Diario de una esperanza.
Veintinueve de enero de 2005
Este es mi tercer día en este crucero, pero
recién ahora puedo escribir porque ya agoté todos los entretenimientos más
comunes y básicos.
Lo raro es que no me siento ni siquiera
especial por estar acá. Está bueno, pero no sé…bah, Hace tiempo que para mi
todo “está bueno”
Pero que esté bueno, no es como que esté muy
bueno, ni buenísimo, ni ¡increíble!………. Me pregunto si todos se sentirán como
yo. Ojalá que ellos no estén fingiendo, ni haciendo lo que sea para que los
demás los admiren y hasta los envidien… Bueno, al parecer todavía hay gente que
incluso puede ser feliz, como esos dos. Se ven muy bien juntos. Ella es
bastante linda y él no está mal, se ven sinceros, sin drama, o al menos nada
Grave. Pero
Yo…… no me debo ver tan mal. sin embargo, por
lo que sea, no soy feliz ni creo que lo pueda ser. Seré hijo de un empresario
exitoso, tendré veintitrés años y estudiaré en
¿A ver, qué hay de nuevo? ¡Ah! Si, esa cosa
grande y luminosa que pasó por Monte Hermoso hace como un año. Creo que le
dicen barco o algo así. Qué bueno que nos dejan salir de noche. ¿Como será
estar allí caminando, saltando, o haciendo lo que sea con dos pies? Siempre
pasa lo mismo. Veo a los humanos y pienso:” ¡pobres!” Muchos no se ven bien. Es
como si su alma se apagara cada vez más… Con eso de creer solamente en lo que
le muestran sus sentidos, incapaces de utilizar su imaginación para encontrarse
con nosotros. Por lo menos antes temían nuestro canto. En cambio, ¡ahora nos
confunden con manatíes! Lo mejor es que los tritones y nosotras somos reales,
tanto como ellos lo son. ¡Y sí que se hacen notar! Cada minuto que pasa dañan
algo de la naturaleza. ¿No sería mejor trabajar juntos para recuperarla? ¿Será
que ya no sienten nuestra presencia? Sería bueno que si, para que en realidad
se sintiesen libres y recuperaran el conocimiento necesario para ser felices,
como lo somos nosotros a pesar de todo. ¿Que pasaría si logro que para alguno
de ellos su vida deje de parecer siempre lo mismo? A ver si puedo con ese
hombre joven que está apoyado en una baranda con su vista perdida sobre las
olas del mar. Quizá con el viejo truco de mis antepasados………..
_ ¿Que tiene esta noche el mar? Nunca me
atrajo y hoy no puedo apartar mi vista de él. ¿Como será el agua? ¿Será cálida
o fría? ¿Habrá alguien de toda esta gente que notaría mi ausencia si yo cayera?
No lo creo. Con todos estos lujos, ¿Qué tiempo hay para notarlo? ¿De donde
viene ese canto? Es como el que escuchaba de niño en mi casa, y cuando
preguntaba que era, me daba cuenta de que sólo yo lo oía. Estoy cansado, todo
me da vueltas alrededor.
Treinta de enero de 2005
¿Por qué me tratan así? Los médicos no me
dejan en paz, el oficial me bombardea a preguntas, creen que intenté suicidarme
pero ¡no es así! Sólo sufrí un mareo… Lo que si recuerdo es mi sueño. Sí, debe
haber sido un sueño porque yo ¡estaba nadando con una sirena! Un ser precioso
que ni en las películas ha sido retratado así, verdaderamente indescriptible
con palabras. En fin, me dijo que estaba preocupada por este mundo y sobre todo
por nosotros, los seres humanos. Dijo que habíamos olvidado nuestro poder, el
mejor que tenemos; la imaginación. Que no debemos dejar de soñar despiertos,
que confiemos siempre en nuestro niño interior porque él es tanto o mas sabio
que nuestra mente adulta… ¿Por qué tenía que ser un sueño? Por qué... Al final
le dije que si las personas fueran tan simpáticas y naturales como ella, la
raza humana actualmente estaría mucho mejor. Entonces, se emocionó y una
lágrima rodó por su rostro. Era como un cristal. Lo tomé entre mis manos… Era
como… ¡Este! entonces, ¿no fue un sueño? Y si no lo fue, ¡ella tiene que estar por
allí! ¿¿Alguien más la podrá ver? Por lo pronto, lo importante es guardar esto.
Treinta
y uno de enero de 2005
Todo el día estuve pensando en lo ocurrido.
¿Quién me lo creería? Sería importante que alguien lo hiciera, así se
recuperaría la pureza que perdimos.
Justo Ahora estoy mirando entre las olas, la
busco. De pronto un niño se acerca y me dice:
_Vio? Entre las olas hay una mujer que lo
saluda.
¡Ahora la veo! ¡Es cierto! ¡Allí está! la
saludo.
Pero no se lo voy a contar a nadie, no hasta
que alguien lo necesite tanto como yo lo necesité hace dos días.
Autora: Verónica Adamo.
Mendoza, Argentina.