utilizarán después, incluso para llamar la atención de otras personas, y no solamente con intenciones exploratorias. Asimismo, esto se debería también al hecho de que la citada ausencia de visión les impide saber, desde el primer momento, que los objetos y seguramente también las personas siguen existiendo, aunque él no los perciba de forma táctil, o tal vez esto sea consecuencia del carácter prioritario que para el niño ciego tiene el tacto.

También resaltan estos autores que la ausencia de la vista en el niño ciego requiere de un entrenamiento hacia los padres que los capacite para comunicarse con ellos y les permita darse cuenta de que sus hijos también desarrollan la empatía y tienen mecanismos alternativos para manifestarla, con el fin de evitarles problemas de inter subjetividad secundaria, derivados de una mala comunicación con ellos, sobre todo en lo que se refiere al desarrollo de la función simbólica y del juego, ya que la ausencia de mirada y de expresión de la cara en general pueden provocar conductas de insensibilización por parte de aquéllos.

 

1.4.1.   La comunicación preverbal

 

De lo dicho hasta aquí, es fácil deducir que la comunicación con el bebé (sobre todo por parte de la madre) comienza desde el primer momento, aunque sea de una forma muy tosca, con miradas, sonrisas y sonidos vocálicos, a modo de protoconversaciones, a las cuales el bebé vidente responderá de la misma manera hacia los dos meses.

Estudiosos como Levovici (1960), establecen, durante este período protocomunicativo, dos tipos de intenciones: intrínsecas y extrínsecas. Las primeras son las que el niño realiza en sí, mientras que las segundas serían las que los adultos le atribuyen.

Entre los cuatro y los ocho meses, mediante unas rutinas lúdicas a las que Bruner denomina formatos, el niño aprenderá las reglas de la comunicación, anticipándose incluso al adulto, quien ejercerá de andamiaje, regulando los progresos del niño.

A los ocho meses, el niño manifiesta las primeras intenciones comunicativas voluntarias, pues comprende que el adulto es alguien de quien puede conseguir sus deseos. A los nueve, aparecen los gestos deícticos y los protoimperativos, constituidos por miradas alternativas acompañadas de vocalizaciones, al adulto y a los objetos, con el fin de conseguirlos o entregarlos. Estas expresiones fueron denominadas por Bates, en 1940, protoimperativos. Finalmente, al cumplir el primer año, el niño admite al adulto como interlocutor interesante en sí mismo, con quien desea compartir información. Aparece entonces la conducta protodeclarativa.

Como es obvio, esta etapa, no es que no exista para el bebé ciego, pero tampoco es menos cierto que existirá de forma más empobrecida, ya que, como queda dicho, al faltar algo tan importante como la mirada, los adultos se retraen y tienden a ocuparse de su cuidado básico. No obstante, estos niños empiezan a utilizar el oído hacia el quinto o sexto mes, a coordinarlo con la mano para buscar objetos y tratar de saber qué sonidos producen hacia los once meses, y a obedecer instrucciones verbales entre el primero y el segundo año de vida.

 

1.4.2.   La comunicación verbal

 

No es que entre bebés ciegos y videntes haya grandes diferencias en la adquisición del lenguaje (salvo que tengan problemas que afecten a esta capacidad), pero sí es cierto que existen algunas peculiaridades en dicho proceso que diferencian a unos y a otros. Así, mientras el bebé vidente comienza sus primeros balbuceos hacia los siete u ocho meses y éste se da con sonidos de articulación visible (labiales básicamente), el bebé ciego lo hace en el mismo período, pero todos los autores coinciden en señalar que los primeros sonidos que pronuncia pueden ser, tanto labiales como dentales o velares, dado que éste, al contrario que el vidente, no dispone de la visión para fijarse e imitar a los adultos y ello lo lleva, inherentemente, a imitar cualquier tipo de sonido que oye, cuyo nivel de dificultad, a priori, es igual para él.

En los años 80, Mills y Mulford, estudiaron la adquisición del primer léxico en niños alemanes de entre uno y dos años, y llegaron a la conclusión de que los tipos de errores en la pronunciación tampoco son similares en bebés videntes y en ciegos: así, mientras los primeros tienden a confundir consonantes con el mismo punto de articulación (en nuestra opinión porque aún no perciben el movimiento de los órganos bucales internos ni la vibración de las cuerdas vocales en esta etapa), en los ciegos estos errores consisten en sustituir consonantes de distinto punto de articulación, aunque vecinos entre sí. A su vez, los videntes cometen, en comparación con los ciegos, mayor número de errores en general.

Nosotros pensamos que estos criterios son poco plausibles, al menos para el español (del que no hay mucha literatura de esta etapa), o que de ser ciertos, no dependen solo de criterios visuales, sino también de criterios de otro tipo, ya que si entendemos que el cerebro y la capacidad mental es igual para ambos (es decir, ninguno de ellos tiene deficiencias de otro tipo distintas a la ceguera), la diferencia en el aprendizaje del léxico no puede ser tan abismal. Lo que ocurre, en nuestra opinión, es que las consonantes labiales y dentales, no solo son las más visibles, sino también las más fáciles y ligeras de articular, y por lo tanto las que requieren menor esfuerzo físico y menor procesamiento mental, mientras que no sucede lo mismo con las consonantes palatales y velares, cuya articulación y procesamiento son más difíciles y requieren igualmente de más esfuerzo físico y mental. Sin desacreditar a estas autoras, pensamos que la hipótesis más plausible, al menos en el caso de los niños ciegos, podría ser que aprenden de forma simultánea o con un margen de tiempo muy pequeño, todo tipo de fonemas, puesto que no requieren la vista para articularlos. No hay diferencias significativas en cambio, en el período en el que el léxico comienza a producirse, entre niños ciegos y videntes.

Tampoco es igual la riqueza léxica de niños videntes y ciegos en las mismas etapas, como ya han estudiado Ochaíta y sus colaboradores, no porque la falta de visión acarree problemas de este tipo, como es obvio, sino por la interpretación que los adultos hacen del problema de su hijo, y según ello, el tipo de información que le dan. Así, mientras los bebés videntes de entre uno y dos años utilizan un lenguaje relativamente rico que contiene tanto sustantivos de carácter general como adjetivos descriptivos, aunque aún es pobre en pronombres personales, no sucede lo mismo en los ciegos, cuyo lenguaje, aunque coherente, es mucho más pobre en descripciones y más aún en pronombres y deícticos en general, dado que en esta etapa estos niños no han adquirido aún su autoimagen y su auto representatividad. Es también más pobre en sustantivos, los cuales se restringen a los objetos domésticos y a sus propias acciones, no porque sea egocéntrico, como han apuntado algunos autores, sino porque, como bien dice Ochaíta, porque no puede hablar de lo que no ve, puesto que no lo conoce.

En cuanto a las descripciones, parece que los adultos consideran en general que no es relevante proporcionar este tipo de información a sus hijos ciegos, dado que no es accesible para ellos y por lo tanto carece de interés hablarles de colores y otras cualidades visuales de los objetos o del ambiente. Para paliarlo, sería necesario motivar a los padres mediante un entrenamiento que les hiciera comprender que sus hijos deben tener acceso a toda la información, aunque no la perciban, pues ello contribuirá, no sólo a una mayor riqueza léxica, sino a un desarrollo intelectual posterior más adecuado y equiparable al de sus compañeros videntes, según veremos en seguida.

En cuanto a la función deíctica y el uso de los pronombres (Frayberg, 1977; Andersen, dunlea y Kekelis, 1983; Urwin, 1984), es obvio que ningún niño los conoce durante las primeras etapas de su vida, incluida la que abarca la adquisición del lenguaje, pero a diferencia de lo que ocurre con el niño vidente, que hacia el año y medio ya ha construido su autoimagen y es capaz de distinguirse, tanto de los objetos como de las demás personas, esto no sucede con el niño ciego, que no es consciente de dicha imagen, al menos hasta los tres años en el mejor de los casos. Esto repercute, como es obvio, en el uso que ambos tipos de niños hacen de los pronombres: mientras los videntes pueden usar los de primera y segunda persona hacia dicha etapa o hacia los dos años, los ciegos, aún a los tres, y según estudios constatados para el inglés por los autores citados, asocian su propio nombre con el pronombre de tercera persona. Para el español, aún hay muy pocos estudios sobre el tema.

Esto también es válido para los adverbios de lugar, que los ciegos usarán tardíamente, una vez que tengan conocimiento de las distancias.

También hay diferencias funcionales en el uso que los adultos hacen del lenguaje, entre sus hijos videntes o ciegos: con los primeros usan un lenguaje libre, descriptivo y directo que incluye interrogativas totales, mientras que con los segundos, dicho lenguaje está orientado más bien a actos directivos, imperativos y preguntas relativas al estado del niño o a algún objeto visto con anterioridad.

Así pues, no serán iguales ni gratuitos los diferentes usos lingüísticos o hábitos comunicativos que desde muy pronto comenzarán a aparecer, sobre todo en los niños ciegos, no porque dichos hábitos sean inherentes a la ceguera, sino porque estos niños, a diferencia de los videntes, disponen de menos recursos comunicativos al faltarles la visión, lo que se traduce, en no pocas ocasiones, en que los adultos fomenten, aun sin querer esta falta, sometiendo al niño a la escucha auditiva pasiva de radio y televisión, que puede provocar hábitos como la ecolalia, el verbalismo y la sobre generalización, si bien no son éstas las únicas vías por las que el niño puede desarrollar dichos fenómenos.

