Como ciudadana de a pié nos preocupa la realidad del Sistema
Sanitario panameño, soy una fiel convencida que solo la educación les abre el
abanico de las oportunidades a los Hijos del Pueblo, por eso en su momento, elevé
mi voz con respecto a las becas y mi aquiescencia sobre todo aquel apoyo
económico que se le brindó al estudiante Rafael Buchannann, aspirante a la
profesión de aviador en una universidad extranjera.
Pero regresemos al tema sanitario panameño, y la decisión
intransigente de las autoridades de salud en cancelar las becas para
estudiantes de medicina en cualquier Centro Educativo fuera de los linderos de
la geografía nacional. Nos llama poderosamente la atención escuchar al Premier
de Salud, manifestar que las becas para estudiar medicina en La Habana, Cuba,
se suspenden a partir, de este año por las autoridades del Ministerio de Salud,
(Minsa), argumentando el alto costo que genera la formación de profesionales de
la medicina en esta ciudad.
Por eso, la intención de este artículo no es dejar en tela
de duda la calidad de la formación de los estudiantes de medicina en Panamá, la
que estimamos excelente, no obstante, sí sustentar los porqués es oportuno el
intercambio cultural, conocimientos, experiencias de otras latitudes; aclarando
que no me une concepción ideológica, parentesco con gremios médicos ni interés
alguno con ninguna nación en particular, Simple y llanamente sacar del
oscurantismo la concepción primitiva de creer que el progreso de un país se garantiza
con la contención del gasto público en áreas tan sensitivas como lo es la
formación en la rama de la medicina, que tanta falta hace en un país que se
caracteriza por un modelo curativo, poco eficiente y costoso.
No creo que aumentar la cantidad de cupos en la Facultad de
Medicina en la Universidad de Panamá, es la panacea para hacer frente a la
demanda de profesionales de medicina en las zonas recónditas del país. Cuando
escasamente el 23 de diciembre de 2014, en un diario de la localidad el Decano
de ese centro de enseñanzas, Enrique Mendoza, informó que la infraestructura de
la facultad está vieja y representa un potencial peligro” para estudiantes,
docentes y empleados administrativos.
Por ejemplo, planteó que las aulas de clases no están acondicionadas
y los laboratorios no tienen los equipos correspondientes para que los alumnos
hagan sus trabajos de investigación y prácticas de aprendizaje.
Ahora bien reflexionemos sobre la ganancia para el país,
optando por la continuidad de las becas en naciones que dan ejemplo en la
práctica de la medicina, no obstante, con la salvedad del destierro de
concepciones ancestrales de considerar que en la isla caribeña adoctrinan sobre
el comunismo, aumento de la competencia para el servicio de la medicina privada
o bien te adiestran para las guerrillas, todo lo alejado de la realidad, pues,
numerosas fuentes internacionales, incluidas la Organización Mundial de la
Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otras agencias
de la ONU, y el Banco Mundial, sustenta la calidad del Servicio Sanitario
cubano.
Según el organismo de las Naciones Unidas, el sistema de
salud de Cuba tiene valor de ejemplo para todos los países del mundo.
Cuba, en mayo de 2014, presidió la 67 Asamblea Mundial de la
Salud como reconocimiento a la excelencia de su sistema de salud.
Cuba forma a jóvenes médicos del mundo entero en la Escuela
Latinoamericana de Medicina (ELAM). Desde su creación en 1998, la ELAM ha
graduado a más de 20.000 médicos de más de 123 países. Actualmente, 11.000
jóvenes procedentes de más de 120 naciones cursan la carrera de medicina en la
institución cubana. Según Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones
Unidas, la ELAM es “la escuela médica más avanzada del mundo”.
De esta manera podría continuar listando la multiplicidad de
elementos para destacar que la suspensión de las becas es un asunto de voluntad
política de ubicar al individuo en el centro del proyecto de sociedad, porque
la salud del ser humano se garantiza en la calidad pero también en la cantidad
de profesionales médicos como pilares de la salud al servicio de toda la
población vulnerable, además, la única forma real que los hijos del pueblo
estudien una profesión tan costosa, es a través de los apoyos económicos,
nómbrese beca, ayuda estudiantil o asistencia económica.
Pero que oportuno serían los testimonios de solidaridad de
los ex becarios formados en las universidades cubanas, cuyas demostraciones
echarían por tierra el rancio pensamiento que sostienen que los noveles galenos
regresan con conocimientos de dudosa procedencia. De lo contrario, con la
medida en ejecución, serán los hijos de la oligarquía los que ejercerán la
medicina en Panamá, los que seguirán engordando sus bolsillos en sus clínicas
privadas, con el certero aumento de falta de médicos en aquellos arrabales
donde los centros de salud no les llega los medicamentos, el agua ni el fluido
eléctrico.
¡Que viva el tercermundismo!
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz.
Panamá, Panamá.
Comunicadora social.
Twitter: Elodia_munoz