Agustín
Labrada Aguilera, Chetumal
“Creo que Cuba
es una sola nación, con todos los componentes conceptuales y emotivos que
abarca este término; y que los cubanos —al margen de ideologías y maneras de leer
el mundo— venimos de una tradición cultural sólida que nos dignifica”
, México DF | 18/09/2012 9:48 am
Agustín Labrada
Aguilera (Holguín, Cuba, 1964), estudió literatura en el Instituto Superior
Pedagógico Enrique José Varona, de Cuba; y ciencias de la comunicación en
Es autor de los poemarios La
soledad se hizo relámpago (1987), Viajero del asombro (1991, 1995 y 1997) y La vasta lejanía (2000, 2005); de
la antología de poesía amorosa cubana Jugando a juegos prohibidos (1992); de los libros de
periodismo cultural Palabra de la
frontera (1995), Más
se perdió en la guerra (1999) y Un paseo por el Paraíso (2006); y del conjunto de ensayos
críticos Teje sus voces la memoria
(2011).
Sus poemas
figuran en más de 50 antologías publicadas en Europa, América Latina y Estados
Unidos; así como en los discos Un
lugar para la poesía (1986, 2006), Guerra y literatura del siglo XX (2003), Los ángeles también cantan (2006)
y Milonga para Isa (2012).
Ha ofrecido lecturas en espacios de Cuba, México, Nicaragua, Bulgaria, España y
Francia.
¿Por qué decidió vivir fuera
de su país?
Agustín Labrada Aguilera
(ALA): De visita en México, me ofrecieron una plaza de
periodista. Hacer periodismo era uno de mis sueños y decidí cumplirlo. Aparte
de esta justificación de matices vocacionales, por entonces (en medio de la
crisis económica que el Gobierno de Cuba ha nombrado “Período Especial”) sin
libreta para alimentos ni casa propia se me volvía un tanto difícil vivir en
¿De qué manera salió de Cuba?
ALA: En
febrero de
A
mí me sedujo este paisaje y a Odette la ciudad de México. Al salir de
¿Le ha resultado muy difícil
adaptarse al sitio en donde reside hoy?
ALA: No me
resultó complicado adaptarme a mi nuevo entorno, pues es un país de habla
española con algunos elementos históricos comunes. Desde luego que tuve que
aprender otros códigos de convivencia y de comunicación, pero fue un proceso
poco doloroso y finalmente asumido, sin que pueda exhibir ninguna herida grave
más allá de mi nostalgia por Cuba y una que otra experiencia amarga que pude
haber experimentado en cualquier latitud, en cualquier época.
¿Cuál ha sido su trayectoria
artística en su actual lugar de residencia?, ¿qué logros ha obtenido?
ALA: Establecido
en Chetumal, seguí escribiendo poesía y mucho periodismo, me inicié como
ensayista y narrador, maestro de géneros periodísticos y realizador
radiofónico, y en otros quehaceres misceláneos que la vida trae con su azar y sus
redes. El tiempo genera frutos: libros, premios, becas, viajes, lecturas,
conferencias, revistas, un hijo que se llama Alejandro, mi esposa Isadora que
tanto me motiva… En fin, hay una fusión de realizaciones profesionales
(fundamentalmente artísticas) y domésticas que a veces me recuerdan que no
todos los días fueron estériles. No obstante, aquí sigo alerta, desafiando
dragones, aún en el camino.
¿Qué opina de la sociedad de
la que ahora forma parte?
ALA: Se trata de
una sociedad heterogénea en un espacio que, pese a vivir en la urdimbre del
turismo internacional y en un collage de identidades en diálogo, es más o menos
pacífico, sin la sangre que pueblan las noticias de otras entidades mexicanas,
y hasta cierto grado abierta a la cultura y sus fusiones, que van marcando (con
lentitud) el espíritu de un pueblo que crece junto al agua.
¿Alguna otra observación para
los lectores de Cubaencuentro?
ALA: Creo que
Cuba es una sola nación, con todos los componentes conceptuales y emotivos que
abarca este término; y que los cubanos —al margen de ideologías y maneras de
leer el mundo— venimos de una tradición cultural sólida que nos dignifica y
protege ante todas las tempestades con su estandarte amoroso, pues a tono con José
Martí: “Sólo el amor engendra melodía.”
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