Poemas de Paco Maín.

 

 

Convicción.

 

Tal vez no pueda yo verte,

Ni entienda bien tus ideas,

Y aunque tú no lo creas,

Me esfuerzo por comprenderte,

Pues yo no soy diferente,

Aunque escucharte no pueda,

Más, con lo que aún me queda,

Soy persona por entero,

Lo aseguro y soy certero,

Sin que el orgullo me exceda.

 

Y mi dignidad no estriba,

En tener “cierta” estatura,

O en hablar con gran soltura,

Ni una silla circunscriba,

La razón que preconciba,

Que soy de poca importancia,

Ya sea adulto o en plena infancia,

Soy persona por derecho,

Y lucho, denlo por hecho,

Con tenaz perseverancia.

 

No soy discapacitado,

Porque soy capaz de amar,

De estudiar y trabajar,

Y hoy lo tengo demostrado,

Que con valor he logrado,

Expresar que soy persona,

Que sonríe y se apasiona,

Que a la familia agradece,

El apoyo que le ofrece,

Y su esfuerzo galardona.

 

Sólo pido comprensión,

Si pretendes ayudarme,

Pues puedes facilitarme,

El lograr mi inclusión,

Con alguna adecuación,

Que resulte razonable,

Ya que es indispensable,

Se derriben las barreras,

Para que no haya fronteras,

En un mundo que es deseable.

 

Y tenlo por entendido,

Que yo soy un triunfador,

Porque me sobra el valor,

En todo lo que he emprendido,

Y el mundo lo ha comprendido,

Que en el trabajo o la escuela,

En la pista o en la duela,

Me siento muy competente,

Pues yo no soy diferente,

Y mi coraje va que vuela.

 

Por eso altivo sostengo,

Que no hay discapacidad,

Que una gran tenacidad,

Como la que hoy yo tengo,

Y el arrojo que mantengo,

Al vivir en plenitud,

Me llenen de gratitud,

Con el Supremo Creador,

Por ser el diseñador,

De mi ser y mi virtud.

 

 

 

Al bastón blanco.

 

Hay un sable prodigioso,

Que empodera al que lo porta,

Con vaivén el aire corta,

Haciendo más venturoso,

Ya sea llano o pedregoso,

El andar por los senderos,

De quienes marchan certeros,

Con gallardía y convicción,

Causando la admiración,

En todos sus derroteros.

 

 

Sus usuarios son capaces,

Personas con distinción,

Que no pierden la ilusión,

Pues son valientes y audaces,

Y en la vida son tenaces,

Al continuar sus trayectos,

Como férreos arquitectos,

Que trazan bien su destino,

Y no truncan su camino,

En un sinfín de proyectos.

 

Es de metal muy ligero,

Con el alma de resorte,

Lo que le da gran soporte,

Al portarlo con esmero,

Con movimiento certero,

De muñeca en un vaivén,

Para detectar muy bien,

Objetos y desniveles,

Guiando así los pasos fieles,

De quien no le hace el desdén.

 

Es de un blanco muy vistoso,

Que en lo oscuro es reflejante,

Y su punta, que es rodante,

Está pintada de rojo,

Y para asirlo con arrojo,

Tiene esbelta empuñadura,

Que para ser más segura,

Y no llegarla a soltar,

Un lazo ha de rematar,

Su singular estructura.

 

Al viajar en un transporte,

Se le puede replegar,

Con tan solo estirar,

Ya que su alma de resorte,

Permitirá que se acorte,

En segmentos tubulares,

Y al doblar a estos tales,

Se le llevará velado,

Y en el momento adecuado,

Se desplegará a raudales.

 

Más para que sea eficiente,

Para el usuario en cuestión,

Se tomará su esternón,

Como medida excelente,

Prolongación evidente,

Del índice que lo porta,

En jornada larga o corta,

Con gallardía y elegancia,

Le guiará con gran prestancia,

Seguridad que conforta.

 

Y de este bastón singular,

Pueden ser sus empleadores,

Damas, niños y señores,

A quienes fiel ha de guiar,

En su diario deambular,

En la escuela o el trabajo,

De subida o cuesta abajo,

Les hará ser eficientes,

Para ser independientes,

Porque funciona a destajo.

 

Y para su uso correcto,

Hay técnicas para emplear,

Pues el suelo hay que rastrear,

Si es lizo o piso recto,

Alternarlo es lo perfecto,

De izquierda a derecha el diestro,

Y el zurdo en sentido opuesto,

La superficie barriendo,

Y al regresar describiendo,

Un arco en sentido inverso.

 

Más, si es terracería,

O terreno pedregoso,

Para usarlo es forzoso,

El toque que alternaría,

En arco de simetría,

Que le ayude a detectar,

El terreno irregular,

Con guijarros y maleza,

Que no detendrán su empresa,

Ni su firme caminar.

 

La sincronía es cuestión,

De alternar muy bien el paso,

Al contrario con el brazo,

Que porta este gran bastón,

Y para mayor protección,

El ángulo del vaivén,

Debe abarcar muy bien,

De los hombros la distancia,

Para andar con elegancia,

Y seguridad también.

 

Sin desairar invenciones,

De alta tecnología,

No existe analogía,

Ni tendrá comparaciones,

Pues para entrar en funciones,

No requiere batería,

Que su uso limitaría,

Ni del GPS depende,

Y su costo no sorprende,

A quien lo requeriría.

 

Cuando veas a un guerrero,

Esgrimiendo este bastón,

Que es mucho más que un blasón,

Ya sea dama o caballero,

No cruces por su sendero,

Porque puede suceder,

Que se le llegue a romper,

Su herramienta de combate,

Si entre tus pies se le abate,

Y esto sí que es de temer.

 

Así es el bastón blanco,

Este invento formidable,

Que es del todo indispensable,

Lo aseguro en tono franco,

Que es del ciego fiel potranco,

Al continuar con tesón,

Empuñando este bastón,

En su diaria autonomía,

Al andar con gallardía,

Con presteza y convicción.

 

Y conviene hacer mención,

Que tiene algunas variantes,

En sus colores radiantes,

Aunque también es cuestión,

De darles más difusión,

Para que la humanidad,

Actúe con sensibilidad,

Y sean también conocidos,

Los colores elegidos,

Por toda la sociedad.

 

Y a nivel de información,

En rojo y blanco alternados

Los bastones van pintados,

Si los usuarios en cuestión,

Carecen de la audición.

Por otra parte es prudente,

Que se entere bien la gente,

Que para la baja visión.

El verde oliva es distinción,

Hay que tenerlo presente.

 

Preciso aludir ahora,

Lo digo con modo atento,

Va mi reconocimiento,

Para la mente creadora,

Fecunda y libertadora,

Del portento de bordón,

Del que aquí se hace mención,

George A. Bonham, sí señor,

Fue el genial diseñador,

De este sin igual bastón.

 

La Asociación de Estudiantes,

O Trabajadores Ciegos,

Promotores andariegos,

Somos fieles practicantes,

Y también participantes,

Con los Débiles Visuales,

Y en Veracruz muy puntuales,

Celebramos el blasón,

De este blanco bastón,

Muy altivos y triunfales.

 

Ya con esta me retiro,

Pues mi bastón fiel me espera,

En la lucha venidera,

Por el mundo en el que giro,

Con mis pasos cual guajiro,

Emprenderé mi rondín,

Agradecido sin fin,

Por prestarme su atención,

Les dejo mi admiración,

Su amigo: Paco Maín.

 

 

 Autor: Luis Francisco de Jesús Maín Rodríguez. Xalapa, Veracruz, México.

lfdejmr@hotmail.com

                              

 

 

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