Dirección, guion y montaje: Moufida Tlatli
Actores: Fatima Ben Saïdane, Amel Hedhili, Najia Ouerghi, Zahira
Ben Ammar, Hend Sabri
Guion: Nouri Bouzid
Producción: Ahmed Baha Attia
Música original: Anouar Brahem
Fotografía: Youssef Ben Youssef
Sinopsis:
A los 25
años, la joven Alia está decidida a romper con todo. Con su trabajo como
cantante de bodas y con su pareja, Lotfi, un hombre junto al que ha convivido
diez años, pero que la obliga a deshacerse del hijo que espera. Encarada a una
nueva situación, regresará a la memoria de su infancia, al palacio donde se
crió junto a su madre, una sirvienta, y a la evocación de un padre desconocido,
que bien pudiera ser el príncipe dueño de dicho palacio.
Comentario:
Moufida
Tlatli, (Túnez, 1947) comenta que descubrió y se enamoró del cine gracias a su
profesor de filosofía. En 1968 tuvo la oportunidad de estudiar en el French Institut des hautes études
cinématographiques de París. Al retornar a su país trabajó intensamente como
editora de una docena de películas bajo la dirección de los más prestigiados
directores tunecinos, como Farid Boughedir a quien hace la edición de
“Halfawîn” y también al más conocido Farida Benlyazid en “Una puerta hacia el
cielo”.
Fue hasta
1994 que sorprendió tanto a los espectadores como a la crítica europea con su
madura opera prima, la emotiva y bella película que hoy veremos en nuestro Cine
club: “Los silencios del palacio”, con la que consiguió ser la primer tunecina
en realizar un largometraje.
El filme fue
aclamado por la critica y ganó algunos premios importantes: “
A través de
un intenso drama centrado en la relación entre una madre y su hija, Moufida
narra soberbiamente la evolución de la mujer en su país, desde el periodo
previo a la independencia hasta mediados de los años sesenta, cuando el ideal de
la nación árabe parecía aún una quimera alcanzable: “Hacia los doce años, mis
primas y yo nos escapábamos de casa para ir al cine que nos hacía soñar…
nuestros padres nos controlaban mucho porque pertenecían aun medio tradicional
muy conservador. Pero, ya de pequeñas, las mujeres de mi generación comenzamos
a cambiar las cosas, porque fuimos las primeras en recibir escolarización
obligatoria… Nos pasábamos toda la semana esperando que llegara el día de
fiesta y entonces cogíamos el tren, cuando teníamos dinero, y nos íbamos a la
capital. Cuando no nos alcanzaba el dinero caminábamos por las vías del tren”.
Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún,
Quintana Roo. México.