El árbitro, un
abominable tirano.
Como una panameña más, esperé con fruición y un poco de
escepticismo el partido entre México y Panamá, que nos colocaría en la
posibilidad de clasificar a la final de la Copa Oro 2015 y digo desconfianza,
porque desafortunadamente la selección panameña, tiene la virtud de ilusionar a
su ferviente fanaticada como el ardiente sol que se apaga previo al ocaso,
regalándonos el mal sabor de la derrota. Pero creo en las excepciones y como
fanática valoro el coraje de mi selección.
Pero regresemos al histórico partido entre México y Panamá,
caracterizado por altercados y excesivas amonestaciones por parte de un árbitro
tozudo, tirano y parcializado de la talla del estadounidense Mark Geiger, de
quien pongo en tela de duda su actuación o realmente es un mal árbitro o bien
obedece a las directrices de la Confederación de Fútbol del Norte Centroamérica
y el Caribe, (CONCACAF), la que nos aviva el pensar de que favorecer a México,
beneficiaba de tener en las instancias finales a la selección que más público
lleva a los estadios.
No obstante, mientras seguía el partido, a través de una
televisora mexicana, sorprendida escuchar de los propios narradores aztecas los
comentarios sobre la insatisfacción con el desenlace del encuentro del miércoles
por la noche en Atlanta y los errores garrafales de un árbitro que al final se
granjeo el título de la vergüenza mundial.
"El primero no es penalti", admitió el técnico de
México, Miguel Herrera, en referencia a la mano que pitó el árbitro estadounidense
Mark Geiger a los 88 minutos y que permitió a México, empatar 1-1 y enviar el
partido al tiempo extra, donde ganó... con otro penal.
Ahora bien, desmenucemos las causales de un campeonato
mundial de por sí contradictorio en la historia del fútbol, y que hoy nos
llevan a escribir este artículo:
Es un secreto a voces que el fútbol se ha convertido en un
deporte de negocio lucrativo de industria, lo que mueve una maquinaria que lo que
menos le interesa es divertir a la gente, un Mark Geiger, protagonista y
generador de sentimientos de discordia y malestar, En el minuto 4 debió
expulsar al mexicano Carlos Vela por agredir de un codazo a un panameño, esa
falta está reglamentada como expulsión, porque es una agresión sin valón,
dejándonos un escenario donde lo que menos reinó fue la alegría y la unidad de
la fanaticada.
Se dice que el fútbol es un juego en equipo, que sufre si
pierde a un jugador por expulsión, lesión o sanción, a lo que comprendo que el
mal de uno es el infortunio de todos, no obstante en este partido no se
caracterizó por la solidaridad, ni en parte por su rival ni de los gremios a
fines, no se tocaron el corazón, puesto que hoy Panamá corrió con la mala
suerte de un verdugo, pero mañana la expiación puede ocurrirle a cualquier otro
equipo.
Aceptamos la falta y que es cuestionable del jugador Luis
“Matador” Tejada, quien en disputa por el valón, lo que se considera
accidental, cuando mucho era una amonestación y no expulsión como determinó el
árbitro. Además, no conforme con su actuación, faltando dos minutos para
concluir el tiempo oficial, marca un penal, especificando que era por una mano,
cometidas por el defensor panameño. Sin embargo, esa acción nunca existió, comprobada
en las repeticiones, y más aún, en el tiempo extra vuelve a marcar un penal, el
cual quedó como una gran duda, por parte de quien lo vea, solo el árbitro con
su poder y tiranía, podía favorecer a la selección mexicana.
Reconozco y no olvidamos el gran esfuerzo
de la Selección panameña, porque demostraron que tienen madera, pese a que
tenían varios hándicap en contra: El árbitro, el estadio y un equipo
incompleto, fueron capaces de meter un gol bien habido y buen juego, sin asomo
de trampas y juega vivo, ganaron, defendieron los colores a pesar de quedarse
en plena cancha con diez hombres, además valoramos la voluntad y sacrificio que
realizan cada uno de nuestros jugadores para vestir la camiseta nacional, el
trabajo del cuerpo técnico, así como la planificación a nivel dirigencial. Que
sirva esta experiencia a todos los panameños desde el estudiante, ama de casa,
el obrero y gobernantes como un ejemplo a seguir de nuestra selección que hoy
son considerados campeones sin corona.
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Comunicadora social.