La detonante preocupación en torno al tema del Nepotismo que
se ha generado en Panamá, y siendo de vital relevancia analizarlo desde el
ángulo ético, es el propósito preferente de este artículo. No pretendemos despertar
el morbo, pero sí sacudir conciencias y deliberación.
Este término proviene del latín nepos, nepotis ('sobrino').
En los siglos XV y XVI algunos papas ocuparon con familiares, especialmente
sobrinos (nepotes), importantes cargos de la Iglesia, abuso que dio origen a la
expresión "nepotismo", término saturado de sentido peyorativo, que
hoy se emplea, casi exclusivamente en la política, donde ciertas magistraturas
suelen rodearse de una corte de parientes, encumbrados en dignidades diversas,
generosamente retribuidas por el erario público. No obstante, Transparencia
International define como corrupción al fenómeno por medio del cual un
funcionario público es impulsado a actuar de modo distinto a los estándares
normativos del sistema para favorecer intereses particulares a cambio de una
recompensa. Corrupto es por lo tanto el comportamiento desviado de aquel que
ocupa un papel en la estructura estatal".
Pero regresemos a Panamá, detenidamente hemos escuchado a
diversos Organismos de la sociedad Civil, críticas, pareceres e incluso
acusaciones sobre el tema en cuestión, en tanto los conformistas manifestar con
escepticismo: “Que en todos los Gobiernos es práctica común”. Sin embargo, no
se trata de asentir un hábito como una ley, puesto que el Nepotismo implica más
allá de favorecer a la parentela, dejar en vilo una Escala de Valores y
principios que todo Servidor Público está obligado a ejercer y aun más si
responde a la Administración Pública.
La práctica del Nepotismo, no solo implica un peligro para preservar
la Cosa pública, sino que deja entrever el deterioro moral, la erosión del a
estructura social; sumergiendo al país en una profunda crisis de valores,
apartada de la transparencia y la honestidad.
Ahora bien, para unirse a la transformación que demanda
Panamá, indistintamente de los Estamentos Sociales, urgimos rescatar los
valores fundamentales, Sólo el cambio de nuestra forma de pensar y de actuar
nos ayudará a formar quizás un nuevo País, si no cambiamos interiormente es muy
difícil cristalizar las innovaciones.
Debemos empezar por nosotros mismos y dejar de lado lo
material para valorar lo sustancial que es la esencia de la vida misma.
Lo preponderante y concluyendo con este hilo de pensamiento,
será necesario y de sumo beneficio, que para respetar y continuar los pasos de
un marco normativo correcto, la sociedad y los sistemas institucionales en su
conjunto, convendrán cumplir los Códigos de Ética, para que podamos luchar
contra la corrupción y empezar a trasparentar los lados oscuros de la Administración
pública y privada. De lograrlo estaremos frente a una sociedad moral y
éticamente fuerte en todos los sectores, así como una justicia independiente y
un estado trasparente, ya sea en un manejo equitativo de los recursos
financieros como en el buen actuar de sus Servidores públicos.
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Comunicadora social.