Así ocurre, como queda dicho, que, mientras que el niño vidente puede comunicarse mucho antes y con más facilidad a través de los objetos, no sucede lo mismo con el niño ciego, el cual depende de lo que tenga cerca, y en cuanto a la adquisición del lenguaje, de lo que oiga. Esto supone que con frecuencia estos niños tengan tendencia a imitar sonidos o voces extraídos del ambiente, bien en ausencia de estímulos comunicativos, bien como respuesta a algo oído con anterioridad, dando lugar a la ecolalia, que es la repetición literal e imitativa de dichos sonidos. No es que esto sea malo a priori (la imitación es necesaria y la realizan todos los niños), pero sí es un fenómeno en el que todos los autores están de acuerdo que hay que corregir a tiempo, con el fin de que este hábito no se convierta en una conducta estereotipada para el niño, ocasionándole después problemas de inter subjetividad secundaria, que deterioren su comunicación y lo conduzcan al aislamiento, de forma semejante a lo que sucede con los autistas.

Lo que ocurre, como señala Ochaíta, es que el niño que carece de visión utiliza sus propios recursos para hacer lo que otros niños reproducen mediante gestos u otro tipo de efectos plásticos, ofreciéndonos un ejemplo de un niño que hacía monólogos a dos voces, reproduciendo una conversación que tenía lugar con cierta asiduidad entre él y su padre, para decirnos que esto puede servir de estimulante, incluso a nivel psicológico para el niño, con el fin de descargar energía acumulada o estimular gestos como la risa, pero más allá de esto, es recomendable evitar estos hábitos.

Otro de los hábitos lingüísticos que caracterizan el habla de los ciegos en sus primeras etapas es el verbalismo. Se trata de la reproducción de palabras oídas por el niño, cuyo significado desconoce, con la intención de comunicarse, semejante, en cierto sentido, a la incontinencia verbal, más conocida como verborrea, pese a que tiene su razón de ser en estos niños, ante la ausencia de estímulos comunicativos y la apremiante necesidad de diálogo que en ellos puede existir. Otros autores consideran que estas reproducciones pueden consistir también en repeticiones de sonidos o sílabas, constituyendo palabras carentes de sentido ("quiero comer un za-za-za"), y finalmente hay quien dice, pese a no ser especialista en la materia, que esto puede darse también en adultos. A nosotros nos parece muy poco probable, salvo que tengan deficiencias de otro tipo, como así se lo hicimos saber al ex presidente de la Unión Mundial de ciegos, con quien tuvimos una pequeña conversación hace poco tiempo, y una de cuyas encuestas reproducimos en el anexo. Mucho más fiable nos parece la opinión de Ochaíta y sus colaboradores, quienes consideran que esta tendencia no suele darse en niños videntes, por disponer de recursos visuales para comunicarse. Estos autores consideran igualmente que sólo cuando los adultos dialoguen con el niño y le informen del significado de esas palabras, éste dejará de usarlas de forma deliberada.

Finalmente, la sobre generalización hace referencia, en estos niños, a la tendencia a llamar con un solo epónimo a todos los referentes encerrados en un hiperónimo, es decir, llamar perro a una vaca, al observar su parecido en juguetes que representan sendos animales, por no percibir características visuales o incluso táctiles, que diferencian a estos y a otros cuadrúpedos. Esto se produce, como es obvio, en las primeras etapas de la vida, debido también al hecho de que los juguetes no siempre muestran con precisión al tacto dichas diferencias.

 

 

 

2.         La etapa escolar

 

Tras el análisis minucioso de lo que supone el desarrollo de la personalidad en la primera infancia en niños ciegos y videntes, veamos ahora cuáles son las diferencias entre éstos durante la etapa escolar.

Warren, en 1984 y School, En 1986 estudiaron el desarrollo intelectual en niños ciegos, basándose en complejas escalas de personalidad.

La teoría de Piaget y la escuela de Ginebra contemplan tres grandes etapas en el desarrollo cognoscitivo del niño, las cuales son:

1ª. Etapa sensorio motora: entre los 2 y los seis años.

2ª. Etapa de las operaciones concretas: entre los seis y los diez, aproximadamente.

3ª. Etapa de las operaciones formales: a partir de los once años, con el surgimiento de la adolescencia.

Esta teoría tiene el inconveniente de que no es predictiva, o en el mejor de los casos, solo predice retrasos en el desarrollo de la inteligencia para los niños con alguna discapacidad.

Además, según esta teoría, el origen de la inteligencia no está en el desarrollo del lenguaje ni en la interacción, sino en las acciones sensorio motoras que el niño lleva a cabo con los primeros objetos que toca.

«El lenguaje, en efecto, no es más que un aspecto particular de la función semiótica o simbólica y el sordomudo domina perfectamente sus otros aspectos (imitación, juego
simbólico, imágenes mentales y lenguaje por gestos), lo que le permite prolongar sus esquemas sensorio motores en esquemas representativos y llegar así a las operaciones antes que el ciego, cuyo esquematismo sensorio motor e instrumentos figurativos padecen una mayor deficiencia». (Piaget, Grize, Henry, Meylan-Bakcks, Orsine y Van Den Bogaert-Rombouts, 1966, pág. 70 de ed. castellana), (apud. Ochaíta, p. 166).

Ochaíta cree que tales problemas no se derivan de la ceguera en sí, ni del consecuente desarrollo intelectual que esta pueda acarrear en ocasiones, sino de las distintas formas que tiene el niño ciego de conocer el mundo, además de la etiología de la ceguera y del impacto que esta produzca en los adultos que lo rodean.

Las operaciones concretas son acciones interiorizadas e individualizadas, aunque reversibles, caracterizadas por una estructura de conjunto denominada agrupamiento, que el niño realiza tras la etapa sensorio motora, la cual, una vez interiorizada también, mediante imágenes, le permite operar, no solo con objetos presentes, sino también con aquellos que solamente están representados. Estas operaciones son las de conservación, clasificación y seriación, las cuales desarrolla el niño entre los 6 / 7 años y los 11 / 12 y se caracterizan por tener la misma estructura lógica y el mismo nivel de dificultad, por lo que lo esperable sería que tal dificultad fuera la misma para todos los sujetos.

Pocos estudios y esfuerzos se han dedicado a explicar aspectos tan cruciales como las relaciones sociales del niño ciego, tanto con los niños como con los adultos, la evolución de la personalidad, y las motivaciones de dichos niños, tanto dentro como fuera de la escuela, es decir, faltan muchos estudios relacionados con el desarrollo psicológico de los mismos, mientras que sí existen tales estudios con respecto al desarrollo intelectual.

Yvette Hatwell (1966) Critica la teoría de Piaget, poniendo de manifiesto el desfase en la adquisición de estas operaciones por parte de los niños ciegos, especialmente en las de estructura figurativa, que afectan a las coordenadas de espacio y tiempo y que constituyen las operaciones infra lógicas. Considera también esta autora que las operaciones manipulativas preceden a las verbales en cualquier niño; sin embargo, en los ciegos, ambas parecen darse a la vez, una vez que domina el lenguaje.

La teoría piagetiana del desarrollo pone de manifiesto, según los estudios realizados por Ochaíta y su equipo, que los ciegos congénitos o precoces son más eficaces que los videntes para resolver operaciones verbales, debido a la importancia que tiene para ellos el lenguaje; son menos eficaces que estos, pero con un retraso no demasiado prolongado en la manipulación de objetos y en las operaciones que de ello se desprenden, y son mucho más rezagados que dichos videntes en el desarrollo lógico, en las operaciones matemáticas y en las representaciones formales en general, las cuales desarrollarán con cierto retraso, provocado por la falta de estimulación ambiental en ausencia o deterioro del sistema visual.

Las operaciones lógico-matemáticas como las de clasificación y seriación predicen, en cambio, menos retraso en su adquisición por parte de los ciegos, pues dependen del grado de desarrollo del lenguaje, tanto desde el punto de vista de Piaget como desde el de Hatwell.

En todo ello, no solo influye la falta de visión, sino también el retraso escolar, el cual, en condiciones normales, suele ser de dos o tres años. A su vez, dicho retraso puede estar condicionado por el dominio de lectoescritura Braille, y por el dominio del tacto en general, lo que le ocasionará, no sólo un retraso en el aprendizaje de lectoescritura en dicho sistema, sino también un retraso en el acceso a otro tipo de contenidos que habrán de adaptarse a la percepción táctil, como es el aprendizaje de la geografía y el dibujo, los cuales se basarán en mapas táctiles que representan con distintas formas los diferentes accidentes geográficos y las ciudades, y en compases puntiagudos, los cuales, con ayuda de un tablero de madera sobre el que se ha pegado una moqueta de algodón, permiten detectar formas en relieve, dibujadas por el propio niño sobre un papel, respectivamente.

Gotesman, 1973: considera de gran importancia la integración familiar del niño ciego para su desarrollo psicológico favorable, como se desprende de sus investigaciones, en las que ciegos y videntes procedentes de escuelas públicas y residentes con sus familias, obtienen resultado similares en pruebas de conservación y clasificación.

