Deambulamos
adormecidos, la respiración… sólo un suspiro.
La
vida nos lleva, como un papelito al viento,
sin
encontrar algún camino.
¿Qué
esconden nuestras almas, cuando tristes se dejan apresar por los recuerdos?
Seguramente…
vivencias, tristezas, angustias o algún misterio.
Esperamos
pacientes, pues el apuro nos ha vencido.
Las
ilusiones están guardadas, pues nos cansamos de exponerlas inútilmente.
En
el inmenso cielo, cuelgan girones de esperanzas, desteñidas y traposas,
que
hasta ya han perdido el sentido.
Todo
está dormido y, los que no hemos podido,
quedaremos
despojados, lentos y mortecinos.
El
trayecto es largo y la pesadumbre nos satura.
Si
no hay fuerzas para la lucha, mas difícil es saltar los brocales y los cercos espinosos.
La tristeza destruye la vitalidad, la inercia invade el cuerpo y el alma,
Acrecentando la debilidad hasta el fin.
Debemos
resistir ante las destemplanzas irascibles.
Hoy,
mañana quizás.
Algún
día sabremos cómo hacerlo.
Algún
día sobresaldremos hasta poder traspasar,
la
quiescencia del periplasma entumecido.
Sólo
quiero hoy dormir el sueño imposible de la paz.
Esa
paz que parece no existir, mientras cabalguemos en un mundo humano.
El
horror de un planeta impío. El horror de un mundo sin amor, sin
condescendencias, arrasante con su soberbia infinita.
Hoy
quiero correr… o quizás volar a los espacios de la locura absoluta, hasta
fundirme en la frescura aromática del silencio multidimensional.
Hoy
quiero, simplemente… no ser… o, quizás
solamente,
ser parte de Dios.
©Renée
Escape 2007.
Autora: Dra. Renée Adriana Escape. Mendoza, Argentina