VIVIR SIEMPRE CON UN SEÑOR INOPORTUNO.

“Uno se salva de la indiferencia si ha sido amado alguna vez por alguien” 

 

Puede ser llamado el azar una casualidad.

El diccionario dice que puede ser un significado: sin rumbo ni orden.

Somos a menudo sacudidos desde la mañana a la noche.

Por  un lado, nuestra inquietud, nos acelera el recuerdo y nos lleva al pasado, movidos por algo que nos retrotrae hacia atrás y podemos, recrear algo agradable o no.

Por otro lado nuestra inquieta personalidad y esa mente acelerada, nos sitúa en un futuro por llegar, que tal no existe, porque las elucubraciones que sentimos, no son reales, ni lo pueden ser, pero es ese sueño, esa ilusión, el que no nos deja situarnos en un presente, acomodarnos, en un ahora que yo aprendí, hace casi cincuenta años, ya.

El ahora, que dicen y escriben los filósofos actuales....

El caso cierto es este;

Se da el caso que no contamos con algo accidental y juguetón que se introduce en nuestras vidas y se  permite ,movernos los pies del suelo , rompernos los tableros del juego, traernos a la vida, algo nuevo, o perderlo, o hacernos caer de bruces ante algo inesperado que quizá siempre estuvo allí...

Y nos cambia, de renglón, de partitura, de hoja, de viaje, de tipo de letra, de situación social, personal e íntima. 

Nos sacude.

Nos asombra.

Entonces ,los planes que teníamos para un futuro, no sirven, los del pasado quedan alterados por la nueva situación, y uno , que parece que lleva enlazados todos los hilos de los globos de colores ,seguros,  en la mano, que le ha regalado la vida,  poco a poco, poco a poco..

Pues entonces, uno de ellos se suelta.

Y quedamos desconcertados, sin saber qué hacer, en esta nueva situación, pues con ello no se contaba.

A menudo si se produce esta disposición, y se repite, como cadencia vital, es necesario que ocurran varias cosas.

Un aprendizaje de la nueva situación, por supervivencia.

 

Una flexibilidad vital en la que tanto si ha sido alterada como si no, quedemos satisfechos y contentos, aún cuando no sea satisfactoria para nosotros.

 

Una disposición al ritmo, en el que allá donde nos coloque esa palabra, llamada azar, allí, sepamos danzar con el, como hermoso compañero de viaje.

Por el nos ocurren o nos han ocurrido muchas cosas de nuestra vida y no reparamos en el, que de modo permanente, nos llama la  atención y nos dice.

-aquí estoy yo, chicos, aquí, ¡háganme caso, aquí, aquí!

 

Si olvidamos que esto nos sucede, nouna, sino muchas a lo largo de un día y de cada momento, estaremos perdiendo el tiempo y seguiremos dispersos en esta situación que no es estática, ni monótona, ni cotidiana, ni aburrida, porque antes de que se asiente ese nuevo vocablo en nuestra vida, entonces, es entonces, cuando nos topamos con el Sr. Azar.

Solo cuando hemos sido amadas o deseadas por alguien, que no es uno mismo lógicamente , es ese momento tan inmortal e imperecedero que ya fue sacudido por resorte, del azar, ese señor, cuando uno, es, entonces inamovible y eterno.

 

Autora: Enriqueta Adriana PérezPérez. Almería. España

ea1921@hotmail.com

 

 

 

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