Ochaíta y otros, 1988: aquí en España, en centros, tanto especiales como comunes, observaron que los niños ciegos obtenían mejores resultados en las tareas verbales y clasificativas, semejantes a los obtenidos por los videntes de su misma edad, en el caso de residir con sus familias. Por el contrario, en operaciones figurativas y relacionadas con aspectos espaciales, este factor quedaba relegado a segundo plano, siendo sus resultados siempre muy inferiores a los de los videntes de su misma edad.

Por último, en las operaciones de conservación, también Ochaíta y sus colaboradores observaron que en el primer tramo de edad (entre los cuatro y los siete años), los resultados de los ciegos, pese a estudiar en integración, eran algo más bajos que los de los videntes, incrementándose después a los nueve años e igualándose con los de estos, por lo que estas autoras llegan a la conclusión de que no son los aspectos visuales ni figurativos los más importantes en la comprensión de estas tareas por parte de los niños ciegos, sino tal vez aspectos de carácter verbal. Concluyen así, que la visión por sí misma no impide la comprensión de la información de este tipo, sino que, en ausencia de ella, esto puede depender de los criterios utilizados y de la accesibilidad de los mismos para los ciegos: así, en una tarea de clasificación con criterios espaciales, estos niños obtendrán un rendimiento más bajo que si dicho criterio está basado en texturas táctiles o criterios lingüísticos. Consideran igualmente, que el niño ciego normal es, no solo el que no tiene deficiencias asociadas, sino el que se educa en su propio ambiente familiar, pues los centros especiales y la residencia fuera de dicho entorno pueden influir seriamente en su desarrollo psicológico. Finalmente apuntan que el retraso escolar, otra de las causas atribuibles a su rendimiento inferior, y que se da principalmente a partir del ciclo medio de la enseñanza primaria, es debido, no a su capacidad intelectual, sino al acceso al código de lectoescritura Braille, cuyos caracteres secuenciales ralentizan muchísimo la velocidad de lectura y escritura.

Para comprobar en qué medida influían todos estos factores (falta de visión y factores psicosociales), la citada Ochaíta y su equipo, en los años 80 hizo otras investigaciones, tanto con alumnos del centro especial de la ONCE en Madrid, como con niños videntes sacados igualmente de su entorno familiar, por pertenecer a familias desfavorecidas, y residentes en centros de la diputación provincial. Comprobó que los ciegos tienen un retraso importante en el desarrollo de este tipo de pensamiento, de entre tres y cuatro años, con respecto a los videntes de su misma edad. Para ello se adaptaban ciertas tareas y se trabajaba con un grupo de ciegos de entre 7 y 15 años, y con dos grupos de videntes de edades similares, de los cuales uno tenía los ojos tapados y el otro no.

En los videntes que trabajaban con los ojos tapados se comprobaron retrasos similares a los de los ciegos. Con esto se constató una vez más que el retraso en estas percepciones no se deriva, ni de la ceguera ni del posible desarrollo intelectual derivado de ella, sino de consecuencias contingentes a la percepción táctil, la cual, como queda dicho, es mucho más lenta y fragmentaria.

Esta desigualdad en el pensamiento figurativo se produce sin embargo en los dos primeros niveles de escolarización, igualándose después en el tercero en ambos grupos (hacia los once años), con la aparición del pensamiento formal e hipotético-deductivo.

Stephen y Grube, tras sus experimentos en pruebas formales donde interviene el razonamiento lógico, llegan a la conclusión de que los ciegos sí tienen este potencial, pero les falta experiencia para desarrollarlo. Para ello recomiendan actividades de interacción con los objetos.

También parecen estar de acuerdo todos en que las carencias figurativas, espaciales y formales que tienen los ciegos hasta los once años, se superan en esta etapa, debido al mayor desarrollo del pensamiento formal e hipotético-deductivo, el cual, junto con el lenguaje, les permite operar en igualdad de condiciones con respecto a los videntes, si a dichas operaciones se les sustituyen las características visuales por otras que permitan desarrollar las competencias intelectuales del ciego. Parece pues, que en el desarrollo de las capacidades de ciegos y videntes se produce un fenómeno inverso que se iguala en la adolescencia: así, mientras el niño vidente desarrolla primero el sistema y las operaciones de tipo figurativo, y tras ello el lenguaje, en el niño ciego ocurre el fenómeno inverso, desarrollándose primero el sistema verbal, y tras ello el sistema figurativo, espacial y formal. Por lo tanto, utilizan distintas bases al principio, las cuales se igualan a partir de la adolescencia.

El salto definitivo, el mayor en la evolución, se produce, no obstante, a los 13 o 14 años, asemejándose al de los adultos e igualándose con el de los videntes definitivamente. Pensamos, a título personal, que esta puede ser una causa fundamental en la aparición de un potencial imaginativo mayor, responsable de muchas imágenes mentales y de muchos conceptos relacionados con percepciones visuales, ya que, al faltar este sentido, al menos durante los primeros años, el niño tiende a imaginarse las cosas que no ve, según su intuición, la cual puede estar inducida, bien por las explicaciones "aproximadas" de los adultos, bien por la literatura infantil, la cual, pese a estar escrita por videntes, tiende a hacer narraciones fabulosas y pintorescas (al menos así se lo parece a estos niños) de ciertas categorías naturales.

 

 

 

3.         La edad adulta: nuestro método y nuestra opinión

 

No hay demasiada literatura sobre esta etapa, por lo que hemos realizado varias encuestas, tanto a personas ciegas como videntes, aunque todas adultas y en su mayoría universitarias, dado que los Centros de recursos de la ONCE ya no son lo que antaño y no cabe la posibilidad de realizar investigaciones, con el fin de conocer sus percepciones acerca de conceptos y objetos, principalmente de carácter visual. Para ello hemos utilizado una metodología más cualitativa que cuantitativa, ya que, pese a no haber desdeñado un cierto número de encuestas que nos han llegado, hemos preferido centrar la atención, de forma exhaustiva, en aquellas entrevistas, cuyo contenido merecía la pena, debido a su profundidad y al ajuste a la temática que se pedía a los sujetos, detalles ambos que hicimos constar en las instrucciones que les dimos con anterioridad. A pesar de ello, no todos los sujetos han cumplido este requisito de forma estricta, por considerar ellos mismos que dicha encuesta no se adaptaba bien a su personalidad. Así, un señor que había perdido la vista de niño, nos confesó que él no era un perfil idóneo para las preguntas que habíamos diseñado, y así lo reflejó en sus respuestas: al preguntarle qué le sugería la Luna en la imaginación, o ciertas texturas como un trozo de pan, nos contestó: "En principio no soy demasiado fantasioso, las cosas son lo que son y basta".

Aunque han sido menores las aportaciones de los videntes, cabe señalar sin embargo, alguna muy buena, que sugiere una personalidad muy versátil y preparada para todo tipo de sensaciones, así como resultados que apuntan en la dirección inversa, es decir, ciegos con una imaginación muy ajustada o pobremente estimulada. Además de lo ya dicho, veamos estos ejemplos:

Ante la pregunta "¿cómo se imagina los colores a ciegas?", una de las mujeres videntes nos contestó: " El blanco es el más luminoso, es paz y luz. El amarillo y el naranja son energía, luminosos también y con fuerza. El verde y el azul son colores tranquilos. El negro, es un color serio, formal, elegante y solitario, el negro es la ausencia de color".

En líneas generales, es cierto que los videntes se ajustan más a definiciones objetivas y les cuesta más desarrollar la imaginación, mientras que los ciegos, por las razones ya dichas, si bien no dejan de dar definiciones que se ajustan a la realidad, no es menos cierto, en cambio, que se percibe más la fantasía que les es intrínseca, máxime si son congénitos, ya que las explicaciones toscas de los adultos, mezcladas con frases pintorescas y risueñas de la literatura infantil, producen imágenes muy curiosas en ellos, que permanecen latentes e indelebles en la edad adulta. Así, una explicación como "la Luna es un globo con luz que sólo se ve de noche", unida a una frase como "La Luna se paseaba con cara de boba por el Cielo", leída en una escritora como Elena Fortún, puede producir una definición subjetiva en ese niño semejante a un globo con piernas o a una mujer gorda, si a ello se le une el género gramatical en español: " La Luna es un satélite que posee la Tierra. Sale de noche y tiene cuatro fases. Yo no la he visto nunca, pero se me figura una mujer regordeta que pasea sin parar", nos decía una mujer ciega congénita.

No deja de ser cierto, sin embargo, que dicho satélite se representaba mediante un globo más pequeño que el Sol en la enseñanza de la geografía.

Finalmente, los ciegos dan definiciones muy pobres de los colores, salvo que sean advenedizos, por razones obvias, que ni siquiera la literatura ha logrado suplantar más que de forma muy vaga, por lo que sólo saben definirlos mediante metáforas aproximativas de objetos o estados: " El blanco me sugiere belleza, pureza y claridad; el negro, en cambio, me sugiere luto; el rojo, sangre; el azul me evoca el mar", decía la mujer antes citada. En cambio, otra que perdió la vista más tarde hace las siguientes definiciones: " El negro me sugiere el vacío, la nada, la oscuridad. El blanco el máximo grado de luminosidad, la luz infinita, la limpieza, la armonía y la paz. El verde me sugiere frescor de primavera, luminosidad alegre si hablamos del color verde primario. El azul me sugiere frialdad, infinito, transparencia, limpieza, claridad y libertad, sugiere altitud o profundidad dependiendo de la tonalidad (más oscuro, profundidad, más claro, altitud)".

