La cultura, se guarda
en la basura.
Acabo de regresar de unas
cortísimas vacaciones en una ciudad costera española bañada por el mar
Mediterráneo. Es una ciudad del Levante español que tiene un gran microclima.
El mar, forma una magnífica bahía en torno a ella, y fue un centro floreciente
de turismo de todo el mundo. En el momento presente, sigue registrando buenas
cifras de visitantes y veraneantes, pero la crisis que de todo orden se han
sucedido en el país, y con especial relevancia en la comunidad valenciana, que
es donde se ubica la ciudad objeto de este trabajo, ha incidido poderosamente
en un especial presente de decadencia, que yo me atrevería a calificar como de
sombrío. Me dicen que hay una ciudad en México, que ha copiado casi
íntegramente el modelo de nuestra ciudad española. Si es así, deseamos mucha
suerte a Cancún, que es la ciudad mexicana a la que nos referimos.
Nuestra ciudad española se
llama Benidorm, y la verdad es que desconozco su censo, pero en verano, su
población rebasa el medio millón de habitantes. Su situación geográfica es muy
buena, y existe a mi juicio, algún inconveniente muy serio. En primer lugar, la
zona es semidesértica, como media España. Tienen serios problemas de agua,
aunque aparentemente todo vaya excepcionalmente bien; pero el tiempo es
inapelable e inexorable, y llegará un momento en que la situación demandará una
solución urgente, aunque queda el recurso de potabilizar agua del mar. Otro
inconveniente muy serio es que se ha construido sin orden ni concierto, y bajo
mi punto de vista, hay excesivo asfalto, excesivo cemento y poca o escasa
vegetación, por lo que las sompras, precisamente, no abundan. También hay
ventajas: Su situación geográfica, ya lo hemos dicho, es muy buena. Y la otra
ventaja más importante es que cuenta con una buena infraestructura de servicios
turísticos, que en realidad favorece y mucho, la gran afluencia de visitantes.
Pero lo que a mí básicamente me importa de todo lo que yo quiero exponer en
este trabajo, es la grave situación del mar Mediterráneo, que es un ser vivo,
que hace vivir y da de comer a mucha gente, y lleva muchos años usándose como
una cloaca. Vamos a decir ya sin más dilación que la ciudad que nos ha servido
de base para nuestro comentario es Benidorm, Y vamos a decir también que en
Benidorm, hace ya muchos años que no huele a mar
El Mediterráneo, es el mar de la cultura que
ha sustentado los principios básicos de la cultura judía, de la cultura
cristiana y de la cultura musulmana. ¡Ahí es nada! El mar por el que navegaron
griegos, fenicios, cartagineses, romanos, árabes y muchos más. Ahora, navegan
barcos de las primeras potencias del mundo, con todo tipo de cargamento y del
más contaminante. También el mediterráneo occidental, se ha convertido en una
ruta de emigrantes que huyen de la hambruna y de la pésima situación bélica que
sufren sus países. En el empeño por alcanzar las costas italianas y españolas,
que son las costas de su teórica salvación, son muchos los que se dejan la vida
en el mar. Las mafias que posibilitan sus travesías marítimas en pateras y
barquichuelas de pobre construcción, a ganar plata y que el tráfico humano,
siga. El mar lo soporta todo, lo aguanta todo En el mar, los barcos repostan
combustible. Al mar, va todo tipo de residuos y detritus. Las playas,
aparentemente están muy limpias y las aguas a veces son muy cristalinas, pero
si nos adentramos algún kilómetro hacia alta mar, hay trozos donde el paisaje
marítimo, es auténticamente lamentable. El fondo del mar, no se conoce con
precisión, aunque sabemos que hay yacimientos de todo tipo; incluso,
yacimientos humanos. Ahora, también hay basura que en absoluto puede favorecer
ni la flora ni la fauna marina. En el mar, se deposita todo tipo de basura, y en
esa basura, se guarda cultura, ¡Mucha cultura!
Madrid junio 2015
Autor:
Hilario Alonso Sáez-Bravo. Madrid, España.