EUFONÍAS DEL TREN

 

 

 

Sílaba misteriosa.

Tetralogía de sonidos claros.

Nostalgia rumorosa

De fabulosos aros.

Hondos suspiros lánguidos, muy caros.

 

Por la amplitud serena

De la campiña, como en la angostura

De la garganta amena,

Brinca sin atadura

La tremolante gris cabalgadura.

 

Bellísono estallido

Prolongado en un eco inmensurable.

Telúrico latido

Del núcleo y formidable,

Transformado en acero perdurable.

 

¡Qué dental oclusiva

emerge con vigor en lontananza!

Una ovación festiva

Aclama toque y danza,

Mas algo menoscaba tal pujanza.

 

¡Y la débil vibrante,

que pierde avasallada en el tumulto

su peculiar semblante!

Mas en proceso adulto,

Unida a su anterior, logra el indulto.

 

En su sonoridad,

La nítida vocal, solemne, grave,

Despliega vanidad

En vocativo clave,

Ufana, circundada en su alto enclave.

 

¡Qué diestro el maquinista,

que en la cabina acciona múltiples mandos;

y por la férrea pista,

las traviesas trotando,

metálico cortejo transportando!

 

Como vagón de cola

Que del angosto túnel va surgiendo,

La alveolar se engola

Altiva, persistiendo

Su son nasal, cual de un laúd tañendo.

 

Bocina aguda escucho.

El grito prolongado de un infante.

El sol ya aprieta mucho.

El tren ruge distante.

La calma restablécese en breve instante.

 

Ahora es noche cerrada.

Asmático silbar quiebra el sereno.

La máquina, agotada,

Chirriándole los frenos,

Transita quejumbrosa, en débil treno.

 

Lejano se oye ahora

Como un acorde grave, añoradizo.

Esa locomotora

Que trae aquel hechizo

De un largo tren. Aromas otoñizos.

 

¿Cómo denominarle,

hoy que corre veloz, sin traqueteo?

¿Qué vocablo asignarle,

en máximo apogeo,

que el hablante común no estime feo?

 

El pueblo se acostumbra

A que, del gran baúl de su memoria,

Dispongan en penumbra

Trocitos de su gloria.

No trota el tren? El tren pasó a la historia.

 

Raíles y las vías.

Muda estación. El solitario andén.

Eterna fantasía

La de aquel viejo tren.

¡Triunfal, augusta sinfonía! Amén.

 

 

Autor: Antonio Martín Figueroa. Zaragoza, España.

samarobriva52@gmail.com

 

 

 

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