El valor de
la vida
Introducción
Hemos
elegido este título, porque nos parece lo más cercano a lo que vamos a tratar,
sin que ello quiera decir que nos ceñimos a un estrecho registro.
De siempre
ha ocurrido, que en cualquier tradición, ya sea religiosa, espiritual o
cultural en general, se ha considerado que la vida es el bien más genuino que
poseemos como seres humanos. Naturalmente, esto es lógico, porque la vida
actual es todo lo que conocemos y el medio en que nos desarrollamos y crecemos.
Sin embargo, hay gente que apela a valores que son tan importantes para ellos,
que no vacilan en sacrificar la vida si ello es necesario, para defender esos
principios.
Así pues,
podríamos decir que la vida es el bien más preciado; (el 0 a la derecha); pero
que debe ir antecedido por otras cifras que le dan valor y que son principios
como la dignidad, el ejercicio personal de la libertad, la generosidad, el
Amor, naturalmente, y muchos otros.
Los que
escribimos estas líneas, al ser personas creyentes y que tratan de seguir un
camino espiritual, hablamos desde ese punto de vista y nos va a ser muy
difícil, entender el de un agnóstico, cuando por ejemplo, hablamos de la
realidad del amor, como ese latido universal y tierno del corazón hacia todos y
hacia todo, que se nos antoja como el verdadero lenguaje de Dios y que además,
creemos que está al alcance de cada persona, porque es la realidad de lo que
somos. Esta frase de que es la realidad de lo que somos, sabemos que provocará
reticencias o medias sonrisas en ciertos lectores; pero les animamos a que
recuerden algún momento grandioso en sus vidas. Puede ser sin ir más lejos, la
audición de una maravillosa pieza musical, la emoción al acabar de leer una
novela o de presenciar una obra de teatro o un suceso como el reencuentro con
ese querido amigo que no ves desde hace un montón de tiempo. Hay multitud de
pequeños momentos repletos de trascendencia si los queremos ver así. En esos
momentos, quedamos sobrecogidos por la grandeza que percibimos, tanto en el
interior como en el exterior. Ese segundo del abrazo al amigo en que no hay
sensación de ser 2 personas, sino de formar parte de una misma alegría por el
encuentro, Ese instante, si sabemos escuchar, contiene la más bella explicación
del universo. Por supuesto, podemos cerrarnos a esa realidad; pero eso no será
más, que un ejercicio de fe al revés. Es decir: Cerrarnos a la experiencia que
tenemos delante.
Aunque lo trataremos de desarrollar en otro apartado, podríamos concluir este,
diciendo que la vida para nosotros es el campo perfecto para ir mejorando en
todos los aspectos en que lo necesitemos.
2.-
Desarrollos contradictorios
Si nos
fijamos en el transcurso de la historia, indudablemente la línea principal es
de mejora en la valoración que hacemos, los unos de los otros. Hay que
recordar, que no hace mucho tiempo, todavía se asumían en muchas organizaciones
sociales, la esclavitud y las relaciones de dominio más o menos implícitas.
Sería bueno en ese sentido, que analizáramos las relaciones laborales
existentes, por ejemplo antes del siglo XIX y nos daremos cuenta de que hemos
ganado en un respeto formal al ser humano y no sólo formal, sino que en muchos
casos, la mejora ha sido evidente en derechos y en nivel de vida. Sin embargo,
esto no nos debe llevar a un punto de autocomplacencia, ya que en la vieja
Europa o en Estados Unidos y algunos otros países americanos, sin olvidar
Australia, estamos viviendo en una especie de burbuja privilegiada, cuya
realidad no tiene nada que ver con la de la gran mayoría de habitantes del
planeta, que sufren hambre, violencia por luchas de grupos de poder, incluso
más crueles que las guerras que se dieron a lo largo de la historia,
genocidios, etc.
También el
mundo pretendidamente desarrollado, ha sufrido locuras y delirios de dominación
como la segunda guerra mundial, que fue una terrible mancha en nuestra historia
reciente. En esa guerra, podemos ver cómo se produjo una clara involución en la
manera en que los nazis valoraban a otros colectivos como los judíos. Esas
pretendidas superioridades raciales, son algo que nos tememos que sigue estando
latente en el inconsciente de muchas personas, pertenezcan al grupo que
pertenezcan.
Así y todo,
debemos asumir que ha habido avances en líneas generales, en la manera en que
nos valoramos mutuamente.
por otro
lado, vemos contradicciones en la evolución humana y de ahí el título de este apartado.
Con el
desarrollo de ciertas ideologías, hemos asistido en muchos casos a la negación
o relativización de determinados principios morales. La frase del Marxismo de
que la religión es el opio del pueblo, podía tener su dimensión veraz, en el
sentido en que mucha gente automatiza comportamientos, en función de lo que teóricamente
le exige su religión y en ese caso, la creencia se vuelve algo alienante y sin
ningún sentido. Siendo esto cierto, nos parece perversa la consecuencia de la
frasecita marxista, porque lo que trata de promover y en buena medida lo
consigue, es la abolición de toda inquietud espiritual en una cantidad
apreciable de gente y la adopción de otra serie de dogmas cuya consecuencia es
la relativización de cuestiones como el verdadero valor del hombre, la
justicia, la igualdad, la ética, etc. Con el bonito envoltorio de la justicia
social y de la igualdad, el marxismo trata de que el hombre renuncie al bien
más preciado que tiene: La libertad como individuo. Pensamos que como
consecuencia de la falta de valores trascendentes, se van cambiando hábitos de
comportamiento en la sociedad, de forma que se llega a una cierta animalización
de los sentimientos, con perdón para los animales.
