Eustiquio, Vida y Solidaridad.
La vida es más que la
suma de seres vivos, la vida es un tesoro compartido, un brillante tiempo que
ilumina al universo mismo en cuanto te ha sido dada, porque allí es donde nace la
esperanza, donde hay un soplo de vida cálido, un soplo de eternidad. El
desasosiego a perder las facultades físicas y sobre todo la salud, no son
hechos deseables para nadie, sin embargo, no todos reaccionamos de la misma
manera frente a las desdichas como sucede con un problema familiar o una
enfermedad, valoro en su justa dimensión la actitud positiva de quienes pese al
infortunio le echa garras a la vida.
Eustiquio y yo somos amigos y luchadores dentro del
movimiento tiflológico panameño. Nuestra amistad se ha prolongado en el
transcurrir de los años, la que ha sobrevivido a las pugnas ideológicas en
torno a el quehacer de la Discapacidad, a la irreconciliable posición política
de los grupos en los que ambos hemos participado; pero sobre todo nos ha unido
las preferencias lúdicas, conocernos mejor, compartir experiencias y una
genuina amistad.
Eustiquio, es Persona con Discapacidad Visual desde su
infancia, es un hijo maravilloso, un profesional ejemplar y un excepcional ser
humano. Pero aparte de resaltar las cualidades de este colega, hoy me siento
comprometida y orgullosa de tener la oportunidad de referirme a la forma cómo
Eustiquio, enfrenta su enfermedad que me hacen respetarlo y admirarlo aún más,
reafirmándome la fe en el género humano.
En el individuo, prevalecen en paralelo la fortaleza y la
depresión, ambos sentimientos son válidos, pues no somos de hierro y conocer
que padecemos aparte de la ceguera una enfermedad conocida por la medicina como
letal, no es fácil de dirigir, aunque por fortuna logra mantenerse la calidad
de vida.
Eustiquio, es prueba fehaciente de la tenacidad y aplomo que
le imprime a la vida, primero por su condición de no ver y luego su resistencia
a las secuelas de la quimioterapia; forma parte de ese grupo de Comunicadores Sociales
que han alzado su voz en pro de la población vulnerable, sacrificando tiempo,
dinero y energía. Amigo, reconozco tu fortaleza, tu valentía y tu dignidad ante
tanto revés lo que me enorgullece y siento que hoy soy mejor ser humano por
haberte conocido.
Eustiquio, no tengas miedo. Sé que saldrás adelante. Estoy
convencida de que te vas a curar y que esta experiencia que te ha puesto el
destino te hará más resistente, más dinámico y más fuerte. Y sé que ese vigor,
esa energía y esa vitalidad lo invertirás en la continuidad de tu trabajo por
las Personas con discapacidad Visual, como testimonio del triunfo del ser
humano frente a la desventura.
Adelante Eustiquio, estamos contigo.
Autora: Elodia Magdalena
Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Comunicadora social.