Sin embargo, esto tampoco es exclusivo de las personas ciegas, puesto que también los videntes recurren a este tipo de metáforas, lo que sugiere que no es demasiado fácil definir un color.

Las conclusiones, según lo expuesto, podrían ser las siguientes:

1ª. Ante la llegada de un miembro ciego a la familia, entrenar a los padres, si es niño, concienciándolos de que su hijo no tiene ningún problema que lo haga distinto al resto de los niños desde el punto de vista cognitivo, y enseñarles técnicas de desarrollo adecuadas para cada etapa evolutiva y formativa del mismo.

2ª. Como se viene haciendo recientemente, es necesario que los niños ciegos crezcan y se formen en sus lugares de procedencia, junto con el resto de los niños, quedando los centros especiales como recursos auxiliares, con el fin de no provocarles serios trastornos psicológicos en su crecimiento, de forma que de mayores sean extraños en su propia casa, entre otras cosas, dado que dichos centros fomentaban comportamientos anormales típicos solamente de las instituciones que los criaban y formaban, sin que tales comportamientos correspondiesen a una realidad más general.

3ª. Ante las controversias suscitadas en la formación de los niños ciegos en ciertas materias por cuestiones de accesibilidad, es necesario que sus profesores se asesoren con expertos en discapacidad, los cuales podrían hallarse, bien en las instituciones especializadas, bien en la propia Administración.

 

 

 

4.         Bibliografía

 

Erin, Jane N.: "Expanding possibilities for people with vision loss", "Speaker's Corner", 2007.

 

 

Fraiberg, Selma: _niños ciegos. La deficiencia visual y el desarrollo de la personalidad inicial_, Instituto Nacional de Servicios Sociales, 1990.

Leonhardt, Mercé, Cantabella, Francesc, Tarrago, remei: _Iniciación del lenguaje en niños ciegos: un enfoque preventivo_, e. ONCE, 1999.

Peralta, Herminia: _representación de categorías naturales en niños ciegos_,

Rosa, Alberto, Ochaíta, Esperanza: _Psicología de la ceguera_, Ed. Alianza Editorial, 1993.

Santana Rollán, María Eugenia: _la actitud lingüística en estudiantes ciegos_. Tesis doctoral leída en 2013, UCM, facultad de Ciencias de la Educación.

 

 

5.         Anexo

 

En este último apartado se incluyen los datos obtenidos en las encuestas realizadas, todos ellos en su integridad, a diferencia de lo que ocurría en el resto del trabajo, en el que sólo se hacían breves alusiones a las mismas. Es conveniente tener en cuenta las siguientes observaciones, con el fin de facilitar su lectura:

1ª. El diseño de dicha encuesta se ha hecho siguiendo un criterio propio, basado en la intuición personal, según las exigencias de este trabajo, en el que, entre otras cosas, se nos pedía hablar de percepciones de distintos tipos, tanto en personas videntes como ciegas.

2ª. En la presentación, utilizaremos las siguientes abreviaturas:

A: ambliope.

C: ciego.

H: hombre.

M: mujer.

V: vidente.

MA: mujer ambliope.

MC: mujer ciega.

MV: mujer vidente.

HA: hombre ambliope.

HC: hombre ciego.

 

EM: edad mediana (entre los 30 y los 60 años).

J: joven (entre 18 y 30 años).

M: mayor (más de 60 años).

SFU: sin formación universitaria.


Encuesta realizada

Instrucciones previas

 

La presente entrevista tiene como objeto recoger, de forma comparativa, la percepción de distintos tipos de sensaciones, en su mayoría visuales, entre personas ciegas o con deficiencia visual grave, y aquellas que no presentan en modo alguno esta dificultad, así como examinar la actitud lingüística de ambos colectivos, especialmente del primero, en cuanto a dichas percepciones.

La extensión de dicha entrevista es libre: solamente se le pide que sea claro en sus explicaciones y se le ruega haga las definiciones visuales más completas para usted, según sus vivencias y / o conocimientos (en caso de pertenecer al colectivo de personas ciegas), del modo más intuitivo y a la vez del modo más subjetivo posible, pues esto supone un gran interés para nosotros, ya que de ello puede nacer un proyecto muy interesante. Todo ello puede hacerlo debajo de cada pregunta, utilizando el espacio que necesite.

Como podrá ver, la mayoría de las preguntas son abiertas, lo que redunda en la citada libertad en la extensión del cuestionario, así como en lo que usted crea conveniente expresar. Le pondremos un ejemplo:

En la pregunta 7 del primer bloque, se le pregunta por sus vivencias oníricas (relativas a los sueños). Usted puede expresarlas simplemente, de forma más o menos concisa, o bien ilustrarlas además con un sueño que usted recuerde. Su aportación será bienvenida

y estamos seguros de que aportará claridad a nuestro estudio.

Asimismo, en aquellas preguntas que le resulten más complicadas, quizá porque no tenga opinión clara al respecto, puede explicarlo brevemente, o bien exponer algún detalle que ayude a esclarecer dicha carencia. Le pedimos, no obstante, se sirva definir los colores, tanto en base a lo que ha oído como a sus propias percepciones o vivencias personales.

 

 

 

Bloque 1

 

1.         Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones. Finalmente, explique cómo se lo imaginaría con los ojos cerrados.

2.         Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo, y, como en el caso anterior, cómo se lo imaginaría a ciegas.

3.         ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

4.         Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo?

5.         ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

6.         Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul, amarillo, naranja, violeta, etc. Qué grado de luminosidad le sugieren. De no ser posible, hágalo constar, de la forma que crea más conveniente.

7.         ¿Cómo son las imágenes o voces de sus sueños? Sírvase ilustrarlo con un ejemplo.

8.         ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

9.         ¿Es vital el sentido del olfato en su vida diaria? En caso afirmativo, pónganos un ejemplo que lo ilustre.

10.       Imagínese por unos momentos que vuelve al principio de su existencia, al momento en que comenzó a tomar consciencia de su ser, descubriendo que era un/a niño /a. es de esperar que sus relaciones íntimas con los demás, incluida de lleno su persona física, por parte de familiares y no tan familiares, fueran muy profusas y efusivas, máxime si tiene una discapacidad visual severa. ¿Qué tipo de sensaciones le suscitaban estos gestos? Demasiados besos y abrazos la / lo agobiaban e irritaban, provocándole ganas de agredirlos o escapar de la situación? ¿O tal vez vivía esa afectividad tan efusiva de forma natural, sin molestarle demasiado, llegando incluso a gustarle? ¿Cree que ello ha condicionado su carácter con los años? Explíquelo brevemente.

 

 

Bloque 2

Tras ello, sírvase responder a las siguientes preguntas, escribiendo una x ante la letra de la opción correspondiente, o dando una breve explicación, cuando la pregunta lo requiera:

1.         Su baremo de edad oscila:

a) Entre los 18 y los 30 años.

b) Entre los 30 y los 50 años.

c) Entre los 50 y los 65 años.

d) Más de 65 años.

 

2.         Su nivel formativo es:

a) Nulo (no he estado nunca escolarizada/o.

b) Elemental (Graduado escolar, o simplemente habilidades elementales de lectoescritura).

c) Medio (enseñanzas secundarias).

d) Superior (estudios universitarios).

 

3.                  Su grado de visión funcional es:

a)      Vidente total (no tengo problemas para desenvolverme).

b) Ambliope (necesito adaptaciones específicas que complementen mi visión).

c) Ciego total o con muy baja visión.

 

4.         En caso de haber marcado las opciones A o B en la pregunta anterior, explique si dicho grado de visión ha sido permanente, así como la edad en la que cambió su situación, marcando con una x la opción que corresponda:

a) Antes de los cinco años.

b) Entre los cinco y los 15 años.

c) Entre los 15 y los 35 años.

d) Entre los 35 y los 55.

e) De los 55 años en adelante.

 

5.   Cuando se acicala, ¿cuál de estas dos acciones realiza?

a) Peinarse y mirarse al espejo, para comprobar que el peinado ha quedado bien y que favorece su cara y la ropa que piensa ponerse.

b) Afeitarse y mirarse al espejo, para asegurarse de que no le queda nada de vello.


Encuesta de A (MV J)

 

1. Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones.

 Es la estrella central del sistema solar. Tiene un color amarillo anaranjado. Nos aporta calor y luz. Me lo imagino como una gigante bola de fuego que desprende mucho calor. La diferencia entre ambas es lo “cercano” que puedo imaginarla y lo lejano que la veo.

 

 

2. Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo.

 

El mar es una extensión de agua salada. El agua forma olas que vienen y van, descargando su fuerza contra la tierra o rocas.

Para mi ver el mar me produce una sensación de paz y sosiego, al mismo tiempo incertidumbre ya que es impredecible.

 

3. ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

Un río es una corriente de agua, que nace de las montañas o procede del continente para desembocar en el mar o en el océano.

Si me he bañado en él, también lo he navegado y he caminado por sus orillas. Creo que cada río tiene diferentes características que le hacen ser únicos cómo la extensión, capacidad, fluencia y el contexto natural donde se encuentra.

 

 

4. Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo.

 

Es un cuerpo celeste, es el satélite natural de la Tierra. Es una esfera de color blanquecino. Se traslada alrededor de la Tierra pareciendo que cambia de forma.

Es un queso gigante con agujeros y marcas con diferentes tamaños.

