Un verano con
Mónica.
(Sommaren med Monika,
Suecia-1953)
Ficha técnica:
Dirección: Ingmar
Bergman
Guion: Ingmar Bergman
& Per Anders Fogelström
Música: Erik Nordgren
Fotografía: Sven Nykvist
Lex Baster
Protagonistas:
Harriet Andersson Lars Ekborg, John Harryson
Sinopsis:
Harry Lund
(Lars Ekborg), de 19 años, trabaja en un almacén de vidrio y porcelana, Mónica
chica de 17 años alegre y feliz (Harriet Andersson) labora en un almacén de
vegetales. Los dos son hostigados en su empleo por su corta edad. . Mónica
abandona su casa después de una discusión con su padre y Harry deja su trabajo
al discutir con su jefe. Sin nada que los ate a la ciudad, toman el pequeño
bote del padre de Harry y se fugan para pasar unas semanas a solas.
Comentario:
Hombre de
teatro, Ingmar Bergman aprende a hacer cine en su natal Suecia, escribiendo
guiones para otros directores. Dos dramaturgos, Henrik Ibsen y, sobre todo,
August Strindberg, le influyeron e introdujeron en un mundo donde se manifestaban
los temas que lo atraían. Cargados ambos de una atmósfera dramática, agobiante
y aun desesperanzada, dejan una profunda huella en el espíritu del joven
Bergman y en su obra artística.
Su narrativa
visual suele ser deliberadamente lenta, con un montaje y una secuencia de
planos mesurados, esto con el fin de lograr un suficiente tiempo de reflexión
entre los espectadores; sin embargo tal lentitud está lejos de la monotonía,
merced a la carga del mensaje o a la excelente dirección actoral; Los personajes
de Bergman arrastran un pesado lastre en sus mentes, en sus sentimientos. En
general son adultos, -salvo el caso del niño de “El silencio”-. La inquietud
que sienten estos personajes es más o menos latente, pero progresivamente irá
revelándose ante el espectador produciendo un efecto de iluminación y a veces
terriblemente devastador.
Los
personajes siguen trayectorias que los reconducen hacia sí mismos, hacia su
propia alma, hacia su propia conciencia. Son recorridos íntimos, enigmáticos,
que muchas veces se apoderan del espectador transportándolo a una experiencia
estrictamente personal e inquietante. En la medida en que los personajes
realizan el trayecto -sobrecargado por un denso dramatismo- se produce la
catarsis, que incita a desnudar el alma humana en forma genérica.
La
trayectoria termina en algunos casos en la locura o en la muerte, en otros en
un estado de gracia, un momento metafísico que permite a sus personajes
comprender más de su realidad, una revelación que los iluminará y modificará el
curso de sus vidas. En algunos casos les servirá para exorcizar, conjurar y
dominar los fantasmas que perturban el alma del personaje.
La
transmisión de esos estados de conflicto interno, originan historias
angustiosas y lacerantes, que golpean al espectador, y éste es el
mayor logro
del director sueco.
Autor:
Rafael Fernández Pineda. Cancún, Quintana Roo. México.