La Discriminación de
Zambo y el Banco de la Familia Panameña.
En todas las sociedades, hay personas con discapacidad que
son excluidas, invisibilizadas y tratadas como objeto y ciudadanos de ínfima clase.
Panamá, desafortunadamente no escapa a esta realidad, sin embargo, esta
situación de riesgo se puede eliminar mediante políticas sociales destinadas a
incluir a las personas con discapacidad dentro de los procesos democráticos.
Pero también se deben atender la urgente necesidad de la accesibilidad en la
comunidad y mejorar sus condiciones de calidad de vida.
Ahora bien, es un hecho público las investigaciones por
escándalos y casos de corrupción a funcionarios del Sistema Bancario Nacional,
no obstante, no escapa a mi percepción el grave desprestigio y el universo de
interrogantes a la que está expuesta la Banca Local, su alejamiento de su
cometido económico y social, sin que los mecanismos de control accionaran, cuya
visión supuestamente era: al servicio del Estado y de todos los sectores
productivos del país, con el fin de impulsar el desarrollo de la economía
nacional.
Pero regresemos al Acto Discriminatorio que asumen La Casa
de Zambo y el Banco de la familia panameña, frente a los clientes con Discapacidad,
conozco de Personas con Discapacidad en la que me incluyo, del trámite
burocrático, bochornoso y hasta humillante que nos someten las Entidades
crediticias para obtener un préstamo personal, una hipoteca o abrir una cuenta
corriente o de ahorros y es que la actitud discriminatoria aduce que el Código
de Comercio y otras normativas apuntan a que el adulto mayor, Persona con
discapacidad, diabético, sobrevivientes de cáncer y víctimas del vih
corresponden a sujetos no actos para transacciones financieras.
Lo que no han aceptado y comprendido estas Entidades en su
obsolescencia y rancio pensamiento, sobre todo las que tienen en su Misión
velar por el bienestar de la familia panameña, es que en un mundo marcado como
el siglo del conocimiento, rebasado por la tecnología, la Persona con
Discapacidad no vive confinado en un rincón, no vegeta de la mendicidad, ni de
la conmiseración Estatal; por el contrario, recibe una formación académica,
forman hogares decentes, se realizan profesionalmente y contribuyen con sus
impuestos al desarrollo de su país. Por lo que el participar plenamente en la
sociedad, precisa poner en práctica medidas para que todas las personas con
discapacidad puedan disfrutar de la accesibilidad que necesitan.
En consecuencia, son aptos para asumir sus responsabilidad y
compromiso crediticio, así como los beneficios económicos y sociales cuando se
mejora la participación de y las oportunidades.
Resulta paradójico los argumentos de negatividad de la Banca
Local, en el otorgamiento de una transacción financiera, donde se involucre a
la Persona con Discapacidad, reaccionamos con pesar, reconocer el poder del
dinero, el tráfico de influencia, blanqueo de capital y sobre todo la doble
moral en la transparencia de las Entidades Bancarias.
Por último, toda Entidad Bancaria, debe estar enfocada en
apoyar la erradicación de la exclusión o de la pobreza desde la aportación que
se puede hacer, a través de los servicios bancarios, y contribuir a una
utilización más consciente del dinero por parte del ahorrador y a promover
determinados sectores de la economía real. En cualquier caso, esa diversidad
está enmarcada en una característica común: todos ellos ponen al ser humano en
el centro de su actividad.
El proceso de incluir
a las personas con discapacidad dentro de las estrategias y programas de
desarrollo es realmente un asunto de derechos humanos, mientras que se ha
venido ignorando la doble dimensión de capital humano y de pobreza en la
discapacidad, estas distancias deben ser igualmente importantes y fundamentales
en los nuevos valores tanto para la casa de Zambo como para el Banco de la
familia panameña.
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Comunicadora social.