Caribeña, africana y
andaluza.
La historia, es una ciencia no exacta. Yo
diría, con permiso de mis muchos amigos historiadores, que es una de las
ciencias más inexactas de las que conocemos y estudiamos. Dicen que la escriben
los vencedores; pero yo niego esa afirmación. Uno de los elementos que componen
la historia, yo diría que es el elemento fundamental, el más importante, es la
sucesiva invasión de pueblos y el constante y continuo cruce de culturas. Los
territorios más multiculturales y multirraciales, son los más ricos. Cuando a
los territorios de estas características se les priva de su libertad de acción,
de su expresión cultural, artística, política, religiosa, cuando se anula su
diversidad, su forma natural de ser, se les ahoga, se les asfixia sumiéndoseles
en una pobreza total. Esto es lo que ha pasado en el continente africano, y con
menor fuerza en parte del continente americano. No obstante y a pesar de todo,
los pueblos que habitan estos territorios,
Han escrito y siguen
escribiendo su propia historia, que no es solamente la que se registra en los
libros de textos escolares y universitarios, y sí, la que se refleja en sus
manifestaciones culturales, artísticas y de todo orden.
Esas invasiones y esos cruces o mezclas a las
que yo aludía al inicio de este pequeño trabajo, y que por supuestísimo hemos
sufrido toda la humanidad, porque
todos absolutamente todos
nos hemos mezclado, han sido determinantes y han contribuído a nuestra
expansión por todo el planeta. No podemos ni intentamos justificar en modo
alguno, la exterminación, la destrucción ni la explotación del invasor. Estas
desgraciadas circunstancias, suelen suceder de manera inevitable en todos los
casos, con mejor o peor suerte; pero, es justo reconocer también, las
influencias positivas que el invasor deja en su paso por el territorio invadido
y en la etnia o etnias, con las que se ha cruzado o mezclado. Sería totalmente
injusto, si nosotros, los españoles, no reconociéramos el influjo romano y
árabe, Que determinó desde el sistema de regadío de algunas regiones, hasta
nuestra música. Roma, nos legó las raíces de nuestro idioma español, y las
raíces de las lenguas cooficiales que se hablan en el estado y que conviven con
el español, excepto el vascuence, al que hoy también llaman euskera.
Los españoles, no fueron a descubrir América.
América, ya estaba descubierta, y Colón, es casi seguro que había estado allí
anteriormente; Pero los españoles, sí que colonizaron gran parte del continente
americano. Muchos de los Pérez, de los Patiños, de los Gómez, de los Fernández,
de los García, de los rodríguez y un sinfín, nos siguen odiando virulentamente;
pero bailan y cantan salsa, cumbia, merengue, chachachá y música cuyos orígenes
son africanos y andaluces. Y para muestra, solo un botón: Invito a quien
quiera, a que se deleite con la audición de “CUATRO ARPAS Y UN CUATRO”. Es
música venezolana de 1997. Es música deliciosa. Si escuchamos atentamente esta
música, podremos observar que hay fragmentos o pasajes que se identifican
perfectamente con nuestros aires musicales andaluces. Solo le faltan las
palmas, para que se conviertan en bulerías. Pero eso es solo una muestra del
amplísimo espectro musical latinoamericano. Hay que decir en honor a la verdad,
que a medida que nos aproximemos a los Andes, la influencia musical española se
va perdiendo.
Yo no reniego de mi pasado romano, árabe o
celta. Cuando vinieron aquí o acá, como decís por allá, seguro que también
hicieron de las suyas.
Tengo muchos amigos latinoamericanos, y
amenudo hablamos de estos temas. Yo les digo, y estamos de acuerdo, que la
historia no la escriben solamente los vencedores. Eso es una falacia. El odio
que algunos profesan así como el racismo, tiene tangos orígenes, como versiones
tiene la historia. Cada uno cuenta la feria, como le va en ella o según se la
han contado.
Quiero concluir diciendo que los términos se
están invirtiendo: Los que en otro tiempo fueron colonizados por Europa en
general y por España En particular, Están llegando masivamente a este
continente. Su música, que nos es extraordinariamente familiar, se impone.
Cuando se publique este artículo, en España aún quedarán ecos navideños, En el
metro de Madrid, Se puede ver a personas colombianas, ecuatorianas, peruanas y
de otros países latinoamericanos, con sus instrumentos típicos, tocando y
cantando villancicos de sus tierras con acento musical andaluz.
Y si se me permite, quisiera formular una
pregunta: ¿Por qué se emplea el término “tercer mundo” en un mundo
supuestamente globalizado?
Madrid, enero del 2016.
Autor:
Hilario Alonso Sáez-Bravo. Madrid, España.