El hogar es la
fogata donde los hijos encuentran el calor de sus padres.
Hace 48 años nos casamos y con
la misma ilusión que acepté a Miguel como esposo, espero permanecer junto
a él hasta que la muerte nos separe.
En este camino, nos
hemos enfrentado a vientos y tempestades que logramos superar solo
con mucho amor, paciencia y perseverancia porque en el matrimonio
no todo es color de rosa.
Nosotros somos católicos
y al brindar consejería y cursos PRE matrimoniales ofreciendo
nuestro propio testimonio nos fortalecíamos también.
Así como mis padres
vivieron 65 años juntos hasta el último día, nosotros 48 años, tenemos
5 hijos, tres mujeres y dos varones, ellos también se mantienen firmes y
unidos con sus parejas.
Hay cosas que en los
matrimonios pueden resultar más prácticas pero menos amorosas.
Mi esposo tenía un puesto de
libros en la facultad de economía de
Siempre lo chinee con la
comida, que fuera precioso bien aplanchadito sin una arruga, porque
era parte mía, el es la mitad de mi vida porque somos un complemento.
Ahora con su enfermedad
cognitiva en una etapa avanzada donde a veces me pregunta ¿Dónde está mi
esposa? Las cosas siguen igual.
En un momento me sentí muy
agotada, pedí ayuda en el centro Diurno San Francisco de Asís en Calle Blancos
de Goicoechea pero al mes me dije: ¿Flor de María? Qué hace usted en su casa y
su esposo en el Centro diurno, donde usted sabe que le hace falta y la
necesita.
Pues aquí estamos ambos
y la gente me dice que lindo anda siempre a pesar de estar
tan desorientado.
Por dicha cuento con el apoyo
de mis cinco hijos, la directora del Centro diurno que es un ángel
y los estudiantes de las universidades que hacen su trabajo comunal con
nosotros y estamos muy tranquilos.
Yo se que mi esposo está en
una FACE crítica de su enfermedad, pero se lo que quiere y lo que
piensa, porque somos un matrimonio con muchos años.
Teníamos la costumbre de
perdonarnos cualquier diferencia que tuviéramos antes de acostarnos
porque no sabíamos si íbamos a amanecer para perdonarnos.
Ahora que sus emociones están
extraviadas, yo le digo, negrito, perdóname si en algo te ofendí y él me dice,
perdón.
Algunas personas me preguntan
que voy a hacer cuando Miguel me falte.
Yo les respondo que nos
acostumbramos a decir solo por el día de hoy, no niego que a veces es
duro pero asumo la vida con mucho optimismo y seguiré adelante porque si Dios
me tiene aquí, es para que cumpla el propósito que me asignó.
La legislación costarricense
prohíbe la discriminación en razón de la edad mientras los adultos mayores
deben escuchar frases como “ya usted está viejillo” que pereza ya no oye”
y si de las arrugas se trata, hasta la publicidad de algunos artículos de
belleza, intentan borrar las líneas de expresión, pero las personas envejecen a
partir del día de su nacimiento.
Les bajan la estima y
colocan el tema sexual en función de cantidad y no de calidad de relación como
debe ser.
No es cierto que con la edad
la persona se trasforma en alguien feo, solo son diferentes al canon de
belleza que manejan los jóvenes.
Tenemos que decirnos que
somos bonitos, importantes, con capacidades y habilidades tal vez algo
disminuidas pero sigo siendo la misma persona que fui, soy y seré hasta
el fin de mis días.
Si la familia o la sociedad
nos aísla, debemos ser fuertes y con respeto externar lo que pensamos pero no
peleando, Sin berrinches, con claridad y en el momento oportuno porque la
comunicación asertiva, favorece las relaciones interpersonales.
Al crecer y partir los hijos,
llega el momento de la reconquista, es redescubrir a esa persona con la que
comparto toda mi vida y ahora tengo un espacio para conocerla en su presente
etapa, debo saber de sus gustos, pasatiempos, y anhelos porque
aunque tenga muchos años de conocerla, las múltiples ocupaciones a lo mejor no
me permitieron saber sus necesidades, ilusiones y la posibilidad de desarrollar
un proyecto de vida como pareja.
Si el proyecto es
individual, no olvide que ahí está alguien que lo apoya, dígale que
la ama, pueden besarse, tomarse de la mano y manifestarle ese sentimiento
sin importar el que dirán que algunas veces inhibe a los adultos mayores
que se quieren
Autora: Sra. Flor de
María Fonseca Alvarez (Centro Diurno San Francisco de Asís).
Lorenzo
Chacón Arrieta Trabajador Social dirección de Prestaciones Sociales.
Enviado por: Roberto Sancho
Álvarez. San José, Costa Rica.rsancho@ccss.sa.cr