El
problema no es la Visión si no quienes Ven o son Ciegos.
Las personas ciegas o con
baja visión, forman parte de una sociedad en la que interactúan para integrarse
en las más diversas situaciones que tienen su punto de análisis cuando la visión
incide para lograr alguna actividad particular.
Si al desplazarse con su
bastón blanco, la persona ciega se encuentra con un pie andante distraído quien
se tropieza o quiebra el bastón, ambos es probable, se recriminen esgrimiendo
argumentos balidos para ellos aunque este alegato no resolverá el problema que
ocasionó tal accidente.
Deseo ilustrar algunas
situaciones personales y producto de la observación para prevenir en lo que
cabe, tales desencuentros y mantener un clima de armonía en esos casos donde no
es la visión si no quienes la tienen o carecen de ella, los que generan el
problema.
Si se encuentran en un súper
mercado una pareja mixta (persona ciega y con visión normal), es posible que la
persona ciega se coloque detrás del coche de las compras que le servirá además
de guía, para empujarlo mientras que su pareja, colocará los productos en el
coche.
Esta práctica muestra el
correcto complemento mientras quien ve, no se quede atrás sin avisar y la
persona ciega continúe su recorrido pensando que lo guían hasta que colisiona
con un estante, coche o persona o simplemente escuche a sus espaldas que lo
llaman para que se detenga con el consiguiente disgusto.
Antes de acercarse a la caja
para pagar, es mejor que se cercioren de tener todas las compras en el
“carrito” enterarse que faltan artículos en la fila,
supone dejar a la persona ciega en una posición incómoda pues si la fila
avanza, puede no enterarse o bien, le resultará difícil calcular cuanto
desplazarse sin golpear a quien lo precede (eso si alguien no se le adelanta
para molestia de su compañero que tendrá que reclamar el espacio arrebatado o
aguantarse el abuso en nombre de la paz.
Si caminan por una acera
tomados del brazo, recuerden que los ojos de quien ve, están acostumbrados a
cuidar solo a un cuerpo y medir el espacio para su acompañante, puede resultar
impreciso hasta por milímetros que supondrán el rose contra un muro, poste o
auto mal aparcado.
Hay que ser comprensivo y
pensar que este accidente no fue ocasionado a propósito.
Si la persona ciega le pide
el favor de indicarle la denominación de varios billetes, esto supone indicarle
el monto de cada unidad no sumar la cantidad de dinero con que cuenta.
Por ejemplo, si tiene un
billete de 1000, uno de 2000y otro de 5000lo que necesita es que al
mostrárselos, le diga: “1000, 2000, 5000” y no: “1000, 3000, 8000…
Si recorren un lugar donde
las tiendas, almacenes, teatros, restaurantes y otros establecimientos capturan
la atención del guía, la persona ciega debe ser tolerante, a lo mejor si
también viera, caería en la tentación de disfrutar de lo que le ofrecen a la
vista.
Si se encuentran en un lugar
donde les brindan degustaciones, antes de asumir que le gusta o no le gusta a
su compañero no vidente, descríbale la situación y pregúntele si desea probar
los productos, asumir que si los quiere y colocárselos en la mano o peor aún en
la boca, aunque sea un acto de buena voluntad, puede causarle un disgusto o
compromiso innecesario.
Si se encuentra a un amigo
que lo saluda, es posible que la persona ciega considere innecesario presentar
a quien lo acompaña pues ellos ven y esto no es correcto dentro de las normas
sociales.
Lo adecuado es que los
presente y tampoco es correcto, que la persona que ve y lo acompañe, acepte la
invitación a jugar al adivino que le hacen conocido de la persona invidente
quien le tocará un brazo mientras hace señas que pregunte quien le toca.
Lo correcto y respetuoso es
identificarse por su nombre sin cambiar la voz ni emplear estrategias de
carácter circense que sin duda, molestarán a la persona que no ve.
Desde estas páginas, les
invito a ser solidarios, tolerantes, respetuosos tanto a las personas ciegas
como a quienes ven, para vivir en armonía.
Autor: Roberto Sancho
Álvarez. San José, Costa Rica.