Angelito.
"Que pasa cuando en los signos vitales del tiempo, las señales se
leen como libros abiertos"
Más allá de lo que vemos, está lo desconocido, lo insólito y lo bello
En lo bello se puede palpar una realidad oculta que quiere salir, salir con
la velocidad y la fuerza de un volcán que va a estallar, se torna misterioso el
secreto del amor, es irónico fugaz y sincero. Quizás por medio de la divina
fantasía de los Ángeles, podamos penetrar más adentro de lo dicho hasta
entonces.
Recuerda que en el cielo brillan las estrellas que suben y bajan en
forma de angelitos a la tierra para dar alegría al ser humano y que por lo
tanto tienen luz propia en el universo.
Cada vez que el sol sonríe, cada vez que las gotas de lluvia juegan y
que el viento parece que canta, es porque te oye y renacen de nuevo con tu
voz como valientes colosos al pie del combate.
La estrella que se calló de
La cuarta el deseo, pues deseaba vivir, intensamente cada momento y la
quinta, la sabiduría, necesitaba el discernimiento para conocer más allá
de lo que observaba y tenía la facultad de fusionar cada uno de sus 5 extremos,
para combinarlos todos entre si, o sea amaba, vivía, experimentaba, aventuraba
pero eso si, escogería un ángel que le diera atributo a las enormes cualidades
que ella poseía.
Hasta que al fin llegó el día esperado, luego de tanto buscar y buscar,
encontró a ese ángel que la portaría en la frente, quien le daría el uso para
el que estaba destinada, sin duda ese ángel es ... Ahora ese ángel
alumbra mi torrente, puede irradiar de luz, un día oscuro y frío, es sin duda,
traviesa y inocente, pues da amor sin percatarse. Es mágica, pues suele
aparecerse por las noches mediante la forma menos imaginada, su voz
es amor, su piel es calor, sus labios son pasión, es escurridiza pues siempre
está con migo y también no está con migo, le gusta hacer trampa porque parece
no estar, pero es por juguetona, lo que busca es atrapar todos mis
pensamientos. No le gusta jugar con fuego, sin embargo enciende la llama
del amor.
Aguardaba se llegase la señal esperada, señal que le anunciara, !que
ella era la elegida, que ella es a quien yo tanto amaba! y que las
demás estrellas del firmamento preguntaron y seguían preguntando ¿La amas
todavía? Desde su partida del olimpo una noche fría de Octubre, empezó la
interrogante, la atormentante pero bella idea de las horas, los días y los
meses que puede prevalecer un amor, amor que se oculta en el viento, que se
oculta en las canciones y que se aparece juguetón y gracioso en los
pensamientos, hasta que ese caudal se estallara en el momento menos esperado y
saltara ardiente como el fuego, decidido como el tren bala, fuerte como el
león que reina la selva y tierno como el conejo que juega en el pasto. Por
cuantos estados y cuantas situaciones habrá tenido que pasar ésta estrella,
quizá intentó probar suerte en otros cuerpos y en otras figuras, pero a lo
largo de un año, volvió a el punto de donde no sé si fue el punto inicial
de partida, pero en verdad fue un punto estratégico en donde el juego de palabras
y el deseo pusieron la marca, de que ese lugar no era como los demás, era
distinto, era maravilloso y el único que en tanto tiempo, quiero volver a
repetir.
Ahora bien, tal vez reinó el miedo al rechazo, la resignada idea de que
los bellos recuerdos se borrarán con el tiempo, la lejanía abismal que le da
origen a los caprichos celestiales que entre más lejos me tengan, más fuerte
hicieron el deseo de regresar a ese sitio, al que quizá nunca llegué. Pero a la
estrella que se posesionó en tu frente, la guiaba, el extremo de el riesgo y la
sinceridad y que no quería dejar oculto nada de lo que por tanto tiempo se a
escondido en el espacio, Antes de posesionarse en tu frente me dijo dos
cosas: que sin riesgo, era casi imposible saber los resultados de la verdad y
de lo que se quiere, que arriesgara al máximo esperando encontrar la
muralla que detiene todo impulso pero que por lo menos deja la
satisfacción de que se dio un comienzo o bien el ansiado permiso de
empezar el más de los hermosos caminos que sin duda alguna, sellará mi
felicidad en este mundo y por último me dijo la estrella que vagaba por las
constelaciones, que tenía un único nombre, el tullo.
Y luego de la revelación, el tiempo se a detenido, se a quedado mirando
que ocurrió y se propuso al fin, estacionarse entre nosotros, como para ver,
que sigue después, como que no quería perder detalle alguno y pretendía ser
fiscalizador entre mi ángel y yo. Entonces yo al darme cuenta de tal
circunstancia, me retiré a un monte abstracto e imaginario en donde se podían
ver los 5 océanos que nos rodean y le pregunté ¿porqué? Cual había sido el
motivo que hizo que el grano germinara y que la planta naciera. Y todavía no
estoy del todo seguro, en el lapso mientras estuve suspendido, si fue en tales
momentos que lo natural o lo mitológico me rebelaron la interrogante o fue una
acción que debí haber hecho, desde ese día que tanto recuerdo.
Solo recibí una respuesta: Tu eres en estos momentos, el único que
puedes manejar el reloj del tiempo, de ti depende si lo hechas a andar o lo
sigues manteniendo detenido en tu corazón porque el tiempo sigue su curso al
mismo tiempo que el de la estrella, por tal razón puedes tomar el mundo en tus
manos. Si tu que eres mi ángel cuyo nombre U… a realizado el milagro que marcará
los signos de los tiempos, yo no seré quien seguirá en el silencio, por medio
de un consorcio, empezaré a mostrarme y a mostrar lo que tanto e guardado para
mi y que al fin éste afligido pero cierto hacedor de consorcios, muestra sus
primeras, místicas, Románticas si lo quieres ver de ese modo, A,,aaaaaaa pero y decididas señales de que
debemos navegar en los mismos océanos, por los mismos caudales, compartir el
espacio infinito y decirte por último,
que ya se tu nombre, por ahora lo anoto como U…, pero bien que lo se.
No será hasta una próxima ves que sepas de mi, que te diré tu nombre tal
cual es, solamente te pido que estés muy atenta, pues pronto sabrás más de mi.
También te diré, el porqué de mi nombre y porqué no tengo un nombre común.
El Consorcio.
Autor: Profesor de
filosofía
Esteban Segura
Peñaranda. Heredia,
Costa Rica.