200 AÑOS DE DON BENITO JUÁREZ
Páginas de Historia
Por Raúl Espinosa Gamboa
* Defensa de la Soberanía y la República
Don Benito Juárez nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, en la Sierra de Ixtlán, Oaxaca. Sus padres fueron Marcelino Juárez y Brígida García;
tuvo dos hermanas mayores, Josefa y Rosa y quedó huérfano a la edad de tres años, por lo que subsistió bajo la protección de sus abuelos paternos y después
de la muerte de estos, es recibido por su tío Bernardino, a quién ayudaba cuidando un pequeño rebaño de ovejas y otras labores del campo.
En sus "ratos desocupados su tío le enseñaba a leer y le inculcaba la utilidad de saber el castellano, lo cual era muy difícil por su condición social,
y pensó que podría lograrlo ordenándose como sacerdote", que el propio Juárez reconoce como las primeras orientaciones que tuvo en su infancia.
A los 12 años, el 17 de diciembre de 1817, según relata don Benito "se fugó de su casa y marchó a pié a la ciudad de Oaxaca donde ya se encontraba su hermana
Josefa". Algunos historiadores apuntan que el motivo de la salida hacia la capital del estado fue originado "por la pérdida de una oveja y el temor a las
represalias del tío".
Al llegar a la ciudad se dedicó a buscar "casa por casa" a su hermana, hasta que logró ubicarla en la residencia de don Antonio Maza, donde trabajaba como
cocinera. Juárez fue recibido allí y se le brindó un trabajo en una granja donde recibía un modesto salario en tanto encontraba donde vivir. La llegada
del adolescente Benito, al hogar de la familia Maza, marcó su destino, pues recibió de este todo el apoyo que después servirá para forjar la base ideológica
del Benemérito.
Pocas semanas después conseguirá trabajar como encuadernador con don Antonio Salanueva, quien además de ser un hombre de amplia cultura, era partidario
de las ideas liberales, y estimuló la formación intelectual del joven, dándole acceso a su biblioteca personal, que le servirá para ampliar sus estudios.
En un principio, en su afán de aprender, Juárez con el apoyo del señor Salanueva, se inscribe como externo en el Seminario Pontificio de Santa Cruz, donde
inició sus estudios de derecho que abandonó para continuarlos en el Instituto de Ciencias y Artes, creado luego del establecimiento de la Constitución
de 1824. Ahí realizó sus estudios de abogado de 1828 a 1831 y mientras lo concluía, don Benito, es designado profesor de Física en ese Instituto.
La vida profesional y política
Al recibir su título de abogado en 1831, el joven profesionista inicia su práctica del derecho en el Bufete del licenciado Tiburcio Cañas. Ese mismo año
es electo regidor del Ayuntamiento de Oaxaca. En 1833, durante el gobierno de don Valentín Gómez Farías, con la colaboración del doctor José María Luis
Mora, se inicia el proceso conocido como la Reforma de 1833 mediante la cual se avanza en la libertad de expresión, abolición de privilegios del clero
y el ejército, cierre de la Universidad Real y Pontificia y apertura de los Institutos Científicos laicos, abolición de los negocios de la iglesia, así
como de la pena de muerte por motivos políticos, entre otros.
En las elecciones de 1833 para renovar el Congreso del Estado de Oaxaca, don Benito es electo diputado. Durante algún tiempo vivió de su profesión defendiendo
comunidades indígenas. Don Benito Juárez se casó con doña Margarita Maza el 31 de julio de 1943.
Al ser derrocado de la presidencia el general Paredes Arrillaga, Juárez resultó electo diputado federal, y le correspondió aprobar el préstamo que Gómez
Farías había solicitado a la Iglesia 1847 para financiar la defensa de la República durante la intervención en México de los Estados Unidos. Ese año fue
nombrado gobernador provisional del estado de Oaxaca, cargo para el que un año después será elegido por un periodo de 4 años.
Como gobernador de su estado natal procuró el equilibrio económico y ejecutó obras públicas: caminos, reconstrucción del Palacio de Gobierno, fundación
de escuelas Normales; levantamiento de una carta geográfica y del plano de la ciudad de Oaxaca; reorganizó la Guardia Nacional y dejó excedentes en el
tesoro.
Al volver Santa Anna al poder en 1853, muchos liberales, fueron desterrados; Juárez fue encarcelado y expatriado a La Habana y luego deportado a Nueva Orleans
donde, sin descuidar su actividad política, desempeñó diversos oficios para ganarse la vida.
En 1854 se promulgó el Plan de Ayutla. En el documento señalaba la destitución del dictador y la designación de un presidente interino que convocaría a
un Congreso Extraordinario, el cual tendría el carácter de Constituyente, para organizar al país de acuerdo a las necesidades y características de la Nación.
Juárez, Estadista y Patriota
Al promulgarse la Constitución el 5 de febrero de 1857. Se le nombró ministro de Gobernación y posteriormente fue elegido presidente de la Suprema Corte
de Justicia. Durante el gobierno del presidente Ignacio Comonfort, Félix Zuloaga, encabezó al grupo de conservadores y al clero que al ver afectados sus
intereses lanzan el Plan de Tacubaya donde se desconocía la Constitución de 1857, Comonfort quien estaba a cargo de la Presidencia decide unirse a los
conservadores, encarcelando a Juárez.
