(Reflexiones del Tina)
Por fin cantó el cuclillo.
Tardíamente, pero cantó.
Algo le faltaba en este abril al campo de la
Muela… La Lobera, por su parte estaba triste, alicaída, contrariada con los
Idus primaverales.
¿Quién no está triste en estos
tiempos?
El Tina desde luego sí lo está.
Dice que no comprende muchas cosas. Entre ellas el estado de los campos (sus
campos) en los que se ha dejado jirones de vida. O la causa del canto del
cuclillo, quizás por falta de nidos de otras especies, pues el cuco pone sus
huevos – en eso de lo ajeno se asemeja bastante a ciertos humanos
Por consiguiente el Tina afirma que la
naturaleza está confusa, igual que nosotros, lo mismo que el gentil cuclillo
que desde siempre alegró el campo alto ce La Palma.
Están confusos los dos: la naturaleza y el
Tina. No se concibe a la una sin el otro. Me hablaba días atrás del tema de las
subvenciones y subsidios, escuchándole yo boquiabierto por su sabiduría de
autodidacto, de lector de todo lo verdaderamente interesante. Como personaje
que quiere ser libre respeto al tiempo Pro amigo del espacio si límites, se
manifieste por principio enemigo de todo control premeditado de personas e
instituciones, a las que –afirma- se pretende tener sujetas de alguna manera…
Tengo que confesar que me
sorprende el Tina. Me sorprenden sus conocimientos y me sorprende s propia
interpretación de los mismos, tras la cual se oculta una filosofía particular.
Me complace resumir aquí sus últimos pensamientos.
Sé, Gran Hermano que te preocupas mucho por
mí, excesivamente. Y o lamento, ¿sabes? No me agrada percibir sensaciones
protectoras de tus tentáculos oríllanos sobre proyectos, actividades
realizaciones…. De todos estás pendiente. Eres igual que la hembra del cuclillo.
Pones y pones en los nidos de los demás y encima hay que agradecértelo. ¿Por
qué no nos dejas en paz? Mira, Gran quisiéramos sentirnos responsables totales
pero tú nos induces a reposar en lo más intrincado de tus planes y previsiones.
No, no nos atrae lo SUB porque nos ahoga, simplemente nos ahoga, nos sumerge en
acciones secundarias de inferioridad. Por favor, Gran Hermano ¡BASTA YA! DE
TANTAS subvenciones, subsidios especies de regalos con u concebidos para
coartar nuestra creatividad. Y para que la sociedad entera descanse en ti.
Parece increíble, ¿verdad? Sin
embargo es cierto. El Tina piensa así porque es y se siente libre, aunque con
la claridad de ideas afirma que todos los casos no son lo mismo y que hay
subvenciones desinteresadas y absolutamente necesarias y dignas de
reconocimiento. Trabaja en lo suyo a jornal. Lee mucho .Jamás le faltó el
trabajo Nuca se “apuntó” al paro, ni tendió la mano pidiendo favores
innecesarios, cuando no indignos.
Mira alto el Tina y su mirada
de águila alcanza el horizonte lejano. Ve las estrellas y observándolas observa
un planeta pequeñito, con muchos “enanos” que se creen gigantes a los que un
mundo de ilusos califica erróneamente de enanos…
Dije en una ocasión que el Tina es uno y son varios,
nadie en particular y varios en concreto cada cual puede imaginárselo como le
parezca.
Otro día volveré a hablarles
del Tina y sus cosas.
Autor: José Mª Dabrio Pérez. Huelva, Andalucía, España.