El Volcán

 

Se venía llegar, se pronosticaba la fecha, se calculaba un no sé, pero nadie sabría cuando, solo mi corazón, es el único que lo sabe, que lo tiene presente, más la cuenta regresiva, empieza, y al parecer, aumenta su curso, como con ganas de llegar al punto final, donde será la consecuencia esperada. Cuando explote, será inevitable, lo sabrán todos, se verá por doquier, y ya no habrá ningún oculto que esconda el miedo o la inseguridad por mostrar lo que se guarda y que hoy con tanta fuerza, desea salir.

 

Sin duda soy como un volcán a punto de estallar, que quiere gritar y ser escuchado al fin, más en pedazos, será mi estallido, volarán por todos lados y la fuerza de mi ser será tan grande, que mis fragmentos, llegarán hasta tu morada, caerán en tu cama, como mil ráfagas de luz de bengala, que alumbran, en lo infinito, que nos hacen transfigurarnos, más se comprende que la fuerza de la naturaleza, es inmensamente poderosa y en un soplido de amor, se transporta de un lado a otro, como queriendo llegar con prisa y regresar, con tu nombre grabado por los aires.

 

La lava es mi sangre, las cenizas son mi aliento y pensar, que lo aspiro por el cosmos, deseando, el que penetre por tus poros y que al final descubras mi cráter, en donde se halla una paz infinita, en donde se vea la transparencia de un hombre, en donde el silencio de la noche, permita escuchar, lo interno, te permita escuchar los latidos, de mi corazón, los latidos que se aceleran, con un beso, los latidos, que viajan de polo a polo, el palpitar de mis palabras, que retumban en la sima de lo alto y parecen un volcán a punto de explotar, a punto de mostrar mediante algo majestuoso, la ternura y sencillez de un ser, que ama la vida, y se realimenta de nueva vida, al llenarse a poquitos de tu nombre y tu ser.

 

Si la tierra tiembla, será por la fuerza de mis palabras, si las arenas fluyen, será por un soplo de esperanza, si sientes correr el aire y te refugias en esa paz infinita, más te dejas llevar por el susurrar de un canto suave a los oídos, habrá sido, cuando moraste mi núcleo y en la grandeza del mismo, estarás segura, porque mis paredes gruesas, te aguardarán del frío del invierno, te protegerán de las adversidades, brindándote amor, porque te garantizaría un sitio seguro, en donde te sientas amada y puedas dar amor, mas eso es lo que te doy, y si los volcanes son fuertes y desatan poder, más poder, desato, al pensarte, con más fuerza lo predigo, sobre las placas del planeta que oscilan y ponen mi mensaje en tus manos.

 

Autor: Profesor de filosofía Esteban Segura Peñaranda. Heredia, Costa Rica.

estebansegurap@gmail.com

 

 

 

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