Elementos que desalientan la participación en las organizaciones de las personas ciegas.

 

En el presente documento se reflexiona acerca de los procesos de democratización, sus características, naturaleza y elementos que limitan o desalientan una mayor participación de las personas ciegas en los movimientos asociativos. Esta reflexión se hace muy pertinente si se valora el hecho que desde la segunda mitad del siglo XX, en América Latina, los movimientos organizativos de las personas ciegas se constituyeron en actores principales en los procesos de habilitación y rehabilitación de esta población.

La participación, puede ser entendida desde distintos ángulos; esto incluye tanto la participación cuantitativa, que mide el número de personas que hacen parte de alguna actividad, como la cualitativa, que examina el grado de involucramiento síquico-emocional del participante en tales actividades, de suerte que él, puede expresar niveles de satisfacción o insatisfacción, con base en la experiencia obtenida.

Luego, ¿Cuáles son esas circunstancias que desalientan la participación de las personas ciegas en las organizaciones?

1. El debilitamiento de los lazos del interés de la persona ciega hacia la organización

Durante mucho tiempo, nuestras organizaciones han adoptado un papel de gestores de apoyo o de servicios para los compañeros ciegos y en algunos casos a ofrecer algún tipo de servicio en forma directa. En concreto, lo que hemos ofrecido como organización, es principalmente escenarios de encuentro entre nuestros compañeros, escenarios que en algún momento de la vida del ciego tiene una gran importancia para consolidar un sentido de pertenencia a una colectividad. Sin embargo, cuando se han satisfecho esas necesidades, sólo queda la conciencia de grupo para continuar con una participación activa en la organización.

Pero una constante del ser humano es que siempre será movido por algún interés, he allí el centro de una de las razones por las que consideramos que los ciegos dejan de participar; para muchos, luego de alcanzado sus objetivos de carácter personal, la participación en la organización ya no les atrae. Es por ello que se hace imprescindible que nuestras organizaciones tomen la determinación de trasformarse cualitativamente y constituirse, ya no solo en gestora de apoyo y proveedoras de espacios de encuentros sino en proveedoras de servicios directos o gestionados que se ajusten a las nuevas necesidades del ciego, ya rehabilitado. Nuevas necesidades que se derivan de su nueva situación como trabajador, jefe de familia, estudiante o sencillamente como joven interesado en alcanzar sus sueños como cualquier otro de sus pares.

2. La falta de sentido de pertenencia

Una de las necesidades que demanda satisfacer todo ser humano, es el sentido de pertenencia a cualquier organismo que lo haga sentir que es parte de una totalidad, donde se le valora, se le respeta y donde se siente útil. Pero esa necesidad de reconocimiento, respeto y utilidad suele perderse o disminuirse cuando la organización crece y se masifica; en tales circunstancias, el individuo se siente como uno más del montón, salvo aquellos que ocupan cargos de jerarquía; es entonces cuando él siente que no es necesario y que no goza de reconocimiento, por tanto toma la decisión de no participar de forma frecuente.

¿De qué forma se puede enfrentar el problema de la masificación versus la necesidad de valoración individual?

Una de las formas para resolver esta situación es mediante la creación de múltiples microestructuras, estas microestructuras se conforman con pequeños grupos cuyo tamaño puede ser entre 4 a 8 miembros, según lo aconsejan los estudiosos de la interacción humana. El tamaño de estos grupos, quienes se organizan de forma voluntaria por afinidades de distinta naturaleza, permiten al individuo satisfacer las necesidades antes señaladas y mantenerse participando de la organización

3. La auto segregación

Aunque duela, alguien tiene que decirlo; muchas de nuestras organizaciones tienden ha convertirse en especies de guetos o submundos donde los ciegos buscan desarrollar sus vidas separados de la sociedad, con formas de subculturas, costumbres o estilos de vida que se imponen a los que en ella conviven, pero resulta que muchos sencillamente rechazan tales formas de subculturas. A este respecto, somos de la opinión que nuestras organizaciones deben ser lo suficientemente abiertas y diversas para que en ellas puedan participar personas de muy distintas formas de pensamientos o costumbres.

4. Los elitismos

Suele ocurrir que por diversas causas, hay pequeños grupos que se instalan en el poder, lo que deja claro que tal organización pertenece a tales personas, lo cual naturalmente desalienta la participación

 5. El asociacionismo

Nos referimos con este concepto a la marcada tendencia entre las organizaciones a priorizar los objetivos e intereses de la asociación, de modo que los problemas individuales de los miembros quedan marginados por tratarse de asuntos personales; situación que es un gravísimo error, toda vez que la razón de ser de la asociación lo son las personas.

6. El excesivo centralismo

Otra tendencia común es el afán por controlar las decisiones de las regiones o localidades alejadas del centro. Estas absurdas formas de control lo que conducen es a la fragmentación, cosa que aunque no es lo deseable, es mejor para las organizaciones regionales pues sólo ellas conocen y viven sus problemas necesidades e intereses.

7.  Los ambientes hostiles

La gente se cansa de los eternos conflictos, rivalidades entre grupos o enemistades personales, conflictos que impiden el desarrollo organizativo y alejan a aquellos que buscan un ambiente cálido, familiar y acogedor.

 

Autor: Profesor Fausto Pérez. Panamá, Panamá. Docente investigador.

profesor.fausto@gmail.com

 

 

 

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