 

5. ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

No lo recuerdo. No me pareció suficiente. Si, el alfabeto Braille, Azteca, Copto y Cirílico.

 

6. Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul. Qué grado de luminosidad le sugieren.

 

Blanco: es un color neutro. La nieve o la leche tienen color blanco.

Negro: ausencia de color. El color de la oscuridad.

Verde: es el color de la hierba, las hojas de los árboles.

Azul: color del cielo, del mar.

El blanco, verde y azul tienen un grado muy alto de luminosidad.

 

 

7. ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

 

Sensación de rugosidad, dureza y crujiente. Sensación de blando, suave, liso y delicado.

 

Si, la textura de pan lo puedo asociar con la de la pizza, patatas fritas, nachos…

La textura del barro con la gelatina, crema, plastilina…


Encuesta de B (MV EM)

 

1. Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones. Finalmente, explique cómo se lo imaginaría con los ojos cerrados. Me imagino el sol como una gran bola de fuego caliente, intenso, grande, cegador, dorado.

 

2. Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo, y, como en el caso anterior, cómo se lo imaginaría a ciegas. El mar, una masa inmensa de agua, infinita, no se ve dónde termina. El movimiento del agua cuando está en calma me relaja, me da tranquilidad, es un movimiento constante. Cuando el mar está revuelto y hay oleaje, me transmite fuerza, ímpetu, la fuerza de la naturaleza que está en todas las cosas. Es una fuente de vida inmensa.

3. ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo. Un río es el camino que recorre el agua desde que el hielo se deshace en lo alto de las montañas hasta que llega al mar. Sólo me he bañado un par de veces en un río, suelen tener muchas piedras en el fondo y ser escurridizos. Se pueden ver pequeños peces y otros insectos acuáticos. El mismo río en diferentes ciudades en realidad son diferentes ciudades que nacen y crecen a la orilla del mismo río, porque un río es una fuente de agua, y ayuda al abastecimiento de agua y alimentos, antiguamente era una fuente de crecimiento para las poblaciones.

4. Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo. La luna es un espejo luminoso, redonda a veces, otras veces como una raja de sandía, otras veces no se deja ver. Algunos días es inmensa, otros más pequeñita.

5. ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto? Aprendí el alfabeto con una representación de las letras como si fuesen personajes de un país, el país de las letras. Creo que las palabras se quedan cortas para expresar sentimientos , emociones,… Conozco (aunque no entiendo) otros alfabetos como el chino, el árabe, el ruso,…

6. Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul, amarillo, naranja, violeta, etc. Qué grado de luminosidad le sugieren. De no ser posible, hágalo constar, de la forma que crea más conveniente. El blanco es el más luminoso, es paz y luz. El amarillo y el naranja son energía, luminosos también y con fuerza. El verde y el azul son colores tranquilos. El negro, es un color serio, formal, elegante, y solitario, el negro es la ausencia de color.

7. ¿Cómo son las imágenes o voces de sus sueños? Tengo unos sueños muy vívidos, y suelo recordar al menos una parte por las mañanas. Las imágenes suelen ser bastante nítidas, realistas aunque las situaciones son irreales, a veces físicamente imposibles. Las voces también son claras.

8. ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente. El pan tiene dos texturas diferentes, la de la corteza por fuera, más dura, y quebradiza, y la miga por dentro, que es blanda, modelable, suave.

9. ¿Es vital el sentido del olfato en su vida diaria? En caso afirmativo, pónganos un ejemplo que lo ilustre. Creo que no soy consciente del valor del sentido del olfato en mi vida diaria. Me gusta especialmente el olor de una comida rica, de un buen vino, de un perfume suave, de las páginas de un libro nuevo. Todo eso lo valoro pero también hay olores desagradables que me gustaría no tener que sentir.


 

Encuesta de C (HC M)

 

1.         Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones. Finalmente, explique cómo se lo imaginaría con los ojos cerrados.

 

En cuanto a la luz del sol, conservo un recuerdo de cuando era pequeño y tenía visión deficiente. Ahora para mi lo vivencial es la impresión de la variación de la temperatura.

 

 

2.         Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo, y, como en el caso anterior, cómo se lo imaginaría a ciegas.

En mi caso, es difícil separar mi percepción intelectual de cosas que conozco bien. Como crecí en una zona montañosa de Asturias, sí tengo un recuerdo claro de lo que eso significaba como contraste cuando fui a la provincia de Palencia, de la que era mi padre, zona llana.

 

 

3.         ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

 

Del río si tengo experiencia directa pues cuando era pequeño nos bañábamos en el. De mayor señalo una vez más la importancia de la percepción intelectual.

 

 

4.         Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo?

 

Tengo un recuerdo claro de mi infancia cuando notaba claramente la diferencia de los días de luna llena en relación con los días en los que la luna no se veía.

 

5.         ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

 

Yo aprendí a leer de pequeño la escritura visual cuando aun tenía un resto visual útil y luego de mayor en mi aprendizaje de idiomas he tocado alfabetos no latinos, incluso logogramas chinos. No obstante ante todo ello tengo una actitud más estrictamente intelectual que perceptiva.

 

6.         Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul, amarillo, naranja, violeta, etc. Qué grado de luminosidad le sugieren. De no ser posible, hágalo constar de la forma que crea más conveniente.

 

Recuerdo los colores básicos de cuando era pequeño y tenía resto visual, pero hay matices de colores, por ejemplo el violeta, que son para mi en principio meras palabras; a veces pido que me digan qué colores básicos próximos hay.

 

7.         ¿Cómo son las imágenes o voces de sus sueños? Sírvase ilustrarlo con un ejemplo.

 

Desde hace tiempo recuerdo muy poco los sueños, no obstante, diré que ahora lo que experimento en el sueño es equiparable a esas mismas realidades en mi vida real.

 

8.         ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

 

En principio no soy demasiado fantasioso, las cosas son lo que son y basta.

 

9.         ¿Es vital el sentido del olfato en su vida diaria? En caso afirmativo, pónganos un ejemplo que lo ilustre.

 

Por supuesto el olfato para mí tiene una importancia grande, pero en esto también vale mi aspiración a ver las cosas con un cierto distanciamiento y no incurrir en fantasías.

 

10.       Imagínese por unos momentos que vuelve al principio de su existencia, al momento en que comenzó a tomar consciencia de su ser, descubriendo que era un/a niño /a. es de esperar que sus relaciones íntimas con los demás, incluida de lleno su persona física, por parte de familiares y no tan familiares, fueran muy profusas y efusivas, máxime si tiene una discapacidad visual severa. ¿Qué tipo de sensaciones le suscitaban estos gestos? Demasiados besos y abrazos la / lo agobiaban e irritaban, provocándole ganas de agredirlos o escapar de la situación? ¿O tal vez vivía esa afectividad tan efusiva de forma natural, sin molestarle demasiado, llegando incluso a gustarle? ¿Cree que ello ha condicionado su carácter con los años? Explíquelo brevemente.

 

Creo que viví estas cosas con normalidad y no sentí nunca rechazo o agresividad ante la interacción íntima con los demás.


Encuesta de D (MC EM)

 

1. Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones.

Lo imagino como una inmensa bola amarilla con sus rallos alrededor de la misma. Lo veo amarillo-blanco (según el día, si lo tapan nubes, según la época del año y su altura…) más o menos claramente.

Desde pequeños nos han enseñado qué y cómo es el sol, por lo tanto cuesta imaginar algo fuera de lo que podríamos denominar habitual.

 

2. Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo.

El mar es el origen de la vida, donde habitan muchos de nuestros antepasados, evolucionados o no.

He tenido la oportunidad de bañarme en él desde muy pequeña y de pasear en algunas ocasiones en barca o barco por él.

A nivel emocional me transmite horizonte, lejanía, paz, así como misterio, soledad y compañía a la vez, amor y dolor…, encierra grandes hitos históricos.

 

3. ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

Un río es una corriente de agua que va hacia el mar alcanzando más o menos velocidad y potencia en función de determinadas características del mismo; puede ser más o menos caudaloso, ancho, largo, puede dividirse en afluentes –pequeños ríos-.

No recuerdo haberme bañado nunca en ninguno ni recorrido toda su longitud desde fuera. En cada ciudad su situación geográfica y sus características son distintas.

 

4. Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo.

La imagino como una bolita blanca que va dando vueltas alrededor de la tierra durante las horas de menor claridad, cuando la podemos ver (eso es lo que percibo visualmente, lo que tampoco se corresponde exactamente con la realidad).

 

5. ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

Era divertido juntar letras para formar palabras en mi corta edad, pero nunca llegué a plantearme si existía algo más allá de eso o si eso era todo, al menos no lo recuerdo.

Conozco el alfabeto en tinta (ante todo letras mayúsculas) y el braille, el que manejo desde los 6 años en mi vida cotidiana.

 

6. Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul. Qué grado de luminosidad le sugieren.

Los percibo visualmente de manera aceptable.

 

7. ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

Este tipo de texturas, al mismo tiempo que me aporta flexibilidad para moldearse, me transmite fragilidad y vulnerabilidad.


Encuesta de E (MC EM SFU)

 

1. El sol es un astro que ilumina la Tierra. Me sugiere vida. Es grande y tiene mucho calor, pues sus inmensos rayos no le permiten enfriarse.

