La Sociedad no sabe nada de discapacidades.
El pasado diciembre del
2015, concretamente el día 3, se celebró o mejor se reconoció, porque no se
celebró nada, el día internacional de la discapacidad. Ya en el número de enero
del pasado año, del año que acabamos de dejar, volví a escribir sobre el tema
teniendo en cuenta otras consideraciones, otros matices, otras observaciones y
también otras reflexiones distintas a las que me propongo traer aquí este año.
Quería yo formular varias preguntas a modo de
reflexión personal y por lo tanto intransferible, y que seguro que coincidiré
con alguien, que por qué no, también puede pensarlo y preguntárselo:
¿Condiciona el tener un defecto físico o
sensorial importante?
¿Determina nuestra conducta? ¿Nuestra vida?
¿Es determinante en nuestra relación con los
demás?
¿Influye en nuestra educación, en nuestra
formación?
¿Condiciona nuestro trabajo o nuestra forma de
trabajar?
Voy a dar un dato, que pienso que es
interesante y significativo: Mis fuentes, en este caso mi fuente es, la
Cadena de Ondas Populares
Españolas, COPE. Programa vespertino, LA LINTERNA. La noticia se anunció en la
primera fase o tramo del programa, entre las 19 y las 20 horas de la tarde del
día 3 de diciembre. Abro comillas: “Hoy día 3 de diciembre, se celebra el día
internacional de la discapacidad. Según una encuesta realizada en España, no
sabemos quien la realizó, eso lo digo yo, el cincuenta por ciento de los
encuestados, se sienten incómodos en su relación con personas discapacitadas”. Cierro
comillas y hasta aquí la noticia. No hubo más comentarios. Pero el comentario
inevitablemente me surge a mí:
Hay mucha gente que se siente incómoda cuando
tiene algún tipo de relación con una persona discapacitada; pero ¿Cuál es su
incomodidad? ¿El rechazo? ¿El miedo al trato? ¿El no saber qué decir o cómo
ayudar? Interrogantes todos difíciles de adivinar, ni siquiera de suponer. En
mi deambular por la vía pública, si he observado y lo he contrastado con otros
compañeros, que la ayuda del público, es cada vez más escasa. El ciudadano
tiene prisa, va distraído, no le importa demasiado la necesidad de ayuda que tú
tengas, o como ahora dice la juventud, pasa olímpicamente del tema.
Cuando se declaran estos
eventos tan grandilocuentes como el día internacional de la discapacidad y
otros eventos, cada día del año hay un supuesto acontecimiento, ¿A quién se
pretende concienciar? ¿Y de qué?
El eco en la prensa y otros medios de
comunicación, fue más que escaso; incluso las redes sociales, tampoco tuvieron
ningún movimiento extraordinario con respecto al paupérrimo evento. ¿Y qué
decir de las instituciones que se ocupan teóricamente de la problemática de la
discapacidad? ¿Qué proyectan? ¿Qué comunican? ¿Qué publicitan? Pues sí. Yo sé
de una institución, que precisamente eso último sí que lo hace bien. Se gasta
en publicidad lo que no está escrito, pero no con el fin de resaltar el día
internacional de la discapacidad, y sí con el objeto de vender sus productos.
Fue una grandísima institución, Que destacó por eso; por ser grande; pero
ahora, está encanecida. Yo quiero recordar a esta institución y a todas las
instituciones del mundo, Que sin personas, perderán su razón de ser. Esto de
que las personas pasan pero las instituciones siguen, o que las instituciones están
por encima de las personas, es una auténtica entelequia, porque sin personas,
las instituciones no se sostienen; no tienen razón de ser.
Quiero terminar, deseando mejores logros para
la comunidad internacional de las personas discapacitadas y también lo mejor
para nuestra revista y sus lectores.
Madrid enero del año 2016.
Autor: Hilario
Alonso Sáez-Bravo. Madrid, España.