El Valor Expresivo de Juliana.
Existe diversidad de razones para que un niño decida irse de
casa si es que la tiene. Los estudios revelan que Se estima que en el mundo hay
alrededor de 120 millones de niños viviendo en la calle (30 millones en África,
30 millones en Asia y 60 millones en América del Sur).
Pero ¿qué causales inciden para que un niño con apenas
cuatro años lo empuje a vivir en las calles? Sin una familia que se ocupe de
ellos y al extremo de cuidar de sí mismos.
He aquí la película peruana Juliana, este largometraje narra
la historia de una niña de trece años que busca sobrevivir a la pobreza y la
violencia a la que se expone. La que se ve forzada a soportar los maltratos
físicos, psicológicos y verbales de su padrastro, quien la obliga a realizar
tareas en su casa y a trabajar para quitarle el dinero que ganó. Juliana,
conoce de un grupo de niños que trabajan cantando en los autobuses y son
dirigidos por un malandrín que les da alimento y hogar, pero a la vez explota a
los pequeños.
Juliana se da con la sorpresa de que solo aceptan a niños,
por lo que decide cortarse el cabello para aparentar ser uno, cambiando su
nombre por el de “Julián”. Una vez dentro conocerá la dura realidad que viven
los niños que trabajan para el criminal. Cuando finalmente descubren que es una
niña se enfrenta al sujeto y junto a otros muchachos generan una revolución
infantil para ayudarlos a escapar del infierno en el que estaban viviendo.
Estas duras y lamentables condiciones de vida,
desafortunadamente no es solo la realidad peruana, en Panamá, según un reciente
informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD),
determina, entre otras cosas, que en Panamá hay 107.000 niños que no van a la
escuela. La crítica situación se da en menores de entre 4 y 17 años y los
factores de mayor incidencia en esta situación son la falta de ingresos en el
hogar, la distancia para llegar a las escuelas y el trabajo infantil.
Pero regresemos a la película Juliana, y una escena
interesante la constituye la madre de Juliana, el amor a ese marido explotador,
su hija fuera de casa y la autoestima en el subsuelo, hasta dónde hay un grado
de corresponsabilidad, tanto del padre ausente como de la inexistencia de
políticas públicas, convirtiéndonos en fabricantes de delincuentes, como
puntualizó el niño Clavito, (Eduardo Centeno), al referirse a su pobreza y
desolación como producto de la inflación nacional.
Juliana, nos despierta la conciencia crítica, pues
demandamos de políticas públicas enfocadas hacia los niños en condiciones de
pobreza, la deserción escolar, el desempleo, las personas con discapacidad y
las poblaciones indígenas en condiciones de vulnerabilidad.
Por lo que desde esta tribuna enviamos un mensaje de
reflexión a todos los padres, pues a es a ellos a los que le corresponde, no
solo ser proveedores materiales, sino generadores de amor, seguridad y
bienestar a sus vástagos, en tanto el propio Estado, cristalizar programas
orientados a exterminar con el maltrato y prostitución infantil, apartándose
por un instante de engordar sus cuentas bancarias, el clientelismo, los viajes
de asueto y detenerse en las Julianas que pululan por las calles de Panamá.
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Comunicadora social.