Un Asomo al Horror.

 

No siempre podemos disfrutar de algo que nos exija mucho a cambio; cuando leemos, la imaginación viaja más allá que en cualquier otro momento, es un instante íntimo, en el que solo el alma y la imaginación están conectados, no hay intrusos, solo la sensación de que vivimos una vida diferente, porque sentimos que vivimos lo que leemos.

Durante toda mi vida en mi condición de Persona con Discapacidad Visual, he debido sortear tempestades entre las que se cuentan mis vicisitudes para disfrutar la buena lectura, pues eran años donde los ciegos solo disponíamos de los libros en Braille que nos remitían vía postal las imprentas de España, Buenos Aires y Uruguay, lastimosamente Panamá no poseía ni ofrece hoy día una biblioteca sonora o en Bibliografía en Braille, cónsona con las exigencias de un mundo controlado por la tecnología.

Pero benditas las herramientas que nos llegan a nuestras manos, como el ordenador que me permite hoy compartir con mis lectores la obra: El Pianista del Gueto de Varsovia, del polaco Wladislaw Szpilman, quien en un relato en primera persona narra crudamente los hechos atroces ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, (1939-1945), encabezados por Hitler y los nazis en la invasión a Polonia, (septiembre 1939), lo que la historia a nombrado como el Holocausto, sin embargo para comprender el lado oscuro del hombre, es interesante remitirnos retrospectivamente a los simientos de los porqués un ser humano llamado Adolfo Hitler, Canciller de Alemania (1933, 1945), con un pensamiento maquiavélico, sistematiza mediante un aparato militar el genocidio de más de seis millones de judíos.

El Pianista del Gueto de Varsovia, es un canto a la dignidad del ser humano y paradójicamente un grito de angustia frente a tanto dolor, pero desmenucemos algunos factores influyentes en semejante decisión; para la década de los treinta, Europa occidental dominada por la economía judía, representaba un peligro a la nación germana, así mismo, como ocurre en nuestros días, el elitismo de la comunidad judía constituye una casta cerrada a las actividades del país anfitrión, en otras palabras no terminan de incorporarse a las tradiciones y costumbres, no obstante, recordemos que Hitler en su antisemitismo, ideológicamente concebía a la raza alemana como la clase pura y superior, aupada por el pensamiento de sus asiduas lecturas de Friedrich Nietzsche, El Hombre Superior, Hegel, Fenomenología del espíritu, El Mercader de Venecia, de William Shakespeare, también comprendió que manipulando a las masas era el mejor caldo de cultivo para su proyecto de exterminio y expansión territorial.

Pero hay un hecho muy curioso en la lectura de esta obra y que Szpilman, relata con frialdad, aparte de las cámara de gas, los crematorios, el trabajo forzado, las enfermedades y toda clase de atrocidades que marcan la historia del protagonista, nos referimos a la muerte designada para las Personas con Discapacidad, puesto que se diseñó una cámara especial y un gas, (monóxido de carbono), para prolongar la agonía de los ciegos, parapléjicos, sordos, deficientes mentales, lo que nos brinda la oportunidad de analizar hasta donde llega el desprecio, la Discriminación y los prejuicios del hombre por el hombre.

Este clásico literario, en uno de sus pasajes deja a flor de piel, el valor de la amistad, Wladislao Szpilman, en los procesos de su huida, su padecimiento en el gueto y sus peripecias por salvar su vida, encuentra a sus buenos amigos, que pese a exponer sus propias vidas, le extienden ayuda. Pero qué decir del oportunista, visible en toda época, el judío que traiciona a su semejante para obtener beneficios y canonjías, pobre de espíritu e inocente de él, pues serían contados entre los centenares de exterminados por la tropa alemana.

Por lo que estoy segura que esta pieza de la historia del ser humano, les trasmitirá sentimientos de impotencia, nostalgia, pero también una sensación grata de alivio y otra de tristeza porque no todos los perseguidos por el régimen tuvieron la misma suerte que El Pianista del Gueto de Varsovia.

 

Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.

Comunicadora social.

elodia.magda@gmail.com

 

 

 

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