ESCENARIO: una calle, una acera y una puerta
de edificio (al menos)
PERSONAJES:
Esther
Adelia
Varios curiosos
Policías
Señor elegante (con aspecto de Juez)
ACTO ÚNICO
1º ESCENA:
(Dos señoras muy bien arregladas se
encuentran en la vereda).
Esther: -¿Sabes que Juana está muy grave?
Adelia: -¡NOOOOO…! No lo sabía ¿Qué le pasó?
Esther:-Tuvo un accidente en su hogar, parece
que se cayó de una escalera limpiando el ventilador de techo.
Adelia:-¡Qué bárbaro! ¡Qué mala suerte! ¿Y
dónde fue el golpe?
Esther:-El golpe más comprometido fue en la
cabeza, parece que al caer, pegó contra un mueble de la habitación, tiene el
cráneo roto con pérdida de masa encefálica.
Adelia-¡Tremendo golpe, pobre Juanita! ¿Dónde
está internada? Iré a verla esta misma tarde.
Esther: -No te permiten verla, tiene las
visitas prohibidas (suena su teléfono celular, atiende, habla murmurando en voz
baja y cierra el aparato) ¡Malas noticias! Juana acaba de morir.
Adelia:-¡Tan joven, es injusto, no puede ser!
(Pregunta) -¿Sabes dónde la velan?
Esther: -No la velarán aún, su cadáver
quedará en la morgue para hacer una autopsia.
Adelia:-¿Por qué la autopsia?
Esther: - Porque en el momento de su
accidente, Juana estaba grabando una canción que le gustaba mucho, la canción
termino y el grabador siguió encendido.
Adelia: -¿Y eso qué tiene que ver con el
accidente?
Esther: -Se puede haber grabado una discusión
entre ella y su marido, que lo compromete mucho.
Adelia -¡No me digas!
Esther: - Todo hace parecer que él fue quien
empujó la escalera, y luego la golpeó ferozmente contra el mueble.
Adelia: -¡Esto simula una película! Y tú,
¿cómo sabes todo esto?
Esther: -Porque dio la casualidad que yo
entraba a la casa para pedirle un poco de café, y me encontré con la terrible
escena (incómoda arregla el cabello como haciendo tiempo) ¿Sabías que yo vivo
en el departamento pegado al de Juanita? Y además nos habíamos hecho muy amigas
en este último tiempo (vuelve a acomodar su cabello, en gesto repetitivo) en
nuestras largas charlas Juana me contaba que la relación matrimonial con su
esposo no era buena, discutían mucho y por cualquier cosa.
Adelia: (sorprendida) -¡Pero qué barbaridad
mujer! No sabía nada al respecto, hacía mucho tiempo no nos encontrábamos con
Juanita. Pero dime ¿qué hacía el esposo en ese momento en el que entraste a la
casa tan sorpresivamente?
Esther: (otra vez fricciona su cabello) -Él
se sorprendió al verme cuando yo abrí la puerta de golpe, estaba parado junto a
ella que estaba desparramada en el piso inconciente ¡bañada en sangre! Pero
inmediatamente se inclinó como para reanimarla, luego corrió al teléfono y
llamó a emergencias y la trasladaron a la clínica. Él se fue con la ambulancia,
al salir me pidió que cerrara el departamento y me llevara la llave hasta que
él volviese.
Adelia: -¿Y vos, qué hiciste?
Esther: -Yo miré el lugar absolutamente
revuelto, algo me olía mal, traté de no tocar nada, pero cuando me retiraba, me
llamó la atención la luz roja encendida del grabador, me acerqué, lo apagué
retiré el cassette, cerré y me fui a mi departamento.
Adelia: -¡Qué responsabilidad para vos, lo
escuchaste, me imagino!
Esther: -Estaba muy nerviosa, no sabía que
hacer en ese momento y no me animé, temía quedar pegada en todo esto tan
confuso.
Adelia: -¿Y entonces?
Esther: -Puse el cassette en una bolsa de
papel, me cambié y fui hasta el destacamento de policía para entregarlo.
Adelia: -¿Lo entregaste al fin?
Esther: -Por supuesto, y relaté todo lo que
había visto y oído, desde que abrí esa maldita puerta.
Adelia: -¿Y cómo sabías tú que en ese
cassette habría algo importante?