Comonfort que había desconocido la Carta Magna, luego del golpe de Zuloaga, liberó a Juárez y otros liberales, renunció a la presidencia y huyó a Estados
Unidos. De inmediato Juárez declaró el 19 de enero de 1858 en Guanajuato reconstituido el gobierno y que asumía el poder de acuerdo con lo dispuesto por
la Constitución, iniciándose la Guerra de Reforma o de Los Tres Años.
Durante el conflicto Juárez expidió las Leyes de Reforma, que declaraban la independencia del Estado respecto de la Iglesia, la ley sobre matrimonio civil
y sobre registro civil; la de panteones y cementerios, y el paso de los bienes de la Iglesia a la nación.
Al concluir la Guerra de Reforma con el triunfo de los liberales, fue electo constitucionalmente para continuar en la Presidencia el 15 de junio de 1861.
En 1862 suspendió los pagos de la deuda externa por dos años, ya que el país tenía una crisis financiera; lo que hizo que los franceses, ingleses y españoles
llegaran a México con el fin de cobrarse a la fuerza dicha deuda, este problema trajo consigo la intervención francesa en contra del gobierno mexicano,
y durante la cual la Batalla de Puebla del 5 de Mayo de 1862 el pueblo demostró su patriotismo encarnado por los liberales y don Benito Juárez en la defensa
de la soberanía y la república.
En 1864, los conservadores obtienen el apoyo de Napoleón III emperador de Francia, quien con el fin de extender el poder de esta, decide junto con aquellos
formar el Imperio Mexicano, importando a Maximiliano de Habsburgo para ocupar el trono.
Durante el llamado Imperio, el gobierno republicano encabezado por el presidente Juárez, se vio obligado a abandonar la ciudad de México y a emprender un
largo peregrinaje. Mediante un decreto del 8 de noviembre de 1865, Juárez prorrogó su mandato presidencial en atención a las difíciles circunstancias que
se vivían en el país.
En 1867 Maximiliano será derrotado en Querétaro por el ejército de Mariano Escobedo y las fuerzas combinadas de Porfirio Díaz, por lo que fue juzgado y
sentenciado a morir fusilado. Juárez regresó a la ciudad de México el 15 de julio de 1867, iniciando el periodo conocido como la República Restaurada.
En octubre de 1867 fue reelecto presidente de la República; se dedicó principalmente a organizar la situación económica del país, redujo el ejército, organizó
una reforma educativa, ordenó sofocar los alzamientos militares y enfrentó la división de los liberales. Se mostró respetuoso ante la organización de los
obreros y artesanos.
A pesar de todo, existían varios sectores en contra de su gobierno. Entre ellos Porfirio Díaz, que encabezó una rebelión en 1871. Juárez pasó sus últimos
meses intentando acabar con las distintas rebeliones. La noche del 18 de julio de 1872, repentinamente, en Palacio Nacional, donde entonces estaba la residencia
familiar de los presidentes, don Benito Juárez exhaló su último suspiro, rodeado de sus hijos y familiares y se encuentra sepultado en la ciudad de México
en el Panteón Nacional de San Fernando.
El Panteón Nacional de San Fernando
El Panteón Nacional de San Fernando, es conocido también como el Panteón de los Hombres Ilustres en cuyas más de 400 tumbas del siglo XIX se preservan los
restos de los liberales y conservadores que combatieron en la Independencia y la Reforma, así como durante las intervenciones de Estados Unidos y Francia.
En él se encuentran sepultados varios personajes de nuestra historia nacional, algunos de ellos irreconciliables en vida, pero irónicamente juntos en la
sepultura.
Comenzó a funcionar como tal en 1713, año en que se fundó el inicialmente para sepultar a los frailes, pero más tarde se comenzó a enterrar a personajes
de la aristocracia. En 1835 fue declarado cementerio común y público. En 1871 dejaron de hacerse inhumaciones en él. Consta de dos patios conocidos como
el Panteón chico y el Panteón grande.
El Panteón Nacional de San Fernando es considerado como uno de los principales monumentos públicos de México y se encuentra bajo resguardo de la Delegación
Cuauhtémoc, con acceso al público en general con visitas guiadas gratuitas.
El Panteón Nacional de San Fernando, está ubicado en Plaza de San Fernando sin número, entre el Eje 1 Poniente Guerrero y la calle de Héroes, colonia Guerrero,
a un costado de la Iglesia de San Fernando y a una cuadra del metro Hidalgo.
La tumba más sobresaliente del cementerio es sin duda la del Benemérito de las Américas, don Benito Juárez García, construida por Decreto del Presidente
Porfirio Díaz en estilo neoclásico, de mármol y cantera.
Otros sepulcros importantes son el de Francisco Zarco, colaborador cercano de Juárez, los presidentes José Joaquín de Herrera, Martín Carrera e Ignacio
Comonfort; los militares Vicente Guerrero (cuyos restos reposan actualmente en el Ángel de la Independencia), Ignacio Zaragoza (actualmente en Puebla),
Leandro Valle, Santiago Xicotencatl y Anastasio Parrodi.
Son dignas de mención las tumbas ahora vacías de Miguel Miramón y Tomás Mejía, fusilado en 1867 junto a Maximiliano de Habsburgo en el Cerro de las Campanas.
También se encuentra, extrañamente, una cripta vacía con el nombre de Isadora Duncan (1877-1927), la gran bailarina que muriera trágicamente en Europa,
tras que se enredara su bufanda en las llantas traseras del auto en que paseaba.