100 Años de Jean Paul Sartre

 

Por Raúl Espinosa Gamboa.

 

La Casa de la Cultura de Cancún, present´ó el martes 29 de junio a las 20 horas, en la terraza de su edificio central su tradicional Foro Al Aire Libre

de Poesía, Cultura y Canción un acto en donde se recordó el Centenario de Juan Paul Sarte.

 

Jean Paul Sartre nació en París el 21 de junio de 1905; huérfano a los pocos meses de nacido, vivió su infancia bajo la cuidado de sus abuelos. Estudió

en el Liceo Enrique IV, en la École Normale Supérieure de esa ciudad, en la Universidad de Friburgo, Suiza y en el Instituto Francés de Berlín graduándose

con distinción en 1928, estudiando además las filosofías existencialistas y fenomenológicas de Kierkegaard, Heidegger y Husserl.

 

Nuestro personaje francés fue filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político, es uno de los principales representantes del existencialismo. Expresó

gran parte de su doctrina en obras dramáticas y novelas que han alcanzado resonancia universal. Como filósofo reflexionó sobre la soledad, la angustia,

el fracaso, la muerte... Sostuvo que la existencia precede a la esencia, que el infierno son los otros y que el hombre es una pasión inútil.

 

Enseñó filosofía en varios liceos desde 1929 hasta el comienzo de la II Guerra Mundial, momento en que se incorporó al ejército. En su primera novela "La

náusea", de 1938 adoptó su principio básico de que la existencia precede a la esencia e igualmente en diversas narraciones cortas, en las que trató de

representar la trágica angustia de un alma consciente de hallarse condenado a ser libre.

 

Desde 1940 hasta 1941 fue prisionero de los alemanes; después de ser puesto en libertad, dio clases en Neuilly (Francia) y más tarde en París, y participó

en la Resistencia francesa. Las autoridades alemanas, desconocedoras de sus actividades secretas, permitieron la representación de su obra de teatro antiautoritaria

"Las moscas" (1943) y la publicación de su obra filosófica más importante "El ser y la nada" (1943).

 

Sartre dejó en 1945 la enseñanza en El Havre y en París "para consagrarse plenamente a liderar el movimiento existencialista", y fundó, con Simone de Beauvoir

entre otros, la revista política y literaria Les temps modernes, de la que fue editor jefe.

 

Se le consideró un socialista independiente activo y después de 1947 crítico tanto de la URSS como de los Estados Unidos en los años de la guerra fría.

En la mayoría de sus escritos de la década de 1950 están presentes cuestiones políticas incluidas sus denuncias sobre la actitud represora y violenta del

ejército francés en Argelia. Rechazó el Premio Nobel de Literatura de 1964 y explicó que si lo aceptaba comprometería su integridad como escritor. Las

obras filosóficas de Sartre conjugan la fenomenología del filósofo alemán Edmund Husserl, la metafísica de los filósofos alemanes Georg Wilhelm Friedrich

Hegel y Martin Heidegger, y la teoría social de Carlos Marx en una visión única llamada existencialismo. Este enfoque, que relaciona la teoría filosófica

con la vida, la literatura, la psicología y la acción política suscitó un amplio interés popular que hizo del existencialismo un movimiento mundial.

 

En su primera obra filosófica, "El ser y la nada" (1943) Sartre concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al rebelarse contra la autoridad

y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral tradicional o la fe religiosa. Al distinguir

entre la existencia humana y el mundo no humano, mantenía que la existencia de los hombres se caracteriza por la nada, es decir, por la capacidad para

negar y rebelarse. Su teoría del psicoanálisis existencial afirmaba la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones

y hacía del reconocimiento de una absoluta libertad de elección la condición necesaria de la auténtica existencia humana. Las obras de teatro y novelas

de Sartre expresan su creencia de que la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos

deben confiar en sus poderes creativos más que en la autoridad social o religiosa.

 

En su última obra filosófica "Crítica de la razón dialéctica" (1960), Sartre trasladó el énfasis puesto en la libertad existencialista y la subjetividad

por el determinismo social marxista. Sartre afirma que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande que produce la serialización,

lo que él interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista. El poder individual y la libertad sólo pueden recobrarse

a través de la acción revolucionaria colectiva. A pesar de su llamamiento a la actividad política desde ópticas marxistas, Sartre no se afilió al Partido

Comunista Francés, y su aproximación al partido comunista concluyó abruptamente tras la represión de Budapest; así conservó también la libertad para criticar

abiertamente las intervenciones militares soviéticas en Hungría (1956) y en Checoslovaquia (1968).

 

Otros textos de Sartre son las novelas "La Náusea" (1938) y la serie narrativa inacabada "Los caminos de la libertad", que comprenden "La edad de la razón"

(1945), "El aplazamiento" (1945) y "La muerte en el alma" (1949); una biografía del controvertido escritor francés Jean Genet, "San Genet, comediante y

mártir" (1952); las obras teatrales "A puerta cerrada" (1944), "La puta respetuosa" (1946) y "Los secuestradores de Altona" (1959); su autobiografía, "Las

palabras" (1964) y una biografía del autor francés Gustave Flaubert "El idiota de la familia" (3 volúmenes, 1971-1972) entre otros muchos títulos.

 

Jean Paul Sastre murió en París el 5 de abril de 1980. Algunos de sus críticos han dicho que quizás "se ha requerido de cuatro décadas y media para caer

en la cuenta de que a Sartre lo caracterizó un interés permanente en ‘pensar contra sí mismo’, es decir, según sus propias palabras, restregarse contra

todo lo que lo impugnaba y rebelarse contra aquello que había de ‘inculcado’ en él. Pensar contra uno mismo, diría Simone de Beauvoir, es muy fecundo,

pero a la larga arruina la salud, en su empeño por cuestionarse y ponerse en tela de juicio".

 

 

 

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