Esther: -No sé… Lo presentí, en realidad no
lo sabía, pero me pareció importante, por las dudas digo (otra vez arreglando
su cabello en gesto inconciente)
Adelia: -Buenísima tu actitud, a mí no se me
hubiese ocurrido jamás, yo en tu lugar habría salido volando de ese
departamento de forma inmediata, justamente por lo que acabas de decir, para no
quedar pegada. (Pausa silenciosa de las dos mujeres mirándose)
Esther: -Hasta ahora no sé si hice bien o mal
en todo esto, pero de algo estoy convencida, actué como me dictó el corazón, es
posible que haya tenido que ver mi conducta espontánea, el saber todo lo que
sabía sobre la pareja de Juana y su esposo.
Adelia: -¿Qué tanto sabías sobre ese
problema?
Esther: -Juana desconfiaba que su esposo la
engañaba, desde hacía varios meses.
Adelia: -¿Con quién?
Esther: -Hasta la última vez que conversamos
del tema, no lo había descubierto aún, pero andaba en eso, creo que estaba por
hablar a un investigador privado para descubrirlo.
Adelia: -¡OH!… ¿Sabes a quién buscó para la
pesquisa?
Esther: -No, no me lo dijo…
Adelia: -¿Y cuándo hablaron por última vez
del tema?
Esther: - La semana pasada creo, no estoy
segura, pero hace varios días (nuevamente arregla su cabello) -Luego de esa
conversación estuve muy ocupada y no nos habíamos visto, por falta de tiempo,
tú sabes como es esto del trabajo y las ocupaciones del hogar.
Adelia: -¡Claro! ¿En qué trabajas Esther?
Esther: -Mira, hago de todo un poco, y de lo
que consigo, hasta limpio casas de familia cuando alguien me llama, no tengo un
trabajo seguro, en estos tiempos es muy difícil.
Adelia: -Sin duda que es así ¿Y tu esposo
trabaja?
Esther: -¡Esa es otra historia! Mi esposo me dejó
hace un año y se fue al exterior para no pasarme nada, por suerte dejó el
departamento a mi nombre, así no tengo que pagar alquiler, porque en ese caso
sería muy difícil poder vivir
Adelia: -¡Qué pena! Pero se te ve muy bien
mujer, muy buena ropa, muy buen calzado, en fin, nadie se daría cuenta de tu
apremiante situación.
Esther:- Siempre he sido muy cuidadosa con mi
aspecto personal, para mí es lo más importante, necesito verme bien a pesar de
los problemas y la procesión que va por dentro. Es mejor que nadie lo perciba.
A la gente mala le gusta hacer leña del árbol caído ¿no?
Adelia: -Y sí, a veces es mejor, pero de
todos modos hace falta tiempo y dinero para esto. Y volviendo al tema de Juana
¿cómo la conociste?
Esther: -Un día de esos en que no tenía ni
para comer, me crucé a su puerta, toqué su timbre, y le pedí trabajo. Ella
conmovida, me invitó a pasar y allí comenzó nuestra amistad, entre comillas, y
nuestra confianza.
Adelia: -¿También la ayudabas en la limpieza?
Esther: -Sí, cuando ella me lo requería lo
hacía, pero en realidad, me sirvió las muchas recomendaciones que ella hizo a
sus amistades.
Adelia: -¡Qué bueno! Así que gracias a Juana
has conseguido varias tareas, debes sentirte muy agradecida ¿verdad?
Esther: -Por supuesto, y mira lo que ha
ocurrido ahora.
Adelia: -Bueno ahora es el momento de
devolver el favor, aunque sea después de su muerte. Porque aunque no hayas
querido quedar pegada en todo esto, ya lo estás y mucho.
Esther: -¿Por qué lo dices?
Adelia: -¡Pero mujer! Gracias a ti, el crimen
no quedará impugne.
Esther: -Gracias a mí y al cassette que
contiene toda la verdad.
Adelia: -¿Cómo puedes tener tanta confianza
en el cassette, si no lo has escuchado?
Esther: -No sé, pura intuición seguramente,
ya veremos… (Se interrumpe de pronto señalando hacia un lugar cercano)
2º ESCENA
(Suenan sirenas y alarmas, frente a una
puerta cerrada de un edificio de departamentos, llegan varios curiosos
murmurando en voz baja y personal policial irrumpen apurados)
Esther: -¡Mira, ahí está la policía! ¿Y esos
otros señores frente a mi edificio? Voy a ver que pasa.
