Mis
nietos dicen que yo no soy una abuela.
De Chiquilla fui terrible y
ahora a los 77 años soy igual.
Me crié en una finca en Tres
Ríos y hace poco tiempo, vi un palito de naranja durante un paseo, cuando se
dieron cuenta, ya estaba arriba pero esa es Luz Laura Sanabria, alegre, de
jeans o mangano a la moda pero ubicada en mi edad.
Soy autónoma porque somos 5 hermanos y 3
hermanas y nunca vi machismo en mi casa.
En el barrio donde me crié,
todos éramos familia, nos íbamos a la finca y los chiquillos eran los esposos
sin malicia y ni un sátiro que molestara.
Los camiones que salían del
palo de níspero para el trabajo, los hacían con latas de sardinas y un
mecatillo para halarlo.
Nosotras nos quedábamos
haciendo el oficio y el almuerzo que consistía en barro con un poquito de agua
y lo envolvíamos en hojas como se lo envolvían a papá.
El fresco era agua a la que le
echábamos polvo de ladrillo para que cogiera color.
Yo salía de la escuela directo
a la casa de mis abuelitos que eran muy cultos y cariñosos, claro que como yo
si tenía que rezar o ir a misa lo hacía y por eso me querían tanto.
En la carreta de papá viajé
por todos esos cafetales que hoy ocupan los varios
La autonomía es la capacidad
que tienen las personas de desempeñarse por sí mismas, de tomar sus decisiones,
de ser libres y conservar su identidad.
Las personas adultas mayores
tienen derecho a que se les respete su integridad física, psíquica y moral.
Debe garantizárseles la
protección de su imagen, su autonomía del pensamiento, la dignidad y los
valores.
Muchas personas adultas
mayores pierden autonomía si hay dependencia económica.
Si tienen que solicitarles
apoyo económico a los hijos, cónyuge, familiares o vecinos cercanos, corren el
riesgo de no tomárseles en cuenta en aspectos que lo afecten en forma directa o
indirecta.
Si comparten la vivienda con
otros familiares, algunas veces pierden su autonomía por cuidar nietos, ser
relegados a un rincón de la casa, los critican si tienen amigos, van al cine o
piensan unirse a un compañero sentimental.
Existen adultos mayores que
fueron despojados de sus bienes patrimoniales y otros sufren la crítica diaria
por no heredar a sus familiares quienes disponen de su pensión para sufragar
los estudios o caprichos de sus nietos.
Conforme pasan los años, se
cierran las puertas laborales, algunos centros académicos cuestionan su
presencia “ocupan campos que pueden aprovechar los jóvenes” y al perder su
autonomía para decidir que hacer con su tiempo, algunos bajan su estima, entran
en depresión, ansiedad, drogadicción y soledad entre otros factores que
desmejoran en forma sensible su calidad de vida.
Otro grupo de personas
sobreprotegen al adulto mayor, no le permiten cocinar, apoyar con la limpieza
del hogar, viajar con grupos de su edad a paseos y si estornuda, le prohíben
levantarse de la cama y nunca salir solo ni al súper mercado por temor a que sufran
un accidente de tránsito.
El resultado es que la persona
se siente víctima, con discapacidad y tratado como un niño sin autonomía,
capacidad de decisión y voluntad.
Si no hay un deterioro físico
y cognitivo que le impida orientarse en el tiempo, el espacio y la persona, hay
que respetarle sus decisiones con autonomía física de desplazamiento e
inversión de sus bienes patrimoniales.
La casa de mis abuelos era
bonita, con pisos de tablas anchas que al enserarse quedaban lindísimos.
Era moderna pero con moledero
y un gran patio que hasta que me daba gusto barrerlo hasta el cafetal.
Mis abuelos eran muy cultos y
cariñosos, recuerdo que para las vacaciones, mamá me montaba en el bus de 3
ríos y abuelito me esperaba en el famoso higuerón.
Con él iba al mercado y a
todas partes en tranvía.
De regreso a casa, venia con
muchos regalitos y un papel para mamá donde le daba las gracias por haberle
prestado la nietita que los hacía tan felices.
YO creo que la autonomía del
adulto mayor empieza desde antes.
A mi me gustaba cocer, con 5
hijos y embarazada, por razones especiales tuve que asumir la responsabilidad
de la casa.
Con la ayuda de mis papás, mis
hermanos y de mi suegra salimos adelante con los estudios.
Tengo 6 profesionales, 15
nietos y 5viznietos.
Yo soy voluntaria en ciudadano
de oro de
Si les dicen que están bonitos
créanselo, si les piropean la ropa, no digan que es vieja.
Como yo cocía en la casa, no
coticé para tener una buena pensión pero con la que tengo, hago más que si
tuviera un monto elevado que me lo gastaran los hijos y los nietos.
Mi platita es suficiente para
comprarme esas uvas que me gustaron, voy de paseo y puedo pagarme todo.
Mis hijos son un tesoro que no
solo respetan mi dinero, si no que además me apoyan en caso de necesitar
anteojos, un medicamento, unos zapatos, es más, ellos se encargan de tener mi
tarjeta con los recursos necesarios para que me sienta tranquila, independiente
y feliz de vivir así sin lujos pero con libertad.
Fuentes
Luz Laura Sanabria Fernández.
Loriana Leiva Salazar
psicóloga clínica Área Ciudadano de oro Dirección de prestaciones Sociales.
Enviado por: Roberto Sancho Álvarez. San José, Costa Rica.
rsancho@ccss.sa.cr