Si observamos la utilización de las palabras, podemos entender un poco esto.
Sentimientos
tan genuinos y universales como el amor, se han convertido en los últimos
tiempos, al menos en palabras tabú en algunos casos y en otros, se ha producido
un reduccionismo de su significado a campos muy concretos. Por ejemplo: Cuando
se quiere a una persona fuera del ámbito sexual, se habla de afecto o aprecio,
en lugar de las palabras naturales que deberían
ser cariño o amor. Cuando se quiere expresar la unión de corazón con
otras personas que sufren y la necesidad de ayudarlas, hablamos de sentirnos
solidarios en lugar de hablar del amor hacia todos los seres humanos, por lo
que somos.
Otro
sentimiento muy en desuso entre determinada gente aficionada al progresismo, es
la caridad. Ellos siempre hablan de derechos y de justicia, lo cual en
principio, no decimos que esté
mal; pero
solemos encontrarnos con que a la larga, esos términos no llegan a proporcionar
la ayuda requerida y sí son más eficaces, aquellos que se mueven por la
compasión y la caridad.
La
compasión a la que nos referimos, no es otra cosa que dolernos por el
sufrimiento de un hermano como si fuera nuestro; y la caridad, entendemos que
es esa necesidad urgente de aliviar dicho sufrimiento porque no podemos
soportar ver al hermano en ese trance.
Creemos que
todos estos sentimientos que nos pertenecen como humanos que somos, abren la puerta
a un reino de auténtica paz, amor y alegría. Sin embargo, por el deterioro de
esa tendencia natural a lo espiritual y por la apuesta por una escala de
valores más que discutible en la que todo acaba yendo en función de objetivos
más o menos inmediatos y más o menos confesables, perdemos el derecho a esa
alegría que es nuestra y, lo que es peor, dejamos un mundo como herencia, mucho
más seco para los que vienen detrás.
Resumiendo,
podríamos decir que se ha producido un avance en el sentido de que hemos ganado
en ciertos derechos y calidad de vida a nivel externo, pero que estamos
perdiendo buena parte de nuestras raíces espirituales y por tanto, mucha de la
capacidad que antes teníamos de disfrutar de lo trascendente, como de algo que
nos pertenece por y en estricta justicia.
3.- ¿Cuál
es el significado del nacimiento humano?
Nos gusta
formular la pregunta de esta forma, porque desde nuestro punto de vista, no se
valora adecuadamente el derecho de un ser humano a nacer.
cuando
alguien quiere nacer, lo que está pidiendo en definitiva, es permiso para
entrar en la escuela de la vida, que va a permitir a esa persona ir escribiendo
capítulos en el libro de su propia historia del amor de Dios y de sus hermanos.
Es una oportunidad para ir superando obstáculos y llegar a esa plena comunión
con el padre Divino y con su propia felicidad interior. Cada persona cuenta,
para manifestar la gloria de la creación.
Por eso,
cuando se plantean cuestiones como el teórico derecho al aborto, deberíamos
pensar muy bien acerca de lo que estamos hablando. Un embarazo no es otra cosa
que la llamada al timbre de la escuela del mundo, por parte de un Ser que
quiere crecer. No es nuestra intención en este trabajo, hacer un juicio moral
sobre determinadas prácticas. Sí, en cambio, queremos llamar la atención del
lector, sobre algunos razonamientos, creemos que faltos de perspectiva, que
muchas veces se hacen para justificar la decisión del aborto.
A parte de
aquellos que piensan que la madre por el hecho de que el feto está en su cuerpo,
casi tiene derecho a tomar cualquier decisión, cosa que nos parece
absolutamente equivocada, muchas veces para justificar una decisión como esta,
se habla de que el feto no va a ser querido, que va a vivir en un mundo de
necesidad, que no va a tener las mismas oportunidades que otros, etc. Este tipo
de ideas, son completamente tramposas, ya que niegan a ese ser humano, el
derecho a elegir su aula de aprendizaje; la que según el creador, le va a
ayudar en esta vida. En lugar de eso, nos erigimos nosotros mismos en la mano
que da y quita y decidimos hurtar al jardín de Dios, una de sus flores.
Cuando
hacemos esto, no estamos ejerciendo de manera auténtica nuestra libertad,
porque renunciamos a la hora de elegir, al punto de vista más elevado, que en
este caso es el de quien quiere entrar en el mundo. Hemos escuchado a veces, a
gente decir que habrían preferido no nacer, si no hubieran sido queridos. Esto
nos parece una barbaridad. Además de no creer en la sinceridad de esa frase, ha
habido en este mundo auténticos diamantes en forma de personas, que no fueron
queridas; pero que fueron y son capaces de dar amor a quienes les rodean y
aumentar así de manera exponencial, la fragancia de ese jardín de Dios, antes
mencionado.
