El
urbano del seis, seis, seis.
Hoy es un día genial para comenzar mis actividades como
operador de un camión de
Mi punto de partida empieza en la terminal de la plaza San
Pedro a las
Al empezar a leer una noticia llamó mi atención, por el
encabezado a ocho columnas que decía: otra de los terroristas del volante, se
estrella urbano con lugar de esparcimiento al caer del puente que se encuentra
en las avenidas pacheco y canal, justo en el momento en que el ambiente estaba
rebueno, según declararon algunos testigos y parroquianos, los cuales se daban
un buen taco de ojo, antes de verse interrumpidos abruptamente por una buceta
la cual aterrizó por el techo del lugar, quedando a un lado de la pista.
De pronto mi lectura se vio interrumpida ya que el carro
comenzó a llenarse hasta las trancas, así que tuve que arrancar, lo cual me dio
mucho gusto, despegar hasta el tope y con buena música interpretada por el
conjunto los chalanes de la campe, un grupo de hombres y mujeres que al igual
que muchos otros se ganan la vida en la cantada, vendiendo chicles, chocolates,
bolis, etc.
Después de haber avanzado algunas calles, cuadras mas
adelante divise a mi amigo Don ciego, el cual esperaba en la parada de camiones
para tomar el que lo llevaría a su destino, cuando éste les hacia la señal para
que se detuvieran muchos lo ignoraban como en otras ocasiones, por lo cual me
detuve a preguntarle que rumbo llevaba a lo que el respondió abordando y
diciéndome: voy a trabajar así que me puedes dejar cerca de la oficina.
Como cualquier discapacitado mi camarada venía en los
asientos destinados para estas personas, así que veníamos charlando sobre
trivialidades cuando en las calles tercera y libertad me tocó la luz roja del
semáforo, ahí me tope a mi amigo la Julia y me preguntó ¿que cuanto llevaba? le
dije que muy poco, apenas estoy juntando para el petróleo ¿y tu? a lo que el
contesto que llevaba 14 con 327 pesos. En eso estábamos cuando del otro lado
mire a mi compa el bochín del trampesina y me preguntó ¿cómo vas? Bien le
contesté, -a que bien, esta ruta es la mas correteada, solamente traigo un
mono,
además me ha tocado mucho guarumo, y esta bien sobado hoy.
Al cambio de la luz nos arrancamos, debo admitir que venía
bien enfi estado por lo que llegué todo pa´trás al punto de la depor, ahí me
esperaba el checador al que llamamos él se feliz, para darme mi respectiva
leída de cartilla, - ¿Por qué todo pa´trás? ya casi te quemaste los 41 minutos
que te quedan y solo tienes 3 para llegar a plaza del voceador -. Como siempre
el chancla rosa, el cerro de la tacha, el cholomara, estaban haciendo tiempo
para levantar los más posibles pasajeros, pero claro, que esto ocasiona que se
acalambren creando un cuello de botella entre urbanos, trafico y personas, lo
cual hace difícil que te arranques de volada. Con 3 minutos de tiempo es
difícil hacer un recorrido para llegar al siguiente punto cuando normalmente
este se hace en 14 minutos. Así que me enfierre para poder armarla, avanzando
con el acelerador a fondo, entre obstáculos cotidianos como lo son: tráfico,
ciclistas, peatones que se cruzan de repente, boyas, baches, y un sinnúmero de
posibilidades de tener un accidente.
-Cuando de pronto una señora empezó a reclamarme el por qué
no la bajaba en donde ella me estaba indicando, le respondí que el parabús era
mas adelante a lo que ella me ordenó que la bajara de inmediato en el semáforo
que parpadeaba en ese momento, al no acceder, la mujer comenzó a insultarme con
calificativos como: choferete, fracasado, barbaján, urbanero, aragan, y un
sinfín de apodos que no recuerdo. Junto con la mujer el pasaje se había
alebrestado de pronto todo era un caos dentro de la guagua, para mi mala suerte
la mujer divisó una patrulla de transportes, aprovechando el momento les gritó
llamando su atención, la cual tomó cartas en el asunto, marcándome el alto
inmediatamente, de manera que me detuve metros mas adelante al fin y al cabo
habíamos arribado a la Plaza Hidalgo.