 

2. Este verano he aprendido a familiarizarme con el mar. Me sugiere relajación y las olas tranquilidad.

3. El río es una corriente de agua que circula por unos sitios con mayor caudal que por otros. Sus aguas son más tranquilas que las del mar, pero este es mucho más seguro.

 

4. La Luna es un satélite que posee la Tierra. Sale de noche y tiene cuatro fases. Yo no la he visto nunca, pero se me figura una mujer regordeta que pasea sin parar, y cuyo tamaño varía, según las distintas fases por las que pasa. En cuanto a su luz, no sé si es igual en cada ciclo, pero yo sí puedo verla.

 

5. La primera vez que toqué unos puntos en Braille me resultaron muy curiosos y raros, pues era pequeña. No me imaginaba que entre varios podían conformar una letra, y hasta me parecieron pocos cuando aprendí a leer del todo.

 

6. El blanco me sugiere belleza, pureza y claridad; el negro, en cambio, me sugiere luto; el rojo, sangre; el azul me evoca el mar.

 

7. No sabría decir qué me sugiere el pan cuando lo toco, pues no me he parado nunca acensar en ello. El barro, en cambio, me parece desagradable y sucio. Podría decir quizá que todas estas superficies me sugieren ternura y fragilidad.


Encuesta de F (HC EM)

 

1. Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones.

 

Definición: El astro luminoso que ilumina el sistema solar, y a los planetas que lo componen.

Lo imagino como una gran bola de fuego, lanzando sus llamaradas al universo para hacer llegar su luz hasta el planeta azul.

Antes lo veía tal y como era, amarillo, e inmenso iluminando la bóveda celeste.

Ahora que no lo veo, mi mente se deleita con recuerdos de antaño, como minuto a minuto, hora a hora el astro rey recorre la inmensidad del azul celeste para perderse en el horizonte sobre la línea del océano Atlántico.

 

2. Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo.

 

Definición:

Montaña, accidente geográfico, que se eleva sobre las placas continentales.

Mar: Masa de agua que ocupa tres cuartas partes de la tierra.

 

Mi sensación al subir una montaña, al caminar por ella, es de libertad, de acercarme al cielo, y tener la sensación que desde la cima voy a poder tocar con mis manos al astro rey, el sol.

Envolverme con la naturaleza y sentirme en paz y armonía con lo que me rodea.

 

 

Mar: relajación al escuchar el sonido de las olas rompiendo contra la costa, el murmullo del retroceso del mar para volverse a encontrar con el resto del azul líquido.

El mar, me hace viajar en el tiempo, saber y sentir que en el mar, está el inicio de la vida, tanto terrestre como marina, sentirme pequeño ante su inmensidad, y en paz con su grandeza.

 

3. ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha        bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

 

Definición:

Río; Corriente de agua constante que nace en las montañas, recorre valles, pueblos y ciudades, y desemboca en otros ríos, lagos, y en el mar.

 

Si, si me he bañado en un río, recorrerlo en su totalidad no.

Me lo imagino lleno de vida, aguas cristalinas y con pequeños bosques en sus orillas.

Si, también me imagino el mismo río cruzando otras ciudades, pueblos y aldeas.

Me lo imagino sucio por la contaminación de tantos y tantos desechos que vertimos a sus aguas, para que estas las acaben arrojando a otro río, lago o mar.

 

 

4. Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo.

 

Definición de luna:

Satélite natural de la tierra, que gira sobre la órbita terrestre, tardando 28 días en hacer una vuelta entera a al planeta.

 

Mi imaginación la define;

Como la reina de la noche, como el lucero que cada noche al ponerse el astro rey, ilumina la bóveda celeste para dar vida a los habitantes de la noche.

La señora de los mares, y océanos, pues de ella dependen las olas, y la vida que nace, crece, se multiplica y muere en los océanos.

 

 

 

5. ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

 

Cuando empecé a conocer el alfabeto, sentí que una puerta inmensa se abría ante mí, pero que no era lo suficientemente grande para alimentar mi mente sedienta de conocimientos, por lo que quería, y sigo queriendo aprender mas con las letras.

Conozco el alfabeto de lecto-escritura Braille, y el dactilológico, lenguaje de signos sobre la palma de la mano para comunicarse con personas sordo ciegas.

 

 

6. Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul. Qué grado de luminosidad le sugieren.

 

Los colores me los imagino vivos, el azul, me lo imagino lleno de armonía, paz y sosiego, el negro, elegante, el blanco, luminoso y fuerte, el verde, me transmite en mi imaginación; esperanza, inmensidad.

 

7. ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción). ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

 

La textura del pan antes de cocerlo... Me es difícil aportar sensaciones, pues nunca he tocado la masa del pan antes de cocerla.

Sin embargo el barro, sí; lo he tocado, moldeado, y dado forma, y la sensación que he tenido es de sentirme Dios por un instante pues de mis manos surgían formas, como rostros, cráteres, que me imaginaban a la luna, jarrones, etc. etc…

Visualmente me es difícil asociarlos con otros objetos, y compararlos con el tacto. Sí, el barro con la plastilina, pues en ambos casos uno puede moldearlos, darles formas, y dejar en lo creado, tu imaginación y impronta.


Encuesta de G (MC EM)

 

1. Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones.

El sol es una estrella luminosa, brillante, dorada, quema, imponente. Afortunadamente lo vi. por muchos años de mi vida. Actualmente, lo visualizo como lo vi, añoro verlo otra vez. Lo imagino redondo dorado e inmenso. La diferencia entre ayer y hoy es que antes lo sentía y veía al mismo tiempo, ahora únicamente lo siento.

 

2. Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo.

El mar es hermoso, inmenso,

 azul marino, turquesa, verde, tonos naranjas, con espuma blanca, con fuerte oleaje, con un estallido que retumba la tierra, con fuerza brutal que emana desde el fondo de la propia Tierra. Me encanta el mar, lo disfruto, pero al mismo tiempo me impone respeto, miedo, sensación de libertad y, al mismo tiempo, quiero huir

 

3. ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

El río lo imagino como lo vi, es decir, grande, frío, con muchas piedras y peces mordiéndome los pies. Su agua transparente o casi blanca, con fuerte corriente. Shi que me he bañado en él, pero nunca lo e recorrido porque no sé nadar. Bañarse en un río es una sensación única, es renovarse, llenarse de frescura.

 

4. Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo.

La Luna es un satélite de la Tierra, es grande, blanca y en meses de calor tiene tonos rojizos. Es hermosa, luminosa. Debo decir que muchas veces me acompaña desde la ventana. La Luna es quieta, y es nueva, gorda, flaca.

 

5. ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto? Por supuesto que el alfabeto, cuando lo conocí, no me sugirió nada, solamente muchas formas como son: curvas, líneas, rayas verticales, horizontales, diagonales. Y sí conozco el alfabeto en Braille.

 

6. Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul. Qué grado de luminosidad le sugieren.

Bueno, el blanco es luminoso como las estrellas; el negro inmenso y profundo como el propio Universo. El azul como el mar y menos luminoso. El verde como las plantas y

los árboles, este último lo relaciono más con lo oscuro.

 

7. ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

El pan no me produce ninguna sensación al tocarlo, sin embargo, el barro es áspero, pegajoso, frío, sucio, oscuro y misterioso como el origen de la Tierra.


Encuesta de H (MC EM SFU)

 

1. Definición de Sol: Es la estrella más cercana al planeta Tierra y gracias a la atmósfera su luz nos llega multiplicada infinidad de veces posibilitando la vida en la Tierra. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general: Cuando veía lo percibía como una luz blanca y potente que generaba mucho calor. Desde mi ceguera total lo percibo como una fuente de calor intensa sin más y por eso distingo si está el día soleado o no. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones: La contesté anteriormente pero otra diferencia que agregaría es que cuando podía verlo, me servía de mucha ayuda para orientarme.

 

2. Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo: El poder respirar el aire limpio y puro de la montaña, escuchar los sonidos de la naturaleza, sentir las diferentes texturas del terreno caminando por zonas montañosas… Siempre me han producido una gran paz interior y una cierta conexión con la naturaleza y todo lo que es, y creo que esta sensación sería igual viendo que sin ver, con la diferencia que al no ver, me pierdo la belleza de los paisajes pero si cuento con alguien que me los describa, sí me siento como si los estuviera viendo. El mar para mí es un lugar que simboliza la grandeza del infinito; escuchar su sonido me relaja y sosiega, me transporta y me da la sensación según oigo venir las olas, que alguien está arrojando el agua a baldazos.

 

3. ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo: Sí, un río sí llegué a verlo y con ese recuerdo me quedé; agua discurriendo con destellos cristalinos y brillantes entre piedras pulidas por la erosión. Su sonido me relaja y aún hoy en ocasiones siento la necesidad infantil de arrojarle algún guijarro sólo por el placer de oírlo chocar con el resto de piedras del fondo y perderlo en lo profundo del cauce. Sí, siendo niña me bañaba en el río que había cerca de mi casa (una especie de poza hecha con piedras) y de esa experiencia recuerdo que no me gustaban los renacuajos que a veces se nos colaban entre las manos o nos rozaban al pasar. No; todos los ríos no son iguales pues dependen del caudal de agua que tengan y no todos me los imagino así, unos tienen más o menos curvas en su discurrir, otros llevan muy poco caudal (como es el caso actualmente del que hay al lado de mi casa) y algunos son simples arroyuelos sin mayor trascendencia.

