r. o. s.
Has
soportado
durante diecinueve años
una presión atmosférica
de 20 toneladas…
¿Qué pueden hacerte
57 kilogramos más
durante quince minutos?
Entre tu sangre
Irse
así, tras de ti para encontrarte
y encontrarte dormida
y encontrarse
con que en tu sueño apresas
al fantasma que te mira,
a la piedra lanzada hacia tu cara,
a la piedra que se disuelve
y vela desde dentro
el esquema asombrado
de tu sueño de arena,
de tu sueño de danza
en una playa oscura.
Saber que para quien alrededor
de ti camina
no hay caminos
ni atajos ocultos como flores en
la nieve
y que entonces irse tras de ti,
de noche, entre tu sangre,
es hundirse en tu cuerpo
lentamente,
es andar en el aire caminando,
es que tu boca despierte cada
noche
para cada noche perderse
nuevamente,
es salir a solas de tu cuerpo,
a mediodía y sin que tú lo
adviertas,
para cada noche perderse
nuevamente.
Epitafio
Y allí, bajo la tierra,
el árbol ramifica otro follaje,
dúctil y penetrante,
como dotado de una
voluntad de silencio.
No es el
viento el que mueve
ese ramaje interno.
Es la humedad y es otra lentitud,
serpiente multiplicada y armoniosa
bajo la oscuridad compacta de otro
cielo.
También
ese bosque
caminaremos juntos.
Autor: Eduardo
Casar. México Distrito Federal.