Naturalmente,
no se nos escapa que hay unos supuestos, en los que el aborto sería una medida
necesaria; como por ejemplo, cuando hay riesgo para la vida de la madre, en
caso de violación y en algún otro supuesto muy concreto. Esto no son otra cosa
que excepciones a la regla;
pero nos
parece particularmente escandaloso en la nueva ley del aborto aprobada en
España, que una niña de 16 años pueda decidir abortar, sin que en esa decisión
participen sus padres o tutores.
¿Es que nos
hemos vuelto locos? ¿Nos estamos dando cuenta de las implicaciones psicológicas
que puede tener una decisión así para la adolescente que la toma? ¿Estará a su lado el médico que ha practicado ese aborto, cuando
surjan sentimientos de culpa o depresión debidos a la falta de reflexión en ese
trance? ¿Queremos comunicar a nuestros jóvenes que el aborto es un hecho
trivial como sacarse una muela? ¿De verdad queremos eso como sociedad?
Deberíamos reflexionar un poco, acerca de lo que estamos comunicando con leyes
como esta.
hay todavía
otro razonamiento más peregrino, que dice que a nadie se le obliga a abortar. ¡solo faltaría! pero es como si propusiéramos la
legalización de todo tipo de drogas, porque después de todo, a nadie se le
obliga a tomarlas. Eso sí: A quien quiera destrozar su vida, se lo vamos a
poner fácil. ¿Es este el modelo?
Observamos
también en los últimos tiempos y sobre todo en las sociedades teóricamente
desarrolladas, el aumento de los suicidios. Afortunadamente, todavía no se ha
interiorizado esto en el inconsciente colectivo, como una postura normal. Por
suerte, la mayor parte de la gente ve el suicidio como un fracaso. Cuando
pensamos en alguien que toma esa decisión, sentimos un gran dolor, porque nos
podemos hacer una idea de lo que esa persona ha tenido que sufrir. Volviendo a
la analogía anterior, es como salir voluntariamente de la clase y perder la
oportunidad de seguir aprendiendo.
Hay gente
que en un ejercicio de irresponsabilidad o más bien de cinismo y falta total de
sensibilidad, tratan de presentar el suicidio como una opción libre. La gente
que hace esto, sin duda no conoce el sufrimiento de la persona que toma esta
decisión. Resulta grotesco. En realidad, la opción menos
libre es el suicidio, porque cuando se efectúa es porque no se ve otra salida.
Es este precisamente, uno de los momentos en que principios como la compasión y
la caridad, cobran todo su sentido para ayudar o al menos intentarlo, a alguien
que esté en ese predicamento. Algunos ven la compasión como algo malo, porque
creen que significa contemplar al otro desde un plano de superioridad. NO es
así. Nadie está libre de pruebas ni de sufrimientos; pero si vemos que alguien
se está ahogando, lo que debemos hacer es intentar salvarle.
4.- Breve
conclusión: ¿Motivos para el optimismo?
Como hemos
señalado especialmente en el capítulo anterior, parece que estamos llegando a
un nivel de laxitud en valores que
anteriormente eran básicos para casi todos los miembros de esta sociedad. Quizá
este cambio tenga dos caras. Por un lado, asistimos a la descomposición de una
serie de principios y que incluso se ve apoyada por leyes como esta que faculta
a una niña a decidir abortar sin hacer partícipes de ello a sus padres. Sin
embargo, creemos que esta misma exageración en la falta de sentido común a la
hora de legislar, va haciendo que la sociedad civil, poca de momento, pero una
parte de la sociedad civil, vaya tomando partido por lo que su sensibilidad le
dice que es lo correcto. Una acción brusca en un sentido, provoca una reacción
de igual medida y en sentido contrario.
hemos
presenciado ya curiosamente, cómo en países en los que se había tratado de
borrar toda referencia espiritual, los jóvenes acaban yendo a los cultos
religiosos, como forma de protesta. Esto, sin duda es algo reconfortante. Puede
que en un principio, quienes ostentan el poder crean que pueden adoctrinar
impunemente a todos y para siempre; pero esto nunca ha sido así.
Resulta que
nuestra convicción es que Dios lo impregna todo en su creación y que el corazón
del hombre es su auténtica morada. Por lo tanto, es posible intentar esconder
esa realidad y conseguirlo durante un tiempo. Al final sin embargo, estamos
convencidos de que siempre triunfarán el amor y la responsabilidad.
Naturalmente,
todos los que pensamos así, tendremos que poner nuestro granito de arena que no
es otra cosa que nuestro más íntimo convencimiento y personal esfuerzo; pero
siempre sabiéndonos acompañados en nuestra
lucha por el Jefe; es decir: Dios, El padre Divino.
Madrid y Zamora, 15 de
Marzo de 2010
Autores: Roberto Enjuto Velasco. Madrid, España.
Y
Samuel Rodríguez Fontecha. Zamora, España.