 

4. Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo: La luna es el satélite natural de la Tierra. No tiene luz propia y la luz que emite y se puede apreciar en la noche es porque el sol está reflejándola. Cuando era niña me encantaba verla cuando estaba llena. La veía o percibía como una figura redonda y plateada y a veces (sobre todo cuando viajaba en coche) me daba la impresión de que nos iba siguiendo por la carretera. Era como si estuviera suspendida en el firmamento y un hilo invisible la sujetase al vehículo haciendo que nos persiguiera; así me la imaginaba. Me evoca paz, misterio y belleza

 

5. ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto? La verdad que aprendí a leer en tinta con letras mayúsculas pero enseguida me inicié en el Braille y cada letra me la imaginaba de un color a medida que deslizaba mis dedos por ella (a día de hoy me lo sigo imaginando así). Si eran o no suficientes para encerrar toda la cultura, la verdad que no me lo había planteado.

 

6. Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul. Qué grado de luminosidad le sugieren: El negro me sugiere el vacío, la nada, la oscuridad. El blanco el máximo grado de luminosidad, la luz infinita, la limpieza, la armonía y la paz. El verde me sugiere frescor de primavera, luminosidad alegre si hablamos del color verde primario. El azul me sugiere frialdad, infinito, transparencia, limpieza, claridad y libertad, sugiere altitud o profundidad dependiendo de la tonalidad (más oscuro, profundidad, más claro, altitud).

 

7. ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente: En realidad no me aporta nada pero el color que me imagino al tocar ambas texturas es el color marrón o color terroso.


Encuesta de I (HC EM)

 

1. Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones. Finalmente, explique cómo se lo imaginaría con los ojos cerrados.

Antes de los 26 años lo vi como una bola de luz que era imposible de mirar fijamente, salvo en el ocaso o en fotografía. Ahora, con la pérdida de visión me lo sigo imaginando igual. Por ahora los recuerdos de cuando veía los tengo muy vívidos.

 

2. Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo, y, como en el caso anterior, cómo se lo imaginaría a ciegas.

El mar es una gigantesca extensión de agua, de color azul oscuro y atravesado por olas que en algunas ocasiones generan espuma.

Mi experiencia con el mar es grande. No he navegado mucho, pero he vivido en un lugar de costa y sigo frecuentando la playa.

Mi sensación sobre él es que impone mucho. Cuando lo veía chocar contra las rocas daba la sensación de mucho poder. Me genera mucho respeto; incluso miedo. Ahora, con mi ceguera, le tengo más miedo aún. Ya no veo su horizonte, ni las grandes olas que crea, pero solamente su ruido me genera un gran respeto. Lo imagino tal cual lo veía cuando iba a la playa con mis abuelos en Palma de Mallorca. Azul oscuro, como si no tuviera final y con olas dirigiéndose hacia la playa.

 

3. ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

Un río es un curso de agua procedente de las montañas y que se dirige al mar. Sus aguas proceden de las lluvias y nieves y es una parte importante del ciclo hidrológico.

En alguna ocasión he me he mojado los pies en sus orillas, pero jamás me he bañado en él. La verdad es que siempre me han dado miedo por sus fondos abruptos.

Sí lo he recorrido en su longitud, pero como ya he dicho, sólo he pisado sus orillas.

No me imagino el mismo río en diferentes ciudades. Cuando veía recuerdo haber visitado Zaragoza, con el Ebro ancho y caudaloso y en cambio también he estado en Madrid, donde el Manzanares tiene tramos de escasez de agua.

 

4. Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo.

Es el único satélite natural que posee La Tierra.

Desde un punto de vista imaginativo la considero el emblema de la noche. Pese a que el Sol es más importante para la vida en nuestro planeta, la Luna siempre ha recibido más elogios y ah sido inspiración para toda clase de artes.

 

5. ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

Conozco también el alfabeto Braille.

En principio no me sugirieron nada en especial. Tampoco el Braille, y eso que cuando lo aprendí se me abría de nuevo el mundo de la lectura.

Creo que sí encierran toda la cultura existente pues hasta ahora no hay nada que no tenga un nombre.

 

6. Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul. Qué grado de luminosidad le sugieren. De no ser posible, hágalo constar, de la forma que crea más conveniente.

Los recuerdo a la perfección. Desde los más opacos a los traslúcidos. Como más luminosos recuerdo el blanco y el azul turquesa, mi color favorito. Como menos luminosos pondría el negro y el marrón.

 

7. ¿Cómo son las imágenes o voces de sus sueños?

Este aspecto de mi vida es uno de los que siempre me ha llamado la atención. A pesar de llevar 16 años sin visión mis sueños siguen siendo como si tuviera vista. Es cierto que algunas veces me siento algo impotente para moverme o hacer ciertas cosas, me refiero dentro del sueño, pero incluso en esos momentos tengo percepción visual. Nunca me quedo a oscuras total. En alguna ocasión llevo mi bastón blanco y curiosamente veo perfectamente. No sé que sucederá en el futuro, pero hoy por hoy es así.

En cuanto a las voces, no tienen nada de particular. No destacan más por el hecho de que sea invidente.

 

8. ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

El pan lo siento rugoso y crujiente, aunque al mismo tiempo tierno. Es un tacto agradable porque su aspereza es significado de comida.

El barro, en cambio, es blando y suave, si bien su sensación de suciedad no me agrada en absoluto. Tocarlo significa tener que ir a lavarme las manos.

El pan es difícil asociarlo con otro objeto pues me parece único. Como ya he dicho, contrasta el hecho de ser rugoso con su ternura a la hora de partirlo o comerlo.

El barro lo asocio con la plastilina, la escayola, y demás cosas que ensucian. Me da la impresión de que una vez que se seca queda arenilla y eso me da grima. Es una sensación similar a la que tengo cuando toco una piedra de la playa que tiene arena. De hecho, ahora, sólo de pensarlo me da como una especie de escalofrío.

 

9. ¿Es vital el sentido del olfato en su vida diaria?

No sabría si catalogarlo como vital. Me parece importante. Más incluso que antes de perder la vista. Antes no le daba casi importancia y sólo era como un apoyo al resto de sentidos. Ahora, por el contrario, empleo el olfato para ciertas cosas en exclusividad. A la hora de cocinar lo empleo mucho cuando antes, teniendo visión, empleaba más la vista. En este caso pondría un ejemplo muy esclarecedor, pues el vino es una de mis pasiones, el buen vino me refiero. Antes yo observaba el vino para ver sus matices, luego lo olía y por último lo probaba. Repartía el placer de beber un buen vino entre los tres sentidos. Bueno, yo diría que entre los cuatro porque el sonido de caer el vino en la copa ya me parece algo especial. Ahora sin vista no puedo apreciar su color, si bien me da la sensación de que aprovecho con más intensidad el resto de sentidos. No tengo ninguna duda de que el sentido del olfato se percibe mucho mejor y se disfruta más cuando se cierran los ojos.


Encuesta de J (MA EM)

 

1.         Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones. Finalmente, explique cómo se lo imaginaría con los ojos cerrados.

El sol es un elemento que calienta nuestro planeta y da vida, es de color amarillo y es esférico, para mi el sol significa alegría y vitalidad, me gusta el sol porque da calor e ilumina todo lo que nos rodea.

2.         Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo, y, como en el caso anterior, cómo se lo imaginaría a ciegas.

El mar es una proporción de agua muy extensa, para mi simboliza la libertad porque es inmenso e infinito, a ciegas lo imagino como un espacio ilimítrofe que tiene mucho peligro cuando está embravecido

3.         ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

Para mi un río es una corriente de agua, si me he bañado en una ocasión cuando era niña y no fue muy agradable la experiencia ya que para acceder a él tuve que deslizarme por una zona rocosa y sentí miedo e inseguridad

4.         Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo.

La luna es un satélite de forma esférica y de color blanco que sale de noche, para mi simboliza la oscuridad.

5.         ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

Me sugieren el inicio de la lectoescritura.

6.         Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul, amarillo, naranja, violeta, etc. Qué grado de luminosidad le sugieren. De no ser posible, hágalo constar, de la forma que crea más conveniente.

Blanco: claridad y simboliza pureza

Negro: oscuridad y ausencia de luz

Rojo: es un color primario, simboliza el amor y lo pasional

Violeta: color parecido al morado y aparece en el arco iris

Naranja: asociado a la fruta de su mismo nombre

Verde: color de las plantas y simboliza la esperanza

Amarillo: asociado con el color del sol

Azul: es el color del cielo

7.         ¿Cómo son las imágenes o voces de sus sueños? Sírvase ilustrarlo con un ejemplo.

Las voces y las imágenes se asemejan a la realidad. Estas últimas se muestran en color.

8.         ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción) ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

Tanto el pan como la arcilla son texturas suaves y agradables.

9.         ¿Es vital el sentido del olfato en su vida diaria? En caso afirmativo, pónganos un ejemplo que lo ilustre.

Si porque es una fuente de información. Cuando huele a tierra mojada sé que está lloviendo

10.              Imagínese por unos momentos que vuelve al principio de su existencia, al momento en que comenzó a tomar consciencia de su ser, descubriendo que era un/a niño /a. es de esperar que sus relaciones íntimas con los demás, incluida de lleno su persona física, por parte de familiares y no tan familiares, fueran muy profusas y efusivas, máxime si tiene una discapacidad visual severa. ¿Qué tipo de sensaciones le suscitaban estos gestos? Demasiados besos y abrazos la / lo agobiaban e irritaban, provocándole ganas de agredirlos o escapar de la situación? ¿O tal vez vivía esa afectividad tan efusiva de forma natural, sin molestarle demasiado, llegando incluso a gustarle? ¿Cree que ello ha condicionado su carácter con los años? Explíquelo brevemente.

