Desde
los patios y las grandes macetas,
enredaderas,
jaulas, y jardines he de atravesar.
Aroma
a fresias, claveles y rosas,
en
mezcla con las vainillas de tus dulces en la cocina, para elaborar.
Sortear
los patios… sus baldosones blancos y negros con brillo,
llegar
con prontitud a tu comedor oscuro y misterioso,
buscando
el aparador o bargueño de madera lustroso.
Puertas,
vitrinas, secreteres y cajoneras,
celosas
esconden en su interior un secreto.
Vengo
desde los patios de macetas con malvones y lirios,
para
abrir, el bargueño oculto de la abuela con tino.
Manteles,
copas y servilletas, con aroma a cedro,
guardo
en mi memoria como dulce recuerdo.
Ignoro
cual llave abre el oculto cajoncillo,
y
en vano pretendo encontrar el arcano perdido,
que
la abuela bien ha sabido esconder en el armario dormido.
Inútil,
acceder en su interior ahora encendido,
pues
solo cartas, en su corazón han vivido.
Es
que un secreto de amor nadie le ha conocido,
y,
oculto en cedro perfumado de cajones revestidos,
ahora,
tan solo cartas de amor … palpitan como tizón encendido.
RENADRI
SECRETO EN EL
APARADOR
Desde los patios y las grandes macetas,
enredaderas, jaulas, y jardines he de atravesar.
Aroma a fresias, claveles y rosas,
en mezcla con las vainillas de tus dulces en la
cocina, para elaborar.
Sortear los patios… sus baldosones blancos y negros
con brillo,
llegar con prontitud a tu comedor oscuro y misterioso,
buscando el aparador o bargueño de madera lustroso.
Puertas, vitrinas, secreteres y cajoneras,
celosas esconden en su interior un secreto.
Vengo desde los patios de macetas con malvones y
lirios,
para abrir, el bargueño oculto de la abuela con tino.
Manteles, copas y servilletas, con aroma a cedro,
guardo en mi memoria como dulce recuerdo.
Ignoro cual llave abre el oculto cajoncillo,
y en vano pretendo encontrar el arcano perdido,
que la abuela bien ha sabido esconder en el armario
dormido.
Inútil, acceder en su interior ahora encendido,
pues solo cartas, en su corazón han vivido.
Es que un secreto de amor nadie le ha conocido,
y, oculto en cedro perfumado de cajones revestidos,
ahora, tan solo cartas de amor … palpitan como tizón
encendido.
Autora: Renée Adriana Escape. Mendoza, Argentina