El Grito por
De
nuevo me lebanté pensando ¡Empiesa un
nuevo día! De nuevo comprobé que la tierra giró sobre su propio eje y
reflexiono en que la vida continúa y cada año para este día, celebramos nuestro
grito, ese grito de libertad. Pero nos habremos puesto a pensar si será
cuestión de celebrar una fecha histórica o ¿realmente tenemos una libertad?
como ciudadanos y ¿cada uno de nosotros en su interior?
Ésta
es la pregunta que despertó hoy con migo, esta es la interrogante que hoy les
hago, ¡pensemos, niñas, niños y grandes! Si realmente somos libres, libre es
quien ama, libre es quien ríe, libre es quien llora sin sentir complejo o
hallarse des rotado. Como dijo el gran filósofo, “Mi libertad comienza donde
termina la tulla” pero esto quizá solo cuida a mi yo interno, hoy quiero tirar
al suelo esas barreras y darte mi libertad para compartirla con la tulla, hoy
quiero brindarte mi mano, para decirte que soy libre y que tu lo eres también.
Tomemos hoy las cadenas de la esclavitud, de los vicios y de las ambiciones,
levantemos con fuerza nuestros brazos y tiremos al fondo del mar, todas esas
ataduras que nos adhieren al mal, a la codicia y que conllevan a no ser
nosotros mismos.
¡Yo
nací en Costa Rica!, ¡crecí en Costa Rica! Y quiero morir en mi tiquicia
adorada; por tanto defiendo mi cultura, también defiendo mis valores y a los
hijos de esta patria hoy les digo con júbilo ¡no debemos preocuparnos por lo
que nos llega de afuera! No hay que alarmarse por esas grandes amenazas que hoy
desean imponer su garra en nuestro país y arrancarnos lo poquito que aún es
nuestro y que exalta nuestras raíces. Pues si bien es cierto hemos nacido para
compartir, no por ello dejaremos de ser quienes somos y esto que hoy me identifica
con mi patria, con mucho amor y entusiasmo lo comparto con mi hermano y el de
junto y lo extiendo a mi alrededor para que cada persona que comparte mi suelo,
sepa de donde provengo y pueda enorgullecerse con migo de lo que nos
corresponde y por lo que debemos luchar día con día.
¿Cómo
envidio a las aves que vuelan por los cielos, porque aunque ellas no hablen
nuestro idioma, con sus trinos, nos comparten su felicidad de bolar y cantar
libremente, al igual lo hacen las gotas de lluvia que corren por las flores
coloridas y abiertas que adornan nuestros jardines, al igual lo hacen los niños
y niñas, que corren y juegan con alegría en una tierra que les vio nacer y en
la cual pueden respirar el aire puro que baja fresco y sereno por las azuladas
montañas, vestidas por la luz del sol. ¡que bello suena hablar así de nuestros
paisajes!, ¡cómo me gusta contemplar nuestros campos! Pero esto realmente
podemos hacer que así prevalezca, no tenemos que vivir en un mundo de utopías,
cuando la labor de cuidar el suelo en donde vivimos, empieza por cada uno de
nosotros y nosotras, si todos aportamos nuestro pequeño granito de buena
voluntad, la contaminación de las empresas, puede disiparse, la degradación de
nuestras tierras, la podemos aplacar, es cuestión de poner en firme nuestra
mano en alto y la otra en nuestro corazón y mediante el amor propio que brota
de nuestras almas, luchar con alegría y vivir con regocijo y agradecer siempre
a Dios, el enorme privilegio de colocarnos en este pedacito de tierra que tanto
amamos y que sin duda es una Costa Rica, por sus valores, rica por sus
tradiciones y rica por el pura vida de su gente que somos quienes compartimos
como hermanos, la gran dicha de ser independientes, política, religiosa y
socialmente.
En
este 14 de Septiembre quiero que no sea como un día más, quiero que no lo
celebremos como un aniversario más de nuestra libertad; tomemos el asta del
compromiso y pongamos en ella la bandera del amor y gritemos todos juntos y
juntas, la alegría de ser quienes somos y en una vos conjunta, nos escuchen en
Guanacaste y Limón, en las playas y los campos, en la montaña y la ciudad; ¿Qué
Barrio Jesús se une al pueblo Herediano y costarricense! en el grito por la
libertad y en compartir la llama que en esta noche, ilumina en nuestros rostros
y nuestros corazones, el resultado de nuestros padres y abuelos por heredarnos
el mejor tesoro que hoy podemos compartir y venerar bajo la libre voluntad de
llamarnos ticos y ticas.
Autor:
Esteban Segura Peñaranda. Heredia, Costa Rica.