Como operador del volante la responsabilidad, culpa,
castigo, sanción, cayeron sobre este humilde mortal, me hice acreedor a la
justicia impartida por los señores inspectores los cuales según ellos me
aplicaron todo el peso de la ley, suspendiendo mi licencia, me ordenaron un
antidoping, y me dieron tambo para procesarme y ser juzgado por el fiscal
general. Ya en la sala de los juzgados entre quienes me acusaban se encontraban
usuarios del transporte público, inspectores, agentes de vialidad, los cuales
me achacaban las siguientes faltas: exceso de velocidad, comer burritos, hablar
por el celular, falta de respeto a los pasajeros, escuchar música a alto
volumen, ir tirando el chal con las chavas y los compas. El fiscal leyó las
acusaciones, una vez terminada la lectura pregunto a los testigos alguna otra
acusación que se le quiera formular al acusado, los testigos contestaron de momento
no.
Entonces el señor gendarme me cuestiono: Usted – ¿Cómo se
declara? Culpable o inocente, a lo que mi abogada respondió mi cliente se
declara inocente. – ¿Qué tiene que decir el acusado a favor suyo? - Si bien es
cierto que la mala fama nos la hemos ganado a pulso, un chofer nunca empieza su
turno con la idea de ocasionar un accidente, mucho menos machucar a una
persona. Aunque nuestro trabajo es dar un servicio para la Comunidad díganme
ustedes como le hacemos para terminar con la falta de cultura vial, el no
respetar los reglamentos por parte de los usuarios, que malamente descienden
por la puerta delantera, se cruzan por enfrente, tiran basura, rayan el
transporte, exigen que se les baje de esquina en esquina, en los semáforos,
en los lugares para discapacitados, en cualquier lugar pero
pocas veces en los lugares señalados para este fin, por supuesto está la
corrupción de inspectores que por una mordida ocasionan que no echen la ultima
vuelta, en fines de semana y días festivos los concesionarios no paran la mitad
de camiones, provocando el empalmadero de horarios, logrando muchas veces no
sacar ni pal diesel. Por otro lado que no existe la correcta distribución de
los democráticos, pasando todos por las mismas avenidas y dejando descubiertas
diferentes colonias. Por tal motivo cada quien hace lo que le da su regalada
gana.
De pronto en la corte se hizo un alboroto y acusándose
mutuamente todos contra todos, en medio del caos se escucho un estruendo y al
voltear la vista todos vimos entrar un democrático del cual descendió mi parna
Don ciego con su altavoz expresaba lo siguiente: sabemos que el transporte en
esta ciudad tiene parte de la culpa al igual que los pasajeros, automovilistas,
concesionarios, autoridades y todos los involucrados,
dejemos de lado la búsqueda de culpables y pongamos cada quien el granito de
arena que nos toca, para tener un traslado seguro, placentero, evitar
incidentes viales, preparar a los conductores de estas unidades creando
escuelas en donde los trabajadores del volante reciban su certificación, para
así profesionalizar a éstos y hacer eficiente el sistema de camiones porque el
objetivo es lograr un transporte de primer mundo, al fin y al cabo los
beneficiados somos un montón. Es tiempo de ponernos de acuerdo todos.
Todavía no se acababa el desorden ni habíamos salido del
asombro cuando quien nos hablaba nos invito a pasar mostrándonos el interior el
cual contaba con mesas de billar, pantallas planas, sonido envolvente, y en las
mesas tenía unas cacerolas con muchos hielos, y bastante sotol para todos, así
que, que importaba como no lo bebiéramos, debo admitirlo que todos la pasamos
bomba.
Autor:
Pedro Javier Ontiveros. Chihuahua, Chihuahua. México.