QUE LOS PERROS NO
LO MUERDAN.
Los perros
son la alegría de los niños, pero también pueden ser la causa de mordeduras que
lo lleven al hospital o al cementerio.
Mientras los padres caminan
con ellos tomados de la mano para que no corran hacia la calle y puedan sufrir
un accidente automovilístico, el pequeño, introduce la manito en el jardín de
una casa donde un perro lo atrapa con resultados lamentables.
En otras
oportunidades, el mejor amigo del hombre, por fin se libera de un amo que lo
mantiene en un espacio reducido, encerrado por días, semanas y meses, hasta que
logra escapar y morder a quien camina sin percatarse del peligro que le asecha.
Por su
tamaño, los niños sufren la mayoría de mordiscos y laceraciones a la altura de
la cabeza, rostro y cuello, mientras que los jóvenes y adultos lo hacen en las
extremidades inferiores, antebrazos y manos.
Muchas
heridas causadas por los perros, producen infecciones debido ha que tienen una
abundante flora bucal poli microbiana que incluye al germen responsable del
tétanos que se puede alojar en el suelo, heces y piel del animal.
La zona
afectada se pone roja, se hincha y puede supurar y por eso es indispensable la
atención médica inmediata.
La rabia
también puede transmitirse por la mordedura de un perro, en éste caso, es
necesario identificar al agresor para comprobar si está vacunado y emprender
las acciones legales contra el amo del can.
Si la
mordedura se ubica cerca de los huesos y articulaciones, en el centro médico,
le administrarán antibióticos para prevenir complicaciones y además harán una
inmunización antitetánica por si los anticuerpos son muy bajos porque la
víctima no tenía los refuerzos correspondientes.
Hay que
tener presente que los perros no son juguetes, algunas mascotas son muy peludas
y despiertan la ternura de propios y extraños, mientras otros son genéticamente
agresivos y en lugar de estar en terrenos amplios y seguros, se encuentran en
pequeños jardines o sueltos en el barrio para que se “desestresen”, sin que su
dueño, tome en cuenta el peligro a que somete a sus vecinos quienes pueden
encontrar en ése acto irresponsable, muchas lesiones, intervenciones
quirúrgicas, tratamientos dolorosos, traumas sicológicos y en los casos más
tristes, la muerte.
Los
perros, no reciben la educación por Internet, leyendo libros ni por la
televisión, ellos responden a conocimientos grabados en sus genes y actúan por
naturaleza.
Defienden
su territorio, por eso ladran a quienes pasan frente a su casa y pueden morder
a quienes invadan su territorio (la propiedad donde está su casa), y de la
misma manera protegerán los alimentos como lo hacían sus ancestros cuando eran
salvajes, por eso, los niños y los adultos se exponen a una agresión si ponen
en riesgo su comida aunque sea por cariño.
Para
prevenir accidentes con perros en el hogar, elija mascotas que no sean
agresivas, enseñe a los niños a respetarlos, no los maltrate, llévelo a pasear
con una correa y bozal para que se desestrese sin poner en peligro a quienes se
encuentren en el trayecto, no se acerque a un perro que esté ladrando, no los
moleste, si se encuentran dentro de un auto acuda al veterinario para recibir
consejo respecto a la mejor convivencia con su mascota, que incluye la
observación médica para los controles de vacunas, parásitos y otras necesidades
propias del perro.
Si pese a
todas las recomendaciones ocurre un accidente, recurra al centro médico a la
mayor brevedad para que lo atiendan y así evitar trastornos de salud y traumas
sicológicos que duren toda la vida.
Autor: Roberto Sancho Álvarez. San José, Costa Rica.