Este es el debate interno que tengo y
el que me preocupa, ahora.
Escribo para vosotros que leéis con
las manos y/o con la visión que tengáis.
Escribo para vosotros que hacéis de la
vida un ramillete de recursos, para vivir con la calidad de vida que os
procuráis, porque nunca voluntariamente hubierais querido perder la vista, y
claro acariciáis la vida con el resto del cuerpo, con la voz, la sonrisa y los
sentimientos.
Nacemos (en general) con todos los
sentidos, y así vamos viviendo, según, nos vaya yendo....acoplándonos en el
puzle de la vida.
Es, por todo lo que sentimos, y es por
eso por lo que nos comunicamos, que no siendo sordos, usamos manos, gestos,
tacto, papel, y procuramos darle vida a
los cinco que a mi me gusta decir seis porque es el sentir ese sexto sentido.
Todo con tal de que el otro sea un
interlocutor válido, que nos ayude y nos apoye, y nos deje caminar una parte
del día o de la vida, o el momento aquel especial.
Aprendiendo, siempre.
Y así, vamos conformando: hacemos los
amigos de infancia, los primeros amores, los compañeros, los vecinos, lo que será
nuestra comunidad próxima de vida natural, sucediéndose todo.
Intercambiamos los códigos que
desciframos por lo importante que esto es, a través de nuestras normas
conductuales.
Los darwinistas dicen que nuestro
origen es del simio
La retórica evolutiva de las especies,
esto es.
Los hombres prehistóricos hacían
ruidos, las tribus fuego, danzas. Necesitaban hacerse presentes.
Aparecen los inventos, unos tras
otros, hasta la sofisticación y vaya, vaya sí nos comunicamos. Y a si, ahora si
es cierto... ¡ay que pillería!
Pero ¿comunicamos o nos incomunicamos?
Poseyendo el don de oír, nos taponamos
los oídos, con los auriculares, en viajes, calles, casas, grupos,
No puedes decir nada,
preguntarles, mirarles, sonreírles
Darles su sitio que decimos aquí en mi
tierra. No puedes, no. No te dejan.
Se aíslan de los ruidos naturales de
la calle, de la vida, el timbre de las personas, los saludos, la cadencia
vibrante del día, y ese inicio de conversación diario que confirma nuestra
puesta de largo de la mañana, por ejemplo.
Ya puedes chistar, avisar o gritar, no
hace falta que tengas un problema, no.
Es que ¡te han hecho inexistente! Y
ellos también.
Los sacerdotes advierten en misa que
Dios no comunica por el celular, más que nada para que lo cierren. Y sobre
este, hay que advertir que tecleamos y escribimos, con la mirada baja y la boca
cerrada. Postura involutiva.
Si somos interrumpidos, tampoco nos
molestamos, desconociendo que el respeto, es la atención del otro.
No, no estamos más juntos, estamos mal comunicamos y con la mala calidad
que supone , no oírnos ,no vernos, no sonreírnos, no quedar, no abrazarnos, no
besarnos y no alegrarnos por esto. Lo sustituimos por emoticonos.
Porque....estamos en Twiter, Facebook,
Whatsapp, o nos mensajeamos…Que mentira, más ficticia.
Y escribo esto a vosotros que no
habéis anulado, ni vuestras bocas, ni vuestras manos, ni los oídos y la vista
está multiplicada por miles de sensaciones... auditivas, mira tu, que estáis
abiertos a la curiosidad , a la lectura, a la comunicación, al aprendizaje, a
la Vida.
Sentir, sin ver. QUE MARAVILLA.
Yo os escribo desde Almería y me hace
ilusión hacerlo, pongo toda mi vida en este trozo de papel y juego con mi
palabras para haceros vibrar en el deseo de que esta sea realmente un elemento
comunicador
Mis palabras son el puente entre
vosotros y yo.
La palabra es para decirse, para
decirnos mutuamente,
para decir el universo, para decir la
historia,
para decir de Dios y decirle a él.
Un día seremos plenamente palabra
(Pedro Casaldáliga)
Y mi corazón y mi admiración.
Y ojalá, que vivamos abiertos a la
vida, a las personas , a las vivencias y a las experiencias que nos vayan
sucediendo, porque eso es lo que os hace ser , para mi, admirables. Es decir
ser útiles
Un abrazo
Autora: Enriqueta Adriana Martínez Pérez.
Almería, España.