Adelia: -Te acompaño.
Esther: -No hace falta, pero si quieres, ven
(caminan juntas hacia el lugar del conflicto)
Policías: -Permiso, permiso, permiso por
favor, a un lado, apártense (las personas se hacen a un lado y se quedan
observando preocupados)
Esther: (haciéndose paso entre la gente,
seguida por Adelia, llegan hasta la puerta) -¿Qué pasa señor oficial?
Oficial: -¿Y usted quien es señora?
Esther: -Soy Esther Wagner y vivo en este
edificio, déjeme pasar por favor, y me puede decir ¿qué está pasando?
Oficial: -Señora ¿tiene documento? ¿En qué
departamento vive?
Esther: -En el 13, del 8vo (muy asustada y
forcejeando para zafar de la presión de los policías que la rodean, busca
presurosa su documento en el bolsillo de la cartera, su mano tiembla cuando lo
extiende al oficial)
Oficial: (rápido abre el documento, lo
observa detenidamente, lo entrega a un señor elegantemente vestido, con
apariencia de juez, y volviéndose hacia Esther). ¡Bueno señora, ahora no
tenemos ninguna duda, es a usted a quién estamos buscando! Está arrestada por
ser parte interviniente en el crimen de la señora Juana Zurich, la que fuera su
vecina, su patrona y esposa de su amante. (Colocan esposas alrededor de sus
muñecas) Tenemos orden de arrestarla, tiene derecho a permanecer callada o todo
lo que diga puede ser usado en su contra
Esther: (mira para todos lados, buscando a
alguien que la socorra en esta difícil circunstancia, se encuentra con la mirada
firme y segura de Adelia, y grita desesperada) ¡Adelia! ¿tú tienes algo que ver
en todo esto?
Oficial: (tratando de hacerla caminar hasta
un auto policial) -¡Vamos señora, no lo haga más difícil, debemos irnos!
Esther: (insiste en obtener una respuesta de
Adelia) -Contéstame, todo fue una farsa ¿verdad? El encuentro casual, y todas
las preguntas que me hiciste como en un interrogatorio policial. Ahora entiendo
¡todo estaba preparado! (la gente murmura por lo bajo, los policías rodean a
Esther, y parada junto al señor que se parece a un juez, está Adelia con manos
en los bolsillos, quien sin dejar de mirar a Esther, descansa por su tarea
cumplida)
Esther: (insiste en lograr una confirmación
de Adelia) -¿Qué haces con toda esta gente de la policía? Trabajas para ellos
¡contéstame falsa! Total ya estoy jugada.
Adelia: (no pudo contener la respuesta y
cuando Esther pasa a su lado tironeando por liberarse)- Lo siento por ti
Esther, pero “El que mal anda, mal acaba”, y los refranes se cumplen. Yo soy la
investigadora privada que Juanita convocó para seguir a su esposo, yo la
aconsejé que grabara todas sus conversaciones, en el cassette está todo impreso
y la última prueba, tú misma te encargaste de llevarla a la comisaría, allí
está todo grabado, el esposo de la pobre infeliz de Juana, antes de matarla, te
hizo cómplice en el crimen. Ustedes lo planearon todo y él se encargó de
confesárselo, sin saber que lo estaban grabando.
Esther: (con voz desencajada insulta) Mientes
maldita, maldita embustera, farsante, tramposa (amenaza) ¡ahora sigues tú
perra! ¡Ya lo verás! (los policías logran con mucho esfuerzo, retirar a Esther,
se escuchan puertas de automóvil que se cierran, la sirena que suena y un motor que ruge retirándose del
lugar)
Adelia: (los curiosos desalojan el lugar y
Adelia queda sola parda en la vereda,
reflexiona en voz alta, como si Esther
estuviese presente) -Solo hay algo que aún no puedo entender ¿porqué acercaste
tú misma la prueba más contundente a la policía? Fuiste muy injusta Esther, Juana te tendió la mano y tú le quitaste todo
¡hasta la vida! Ahora se hará justicia, nos veremos en los tribunales.
(Se da cuenta que está sola, mira la puerta
cerrada y levantando su mano en ademán de saludo) –Adiós Juanita, hice todo lo
que estuvo a mi alcance, espero estés en paz y ¡qué Dios se encargue del resto!
TELÓN
Autora: Clara Sofía Santana Miranda. Paraná, Entre Ríos, Argentina.