Olimpiadas
de Corazón.
Una meta a la vez.
La aorta, es la principal arteria que lleva sangre fuera del
corazón.
A Leonardo Incera González, la válvula aórtica no se le
abrió en forma completa (estenosis aórtica) lo que disminuye el flujo de sangre
desde el corazón por lo que estuvo en tratamiento en el Hospital nacional de
Niños y luego en el calderón guardia.
Aprendió que el corazón es un músculo y por eso practica el
ejercicio moderado para fortalecerlo.
En el año 2012, un eco cardiograma muestra que la estenosis
pasó de moderada a severa por lo que estaba en riesgo de muerte súbita.
Me citaron para que los diferentes especialistas que
realizan cirugías a corazón abierto nos explicaran a mi madre y a mi a que
tendría que enfrentarme, y lo hicimos confiando en Dios y los profesionales del
calderón guardia.
Completé los exámenes previos y fue muy importante la cita
con la psicóloga que sin olvidar el alto riesgo, me dijo que me preparara para
un gran viaje que cambiaría mi vida y la de mi familia.
No había otro camino, pensé en ellos, en mis amigos, en mis
compañeros de trabajo y en la oportunidad de mejorar mi calidad de vida y con
ese pensamiento entré al quirófano.
Fueron ocho horas de lucha, en la primera fase, me hicieron
un cateterismo y el corazón se debilitaba, los cardiólogos junto con el
personal asistente resolvían en el camino y al unirlo para restablecer la
circulación de la sangre por el cuerpo, los riñones sufrieron una insuficiencia
aguda.
El cuerpo se llenó de líquidos y me pasaron a cuidados
intensivos.
Durante 10 días estuve en coma grado 4 el más severo
entubado el doble del tiempo de lo normal.
El personal no se rendía y por fin abrí los ojos.
45 días estuve en ese servicio y al salir del hospital tenía
bajo peso y alta estima para disfrutar la vida.
En enero de 2013, los especialistas del Instituto
Costarricense de Electricidad (ICE) donde trabajo, me reubican y recomiendan
asistir al programa de rehabilitación cardiaca del Centro Nacional de
rehabilitación ((CENARE) donde Ángeles como los del calderón Guardia, con la
ayuda de Dios, nos permiten seguir viviendo.
Recibía rehabilitación cardiaca, apoyo psicológico, me
enseñaron técnicas para el manejo del estrés y claro al tener una válvula
aórtica mecánica, me brindan los medicamentos que necesito de por vida.
Con la cirugía vinieron para mí las olimpiadas de corazón,
hice pruebas de esfuerzo, superaba una a una cada meta que se me presentaba
hasta terminar el ciclo definido por el CENARE.
En la actualidad, cada sábado mis compañeros y yo, nos
reunimos en el CENARE con un equipo humano precioso que invierte tiempo,
recursos… su vida en darnos una continuidad de rehabilitación para egresados
del programa y supervisar los alcances que obtenemos de lunes a viernes.
Es un seguimiento personalizado y atienden nuestras
consultas hasta por teléfono, Dándonos más de lo que esperábamos como pacientes
y asegurados.
Yo puedo afirmar que disfruto mi vida en forma integral, me
reincorporé al trabajo, cambié mi puesto para bien, mejoro en lo físico,
espiritual y profesional, soy un agente contagiante de amor a la vida.
Disfruto poder abrir los ojos, tomar un vaso de agua,
abrazar a mis seres queridos y junto a mi madre y mi novia afirmar que la Caja
costarricense de seguro social es una bendición para todos.
Autor: Roberto Sancho Álvarez. San José, Costa
Rica.