11.              Ante estas muestras de afectividad reaccionaba de forma positiva y cariñosa. Sólo me irritaba y lloraba cuando la persona que me cogía en brazos no me agradaba.


12.              Encuesta de K (MC EM)

 

1.      Definición de Sol. Explique ahora, con el mayor detalle posible, cómo se lo imagina mentalmente, o qué le sugiere en general. Si es capaz de verlo o lo ha visto alguna vez, explique brevemente la diferencia que nota entre ambas situaciones. Finalmente, explique cómo se lo imaginaría con los ojos cerrados.

Cuando era pequeña y me enseñaban a dibujar, el sol siempre lo representaba como una bola amarilla con rayos alrededor que son los que nos daban el calor. Nunca lo he visto, pero sí que percibo su luz y su calor. Nunca entendía por qué decían que era amarillo si el color rojo se supone que es el que más se acerca al color del fuego o yo al menos así lo imagino. Por estas razones sigue siendo como me imagino el sol, una gran bola que gira y va repartiendo luz y calor.

2.      Defina el mar o la montaña. Tras ello, explique su experiencia vital con esta entidad: significados emotivos o sensaciones de cualquier otro tipo, y, como en el caso anterior, cómo se lo imaginaría a ciegas.

El mar:

 

Vivo bastante lejos del mar y como me encanta, cada vez que tengo tiempo y dinero trato de ir a la playa. Desde muy pequeña siempre me ha gustado mucho el agua y en consecuencia el mar, a lo mejor es por no tenerlo cerca, pero es que cada vez que estoy en una playa es como si me cargara las pilas para una temporada, es algo vital para mí. Me lo imagino como un grandísimo cristal azul que se mueve constantemente como consecuencia de las olas, nunca he visto los colores, pero el azul siempre me lo he imaginado como si fuera agua, no sé si me explico. Cuando oigo la palabra “mar” me vienen pensamientos positivos, quizás porque tengo asociado el mar a millones de buenos recuerdos. Cuando era pequeña iba con mis padres y mi hermano y nos pasábamos horas jugando en el agua; desde hace unos años voy a la playa con mis amigos y mi novio y creo que son los días del año que más me gustan, vuelvo renovada y llena de energía para una temporada. Me gustaría vivir en una zona costera porque aunque no estés en la playa directamente, el olor del mar se aprecia en casi cualquier parte de la ciudad y es algo que me da vida; El sonido del mar es algo que me relaja muchísimo. Es espectacular ir paseando por la orilla, olerlo, sentirlo y que las olas te vayan bañando los pies.

La montaña: me la imagino como una grandísima cuesta cada vez más empinada hasta acabar en pico, un gran camino en el centro de color blanco y a los lados mucha vegetación. Me transmite tristeza, lo asocio a un sitio frío y a lo mejor por estar tan aislada de una ciudad, la tengo asociada a la soledad.

3.      ¿Cómo definiría un río? ¿Se ha bañado alguna vez en él o lo ha recorrido en toda su longitud desde fuera? ¿Es capaz de imaginar el mismo río en diferentes ciudades? En caso afirmativo, explique el modo.

El río es muy distinto al mar, lo primero porque no es abierto como la mayoría de los mares, lo segundo por el gusto del agua ya que el mar es agua salada y el río es de agua dulce.

Me he bañado en ríos y al contrario que el mar, en todos los que yo he estado al menos, en lugar de arena fina, el suelo donde apoyamos los pies es de piedras. Por otra parte, aunque el agua se mueve, no tenemos olas como en el mar. Para mí es peligroso ya que hay remolinos que pueden arrastrarte y no me da mucha confianza. Al venir de las montañas, el agua es muy fría.

Me imagino el río como una especie de rectángulo, con la textura de un cristal rugoso y de color azul más oscuro que el del mar.

4.      Definición de luna. ¿Cuál sería, sin embargo, la definición más coherente para usted desde el punto de vista imaginativo.

Me la imagino como un gran semicírculo muy brillante.

5.      ¿Qué le sugirieron las primeras formas del alfabeto que conoció? ¿Le parecieron suficientes para encerrar toda la cultura existente? ¿Ha conocido más de un tipo de alfabeto?

Siempre he estudiado en Braille aunque he visto como son las letras que todo el mundo conoce. Me parecen muy curiosas y complicadas de representar.

He visto el alfabeto Japonés, aunque a mí no me ha dicho mucho ya que es algo gráfico y yo lo he visto en Braille

6.      Explique brevemente cómo son, o cómo se imagina los principales colores existentes: blanco, negro, verde, azul, amarillo, naranja, violeta, etc. Qué grado de luminosidad le sugieren. De no ser posible, hágalo constar, de la forma que crea más conveniente.

El blanco creo que es el más luminoso de todos, me lo imagino frío y muy claro, muy puro.

Verde: me lo imagino fresco y vivo, lo asocio al olor de césped recién cortado.

Azul: me lo imagino bastante luminoso, un color alegre. La luminosidad dependerá del tono, no es lo mismo el azul oscuro, el cual tendría muy poca luminosidad, sería un color apagado y el azul claro que sería el más parecido al blanco, pero con otra tonalidad, es el que yo asocio con el agua.

Naranja, para mí tiene una luminosidad media, lo asocio a las naranjas.

El violeta: para mí es un color muy vivo y muy claro.

El negro: obviamente es el menos luminoso ya que es totalmente oscuro. Lo asocio a la noche, a la luz apagada, en resumen a la oscuridad.

Rojo: es un color muy vivo. Lo asocio al peligro, al calor, a la pasión.

 

7.      ¿Cómo son las imágenes o voces de sus sueños?

Las personas con las que sueño son reales, en ocasiones personas que conozco, es como la vida real, yo no las veo, pero las oigo, las siento. Puedo saber si es una persona u otra por su voz, por su altura…. Creo que con los olores nunca he soñado, la verdad es que no me doy cuenta, trato de recordarlo, pero no soy capaz.

Puedo soñar con coches, con lugares…

En muchas ocasiones mezclo lugares, vivo los sueños como si fueran la vida misma, cuando me despierto, a veces dudo si ha sido real.

A la mañana siguiente me acuerdo de algunos, de otros no, como todo el mundo.

 

8.      ¿Qué aporta a sus sensaciones una textura como el pan? ¿Y un trozo de barro (o similares) en bruto? (antes de la cocción). ¿Podría asociar esas sensaciones con otras de carácter visual, o bien con otros objetos? Explíquelo detalladamente.

Creo que las texturas para mí son importantes porque tal vez me den información de las cosas que para otras personas tal vez no lo sean, ya que con la información visual es suficiente.

Me explico, a lo mejor para una persona que no tiene discapacidad visual le gusta un abrigo, no le importa tanto el tipo de tela porque visualmente le parece precioso y se lo compra. A mí me importa mucho más el tipo de textura, me puede gustar la forma, pero si por ejemplo, la tela con la que está hecha dicha prenda no me gusta al tacto… el abrigo ya no me parece tan bonito y puede hacer que no lo compre.

Las personas con discapacidad visual tenemos que servirnos del resto de los sentidos para forjarnos las ideas de las cosas, el olfato, el tacto y el oído son mucho más importantes para nosotros. Estamos en una sociedad donde prima lo visual, la gente en ocasiones no le da importancia al resto de los sentidos porque con tan solo ver algo ya saben si les va a gustar.

Ante un alimento, la gente lo juzga primeramente por su aspecto visual, para personas con discapacidad visual es muy importante la textura de éste.

Por ejemplo, la textura del huevo frito o cocido, es algo que me produce bastante rechazo.

Otro ejemplo siguiendo con el tema de los alimentos es el de la fruta. La fruta que no está pasada, que está en su punto, si está algo más blanda por el tema que sea…. Soy bastante reticente a comerla porque su textura no me gusta.

La pasta como el pan o el barro antes de ser cocidos, me da bastante grima, me parece muy curioso cómo cambia su textura después de pasar por un proceso como el de la cocción.

1.      ¿Es vital el sentido del olfato en su vida diaria? En caso afirmativo, pónganos un ejemplo que lo ilustre.

Como he dicho antes, el olfato es muy importante para personas con discapacidad visual, dice mucho de las cosas o de las personas, muchas veces puedes reconocer a alguien con tan solo acercarte a ella, puedes saber dónde estás por algún olor característico del lugar.

Por ejemplo: tienes que coger el autobús cerca de una pastelería, sabes que la marquesina es girando a la izquierda de ésta, aunque vayas algo despistado, solamente con el olfato, sabes cuando llegas a la pastelería y te puedes orientar bien.

El olfato dice mucho de la persona con la que estás hablando, es decir, sabes que si huele bien, tiene muchas posibilidades de ir limpio, de ser una persona que se preocupa por las cosas… No sé si me explico.

A la hora de cocinar por ejemplo solamente con el olfato, ya se sabe si la comida está más o menos hecha.

 

Autora: Cristina Ruíz. Madrid, España.

cristi_carrion@yahoo.es

 

 

 

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[1] Esta terminología es nuestra. Los autores no dan ninguna denominación a esta conducta.